Catedral, un símbolo del catolicismo en AL

Nacional
/ 17 enero 2016

Este recinto religioso será el primer lugar el que visite el papa Francisco el próximo 13 de febrero; el 1°, fue Juan Pablo II en 1979

Ciudad de México. La Catedral de la Ciudad de México será el primer templo religioso al que llegue el papa Francisco el 13 de febrero en su visita en el País. Será el 2° Pontífice que entre a ese sitio, después de Juan Pablo II, quien acuñó ahí la frase: “México siempre fiel”, el 26 de enero de 1979. 

En ese santuario, símbolo del catolicismo de América Latina, Jorge Bergoglio se reunirá con obispos, donde hablará de los retos de la Iglesia Católica en la región, según la Arquidiócesis Primada de México.
 
Icono de la historia del País, esta Catedral ha sido escenario de hechos trascendentes, desde la concentración por la visita del papa Juan Pablo II, hasta expresiones de inconformidad con irrupciones por parte de simpatizantes de un excandidato presidencial, y actos intrépidos como el realizado por Bob White, “El Hombre Mosca”, quien escaló hasta la cima en 1922. 

La historia refiere que una de las campanas del templo golpeó accidentalmente al campanero, a quien mató, por lo cual fue castigada con el silencio. Sin embargo, fue perdonada en 2000, durante el Jubileo de la Encarnación. 

Se lee en la historia que en la Decena Trágica, en 1913, alumnos de la Escuela Militar de Aspirantes se apoderaron de las torres de la Catedral y otros edificios elevados para lanzar sus ataques al Palacio Nacional. 

“El significado de la Catedral para el mundo se interpreta como un sitio más que contiene un acervo en historia y arte. Para México es sumamente emblemática, es la primera catedral en América Latina y la primera donde se comenzó a evangelizar luego de la Conquista”, refieren los guías oficiales del lugar. 
“Su contenido cultural es invaluable, es un testimonio de arte y de fe. Por ejemplo, contiene obras de grandes pintores como Cristóbal de Villalpando, Esteban Murillo, Juan Correa y otras esculturas, que en conjunto representan dedicación a cada una de las capillas”, detallan. 

Recuerda que el primer arquitecto del inmueble fue Claudio Ariciniega y el último Manuel Tolsá. Se aprecia sencillez de arquitectura, fusión de diferentes corrientes y estilos. Se muestra todo un catálogo de arte, pintura y talla de retablos. 

El sitio de las criptas arzobispales es quizá el más cuidado, ubicado bajo el Altar de Reyes, que es el principal del templo, y que se comenzó a construir por encargo de Luis María Martínez en 1934 y concluyó en 1959. 

Ahí yacen los restos de quienes fueron los arzobispos primados de México, como el más reciente, Ernesto Corripio Ahumada, quien se encuentra en un lugar llamado “pudridero”, que es una cripta donde permanece hasta que su cuerpo pasa por el proceso natural durante varios años y luego se traslada a donde están los otros 40, como los de Fray Juan de Zumárraga, quien fue el 1° en la entonces Nueva España. 

En la zona prehispánica se encontró —en las excavaciones para las obras realizadas para evitar el hundimiento de la Catedral— un templo dedicado al “dios del sol”. 

Se aprecian en lo que fue una pirámide, los 4 puntos cardinales y el sol como centro del universo. Además del centro rojo de lo que fue el recinto ceremonial que estuvo alrededor cubierto por agua, así como símbolos de pluma de águila y otros círculos que representan puntos cardinales o barrios de la ciudad. 

LA HISTORIA 

Aunque no se descarta la posibilidad de que se haya celebrado alguna ceremonia especial, religiosa o civil, con la finalidad de conmemorar que se concluyó con la construcción de la Catedral, no se debe especular sin fundamento acerca de las causas por las cuales no quedó registrada aquella fecha, ya sea mediante alguna placa, escultura o algún documento oficial, señala información del inmueble. 

Esto se debe a que “se trató de una época demasiado álgida a causa de la Guerra de Independencia de Nueva España, que inició en 1810, y que creaba un clima de inestabilidad en la capital del virreinato”, comenta Carlos Villa Roiz, quien es integrante del Sistema de Información de la Arquidiócesis de México. 
Resalta que los trabajos del arquitecto español Manuel Tolsá fueron importantes, pero en cierto modo pasaron desapercibidos por la situación social en la que se encontraba el País. 

“Esta puede ser la razón por la cual no haya quedado formalmente registrada la fecha de conclusión de aquellos trabajos en la Catedral, en 1813”, señala. 

Explica que a pesar de la incertidumbre, un documento que forma parte del libro de Clavería —en el que se reportaban los gastos y las entradas de la Catedral de México y que se custodia en el Archivo del Cabildo de la Catedral— consta que Manuel Tolsá recibió su último pago por los trabajos que realizó en la cúpula del templo el 29 de diciembre de 1813. Tres años después falleció. 

Acerca de la Iglesia Mayor 

La historia de la Catedral Metropolitana tiene sus antecedentes en 1524, cuando Hernán Cortés ordenó edificar una Iglesia Mayor de la naciente ciudad novohispana, en la que se emplearon materiales de los basamentos piramidales indígenas que fueron demolidos. 

En el subsuelo de la catedral existen algunas gradas y balaustradas de los viejos santuarios mexicas, y se conservan algunas piedras labradas de aquellos tiempos. En el primer templo, cuyos cimientos aún se pueden apreciar en el atrio a través de ventanas especiales en el piso y no hacia la Plaza Mayor, fue aprovechado por Fray Juan de Zumárraga, primer obispo de México. 

La Iglesia Mayor fue convertida en catedral por Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico y por el papa Clemente VII, según la bula del 9 de septiembre de 1534. Fue nombrada Catedral Metropolitana por el papa Paulo III en 1547. 

En pocos años este templo resultó insuficiente y por ello, Felipe II ordenó que se derribara, lo que ocurrió en 1552. 

Para 1571 se comenzó una nueva construcción bajo el gobierno del cuarto virrey de Nueva España: Martín Enríquez de Almansa y Ulloa, y el inquisidor y luego arzobispo desde 1572, Pedro Moya de Contreras, vio los primeros trabajos. 

El proyecto incluye cinco naves y comienzan a construir Claudio de Arciniega y Juan de la Cuenca. Hasta la primera dedicación del templo, en 1657, se habían invertido un millón 759 mil pesos, que fueron cubiertos por los reyes Felipe II, Felipe III, Felipe IV y Carlos II de España. 

La Catedral fue una obra que se prolongó varios siglos, desde el XVI hasta el XIX, de modo que los proyectos iniciales se fueron modificando conforme a las necesidades que exigía el subsuelo sobre el que se levantaba, los recursos financieros y los estilos artísticos que se fueron sucediendo. 

Este edificio forma parte de las siete catedrales mexicanas del siglo XVI, al lado de la de Puebla, Oaxaca, Michoacán, Mérida, San Cristóbal y Guadalajara. 

Fueron varios los destacados arquitectos que participaron, como José Damián Ortiz de Castro, del siglo XVIII, quien aporta elementos de la fachada principal, así como de las torres a partir del segundo cuerpo, pero al lado de ellos se debe mencionar a artistas y artesanos que fueron dando personalidad a este templo. 

Los órganos, altares y capillas 

Los dos órganos son de tipo español barroco y miden 15 metros de altura por nueve de ancho y 2.80 metros de profundidad. El órgano que está al oriente lo construyó en España Jorge de Sesma y se entregó en 1695. 

El órgano poniente o “mexicano”, conocido como del Evangelio, lo hizo José Nazarre en 1736 y cuenta con 6 mil registros. 

Éste fue afinado y restaurado en 2009 por Gerhard Genzing, presidente de la Asociación Mundial de los Órganos, quien recuperó el sonido más cercano desde su inauguración, luego de que fuera afinado conforme a la armonía holandesa en la década de los 70. Ambos instrumentos resultaron dañados en el incendio de 1967. 

La Catedral cuenta con tres altares principales con retablos dorados de estilo churrigueresco: el de Los Reyes, el del Perdón y el altar mayor, donde se ofician las misas ordinarias, pero además, hay dos altares secundarios: el del Divino Salvador y el de la Virgen de Zapopan. 

En donde hoy es el altar mayor, se había instalado uno improvisado, donde ofició misa Juan Pablo II. Fue después cuando se construyó el altar de bronce. 

La Catedral cuenta con 14 capillas de distintos estilos y épocas, todas, ricas en obras de arte e historia. Estas son: la de San Felipe de Jesús, primer santo mexicano; la de Nuestra Señora de los Dolores; la del Señor del Buen Despacho; Nuestra Señora de la Soledad y San José. 

Además, San Cosme y San Damián; la de los Ángeles; Nuestra Señora de las Angustias de Granada; San Isidro Labrador; Inmaculada Concepción; Nuestra Señora de Guadalupe; Nuestra Señora de la Antigua; San Pedro y la del Santo Cristo y de las Reliquias, que atesora restos de santos.

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