Alfonso Guillén Zelaya, el coahuilense que acompañó a Fidel Castro en 'El Granma'
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De origen hondureño, Guillén Zelaya nació en Torreón; a los 20 años fue el único mexicano y el más joven de los guerrilleros de Castro
Alfonso Zelaya Alger o Alfonso Guillén Celaya fue el único mexicano que partió de Tuxpan, Veracruz, en el yate "El Granma", junto con Fidel Castro, "El Ché" Guevara y los demás idealistas cubanos que con las armas en la mano se aprestaba a combatir la nefasta tiranía de Fulgencio Batista. A los 57 años murió en Chihuahua, durante una visita.
Alfonso Zelaya se codeó con los guerrilleros más osados de la época. Adoptó como nombre de batalla el de Guillén Zelaya, en honor a su tío, el poeta nacional de Honduras, Alfonso Guillén Zelaya.
El 9 de agosto de 1936 vio la luz del mundo en un campamento establecido en Torreón, Coahuila, donde su padre prestaba sus servicios como ingeniero a la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas. Este hombre era marxista y un exiliado político en su natal Honduras, donde había participado en la oposición revolucionaria en contra de los gobiernos que oprimían a las clases marginadas.
Cuando cumplió 14 años, Zelaya (como lo llamaban sus amigos) ingresó en las filas de la Juventud Socialista Mexicana. Entre tanto, su casa era frecuentada por latinoamericanos solidarios con las causas justas y, particularmente, comenzó por interesarse por los acontecimientos en Cuba bajo el régimen de Batista.
Etapa revolucionaria
El 9 de octubre de 1955, de paso por el bosque de Chapultepec, el joven mexicano se detuvo para escuchar con admiración el discurso que allí pronunciaba Fidel Castro, ante el grupo de compatriotas. De inmediato, Zelaya le manifestó a una amiga su deseo de colaborar con los compañeros del Movimiento 26 de julio. A finales de ese año hizo contacto con Héctor Aldama, y al día siguiente del encuentro fue citado para el campo de tiro Los Gamitos, donde Fidel y otros cubanos realizaban prácticas. Horas después le expresaba a Raúl Castro su disposición de incorporarse a los planes revolucionarios.
En su evaluación del campo de tiro consta: "Buen tirador. Excelente resistencia física, muy disciplinado. Algunas planchas y pasos dobles por sonrisas. Magnífico combatiente de primera línea y apto para mandar. Reacciona rápido ante cualquier situación".
La noche del 20 de junio, Fidel visita el grupo donde se encontraba Zelaya. En torno al sitio se produce un movimiento policial sospechoso y Fidel ordenó a Zelaya y a Ciro Redondo alejarse del lugar, Fidel es detenido y al día siguiente son también prisioneros del Servicio Secreto, Zelaya y Ciro.
Durante la detención el mexicano es amarrado, interrogado y torturado salvajemente hasta perder el conocimiento. No le arrancaron ni una sola confesión. En julio de 1956, durante la celebración del tercer aniversario del Asalto al Cuartel Moncada, en Veracruz, Zelaya escribe en un documento su irrevocable decisión de luchar por la libertad de Cuba.
El 25 de noviembre de ese mismo año, formó parte de los 82 expedicionarios que partieron desde Tuxpan en El Granma. El 2 de diciembre se produce el desembarco y se inicia una azarosa marcha a través de ciénagas, manglares y dientes de perro. Zelaya fue uno de los que más se mareó en el barco y no obstante le quedaron fuerzas para cargar en hombros a uno de los compañeros que por su baja estatura corrió peligro de ahogarse.
Después de Alegría de Pío y rumbo a la Sierra Maestra, cayó prisionero y Frank País le orientó que en el tribunal se abstuviera de hacer declaraciones para que consiguiera la deportación. Pero él remitió su declaración al pensamiento martiano que dice que todo hombre de honor y justicia pelea por la libertad dondequiera que la vea ofendida. Fue condenado a seis años de prisión en el Presidio Modelo (antes estuvo en la cárcel de Boniato).
Durante el tiempo que pasó en la cárcel recibió la visita de algunas compañeras del Frente Cívico de Mujeres Martianas. Con una de ellas, Anolan López, el torreonense se casó luego del Triunfo de la Revolución. Así, en Cuba Zelaya fundó su familia; ahí nació su única hija, Patricia, y sus dos nietos, Katia y Patricio.
A finales de 1957, por gestiones del Gobierno mexicano, recibió el indulto, pero no lo aceptó. De ahí que el gobierno de Batista lo deportara por indeseable, y provisionalmente lo trasladaron a la prisión del Castillo del Príncipe, de donde salió hacia México el 17 de diciembre de 1957.
A su llegada a México desarrolló actividades en la recaudación de fondos para el Movimiento 26 de julio y con tal motivo realizó funciones de mago en Honduras, Guatemala y El Salvador.
Después del Triunfo de la Revolución
El 2 de enero de 1959 regresó a Cuba y le otorgaron el grado de capitán del Ejército Rebelde, cuerpo armado donde desempeñó diferentes funciones. Sus primeros salarios los entregaba a muchachos limpiabotas de la calle, y otros niños necesitados. En 1963 colaboró con el Ché en proyectos del Ministerio de Industria y en 1967 pasó a asesorar al Ministerio de la Industria Ligera. Después ocupó cargos administrativos hasta que en 1979 comenzó a prestar servicios en el Instituto de Amistad con los Pueblos, del que fuera vicepresidente. En 1991 lo nombraron asesor de relaciones internacionales de tres instituciones del Ministerio de Educación. Ahí laboró hasta el día de su muerte.
Alfonso Guillén Zelaya Alger, no sólo cumplió las tareas que se le encomendaban, sino que con recursos propios construyó dos parques infantiles y durante giras por el exterior logró para los niños cubanos y en pleno período especial la donación de millones de lápices. Se caracterizó por ser un hombre modesto, optimista, austero, era el más joven de los expedicionarios del Granma, tenía 20 años de edad cuando desembarcó en Cuba.
Muerte
Murió en México el 22 de abril de 1994, cuando participaba en un evento como representante de Cuba. En tierra cubana, en el Cementerio de Colón fueron sepultados sus restos el 25 de abril de 1994.
Con información de ecured.cu