Máynez, a consolidar su identidad y la de MC; planea mantenerse en la arena política

En una entrevista a finales de abril, la periodista Wendy Selene Pérez pregunta a Jorge Álvarez Máynez sobre los saldos positivos que obtendrá Movimiento Ciudadano de una contienda presidencial que está muy lejos de ganar. Con su respuesta, el candidato no solo anticipa escenarios para su partido, lo hace también para él. Se ganará, responde, identidad y presencia nacional. [el texto completo puede leerse en letraslibres.com].

Álvarez Máynez se hizo tardíamente de la candidatura presidencial, y ocurrió de la manera menos deseable, casi casi por descalificación. Antes que él se barajaron los nombres de Marcelo Ebrard, Enrique Alfaro y Samuel García. Ebrard fue más que nada un rumor, Alfaro dijo que no y García terminó por registrarse en noviembre, tan solo para claudicar tres semanas más tarde. La dirigencia de MC buscó a Patricia Mercado, y ella rechazó la propuesta.

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El destape de Álvarez Máynez fue, al menos, polémico. Lo hizo el propio Samuel García, junto con su esposa Mariana Rodríguez, quien es la candidata de MC a la presidencia municipal de Monterrey. Los tres subieron un video a redes sociales, mientras beben cerveza y botanean chicharrón.

Aunque menos conocido que el gobernador de Nuevo León, de quien es contemporáneo, Álvarez Máynez es, a decir de sus amigos, un político mucho más estructurado y de conocimientos profundos tanto de ciencia política como de filosofía. Las diferencias entre uno y otro son notables. El problema es que nadie lo conocía fuera de los circuitos del Congreso, donde coordinaba a la bancada legislativa de los naranjas.

Como primera diferencia con Samuel está la trayectoria política. Jorge Álvarez Máynez se construyó bajo una ideología de izquierda desde que cursaba la preparatoria y su padre dirigía el PRD en Zacatecas. Tuvo roces tempranos con figuras como Amalia García y el propio Andrés Manuel López Obrador, en cuya campaña de 2006 fue uno de sus promotores juveniles.

Felipe Ángeles Calderón, su padre, fue alcalde de Guadalupe, Zacatecas, entre 2001 y 2004, y es uno de los fundadores del Partido Comunista en la entidad. De ahí que cuando el actual presidente de la República emprendió su primera campaña, Álvarez Máynez fue un activo más que entusiasta. Se sentía conectado ideológicamente. Pero al paso del tiempo terminaría por decepcionarse de López Obrador.

En la recta final de las campañas, Luis Donaldo Colosio Riojas, uno de los cuadros emergentes más cuidados por MC, deslizó la idea de una declinación a favor de Xóchitl Gálvez. El virtual desconocido de comienzos de año acumulaba para mayo, según las principales casas encuestadoras, algo así como 7% de la intención del voto. En Zacatecas, Jalisco y Nuevo León, de hecho aventajaba a la candidata del PAN, PRI y PRD.

Álvarez Máynez es el tipo de persona que no se da por vencida, no importa si tiene todo en contra, dice Javier Guzmán, uno de sus amigos desde los tiempos del ITESO, la universidad jesuita de Guadalajara en donde estudió relaciones exteriores.

Guzmán cuenta una anécdota para ilustrar sus palabras: un partido de futbol, durante un verano de vacaciones, cuando ambos coincidieron en Zacatecas. Apostaron una carne asada. Para el segundo tiempo, el equipo de Máynez perdía por goliza, pero no se rajó.

“Para mí es una anécdota muy padre que haya dicho: No porque nos vayan goleando vamos a cambiar. Hay que darle hasta el final, ya luego nos haremos otro jueguito. Fue simplemente aleccionador”, dice Guzmán a 18 años de aquello. “Eso es parte de Jorge. Sin duda lo describe bastante bien”.

Lo más seguro es que Álvarez Máynez siga en la cancha política.