Kamala Harris mira a México para frenar migración a EU
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Kamala Harris, vicepresidenta de Estados Unidos, concluye su primera gira internacional con una visita a México y una reunión con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
La vicepresidenta estadounidense Kamala Harris concluirá su primera gira internacional con una visita a México y una reunión con el presidente Andrés Manuel López Obrador, un crucial pero complejo aliado en los esfuerzos del gobierno de Joe Biden por frenar el aumento de migración hacia la frontera de Estados Unidos.
Aunque López Obrador aseguró en una reunión virtual con Harris que Estados Unidos puede “contar con nosotros” para abordar la cuestión de la migración irregular, el presidente de México culpó en el pasado a Biden del aumento de las llegadas a la frontera. Y tenía una relación cordial con su predecesor, Donald Trump, pese a las duras políticas migratorias del expresidente.
A principios del mes pasado López Obrador acusó también a Estados Unidos de infringir la soberanía mexicana al dar dinero a organizaciones no gubernamentales que son críticas con su gobierno.
Pero Harris, en su misión de abordar las causas del aumento de inmigración desde los países del Triángulo Norte, Guatemala, El Salvador y Honduras, así como de México, ha intentado reforzar los lazos diplomáticos con López Obrador. Ha mantenido varias llamadas telefónicas y una reunión virtual bilateral con él. El martes habría indicios de si esos esfuerzos habían dado fruto para alguno de los dos países.
“Tenemos un acuerdo, un acuerdo duradero. Salvo por Canadá, somos nuestros vecinos más cercanos”, dijo Harris a la prensa el lunes por la noche. “Esa es la base de la conversación que tendré con él, es con ese espíritu de que debemos ser socios”.
La reunión se produce tras la visita de Harris a Guatemala, donde se reunió el lunes con el presidente Alejandro Giammattei. Coincidiendo con la reunión, el gobierno de Biden anunció nuevos compromisos en lucha contra el narcotráfico, el tráfico de personas y la corrupción, así como inversiones en desarrollo económico en el país. Pero no se esperaba que su encuentro con López Obrador el martes resultara en tantos anuncios concretos.
Los dos asistirán a la firma de un memorando de entendimiento que aumentará la cooperación entre los dos países en programas de desarrollo en Guatemala, El Salvador y Honduras. El equipo de Harris dice que hablarán de compartir vacunas, de la relación económica y de seguridad entre los dos países, así como de combatir las causas de la emigración desde otros países de la región.
Harris menciona con frecuencia la necesidad de mejorar las condiciones económicas de la población en la zona, para que no se sientan forzados a emprender el viaje hacia la frontera de Estados Unidos.
El enviado especial Ricardo Zúñiga, que viajó con Harris en la gira, indicó que el memorando de entendimiento supone un nuevo nivel de cooperación y es importante porque los dos países tienen “algunos de los mismos problemas” cuando se trata de la inmigración irregular.
“Es muy importante mostrar que Estados Unidos y México están colaborando y tratando de mejorar las condiciones sobre el terreno entre nuestros vecinos, por la importancia que tienen para nosotros otros países en América Central”, dijo a los periodistas que viajan con Harris.
La vicepresidenta también tenía previstos encuentros con mujeres empresarias y líderes sindicales en el país.
La visita se produce apenas unos días después de las elecciones intermedias en México, en las que el partido de López Obrador parecía encaminado a mantener su mayoría en la cámara baja del Congreso, aunque sin alcanzar la mayoría de dos tercios porque algunos votantes respaldaron a la debilitada oposición, según los resultados preliminares.
No se espera que Harris comente sobre los resultados electorales durante la reunión con el mandatario, aunque la violenta campaña, casi tres docenas de candidatos o aspirantes a candidatos fueron asesinados dentro de los esfuerzos de los cárteles de la droga por proteger sus intereses, pesaría en sus conversaciones.
La incapacidad del gobierno de mantener la seguridad en partes del país es de interés para Estados Unidos en lo que afecta a la inmigración, tanto por la gente desplazada por la violencia como por el impacto que tiene en una economía maltrecha que trata de recuperarse de la pandemia.
Aun así, aunque los asesores dicen que la corrupción fue un tema clave en su reunión con Giammattei, no estaba claro si Harris tocaría el tema con López Obrador.
El aumento de las llegadas a la frontera se ha convertido en uno de los principales desafíos para Biden en los primeros meses de su mandato. Los republicanos han destacado un tema que ven como favorable para su bando, ya que los sondeos sugieren que los estadounidenses respaldan menos la estrategia de Biden en inmigración que sus políticas económica y de lucha contra el COVID-19.
Han intentado convertir a Harris en el rostro de esa política migratoria, afirmando que ella y Biden ignoran el tema porque ninguno de los dos ha visitado aún la frontera sur de Estados Unidos. Harris dijo el lunes a los periodistas en Guatemala que se ha centrado en abordar las causas de la inmigración de una forma que produzca resultados “tangibles”, en lugar de “grandes gestos”.
Al margen del resultado de sus reuniones del martes, México seguirá siendo un socio clave para los esfuerzos de control de fronteras.
Los cruces ilegales han crecido de forma constante desde abril de 2020, después de que Trump empleara las competencias asociadas a la pandemia para negar a los migrantes la posibilidad de pedir asilo. La tendencia se ha acelerado más bajo el mandato de Biden, que derogó con rapidez muchas de las políticas fronterizas más duras de Trump, especialmente el programa que obligaba a los solicitantes de asilo a permanecer en México a la espera de sus citas judiciales en cortes estadounidenses de inmigración.
Poco después de asumir el cargo, Biden también eximió a los niños no acompañados del llamado Título 42, una política tomada de una poco conocida ley de salud pública de 1944 que permite a las autoridades negar la entrada al país para impedir la expansión de una enfermedad. México aceptó aceptar de vuelta a sus ciudadanos, así como a personas de Guatemala, Honduras y El Salvador a las que se aplicaba ese Título 42.
Las autoridades fronterizas de Estados Unidos encontraron a casi 19,000 niños no acompañados en marzo, la cifra más alta de la que se tiene registro. En total encontraron a 170,000 personas en la frontera en el mes de abril, el número más alto en más de 20 años, aunque los números no pueden compararse directamente porque las personas a las que se impide cruzar bajo las autoridades asociadas a la pandemia no sufren consecuencias legales, de modo que muchos cruzan varias veces.
El 36% de las personas a las que se encontró cruzando de forma ilegal en abril tenía nacionalidad mexicana, la comunidad más numerosa según los últimos datos mensuales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP por sus iniciales en inglés). Les seguían un 22% de hondureños y un 17% de guatemaltecos.
López Obrador también culpó a Biden en marzo por el aumento de llegadas a la frontera de Estados Unidos, señalando que el mandatario generó “expectativas” de que los migrantes recibirían un mejor trato mejor y sería más fácil cruzar la frontera.