Comparte saltillense casa fantasma con Procurador
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Tres vehículos a nombre de Luis Rayet aparecen enlistados en la misma zona de interés social donde se inscribió un Ferrari de Raúl Cervantes
El empresario saltillense Luis Rayet tiene registrados dos vehículos de lujo en el mismo domicilio “de papel” donde aparece enlistado un Ferrari a nombre del procurador general de la República, Raúl Cervantes; el coahuilense tendría inscrito un tercer auto en otra casa de la misma calle, según una investigación de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI).
Al menos 11 personas y dos empresas registraron 16 vehículos de lujo en la calle Paseo de la Lealtad, en Xochitepec, Morelos.
Los automotores tienen un valor comercial total de 56.8 millones de pesos. En contraste, las 44 viviendas que integran este complejo tendrían un costo total de 26.4 millones de pesos.
Cervantes y Rayet registraron sus vehículos en el número 46. Esta vivienda, que está deshabitada, fue utilizada para registrar cuatro vehículos: el Ferrari 458 Coupé, de Cervantes, y otros tres vehículos: un Audi RS5, un Alfa Romeo 8C Competizione y un Ford. Dos de ellos aparecen a nombre de Rayet. El saltillense tiene enlistado otro Ferrari en el número 38. Desde 2012, en Morelos se eliminó la tenencia vehicular.
Rayet ha sido investigado por autoridades estadounidenses ante la indagatoria abierta en contra del empresario Luis Carlos Castillo, señalado por lavado de dinero en EU.
El vínculo Coahuila
Además de compartir domicilio de papel con Rayet, Raúl Cervantes tiene un vínculo con Coahuila: su secretario particular es David Boone, cercano al exgobernador Humberto Moreira.
Asimismo comparte gusto por los autos Ferrari con otro exfuncionario coahuilense: Javier Villarreal.
En abril de 2012, a través de redes sociales se dio a conocer una fotografía de un Ferrari que circulaba por San Antonio, Texas, el cual –se dijo- pertenecía al extitular del Servicio de Administración Tributaria de Coahuila. En la fotografía, el automóvil de lujo portaba placas de Coahuila, las cuales –según una investigación de VANGUARDIA- eran de un Atos, propiedad de Anabel Torres, en ese entonces funcionaria estatal.