'Mi tío me violó, denuncié y no me creyeron', niñas abusadas en la Montaña de Guerrero exigen justicia
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Las pequeñas, quienes se atrevieron a denunciar y hacer virales sus casos en redes sociales, han escrito en cartulinas los abusos cometidos contra ellas en la Montaña de Guerrero
En redes sociales circula un reclamo de justicia de las niñas indígenas de la Montaña de Guerrero, quienes claman justicia tras sufrir abusos.
Las pequeñas, quienes se han atrevido a denunciar y hacer virales sus casos, han escrito en cartulinas de colores con plumón, los abusos cometidos contra ellas en la Montaña de Guerrero en donde denuncian que el Ministerio Público no les cree, les pide que lleguen a acuerdos y no se sanciona a sus violadores, quienes viven libres y sin cumplir ninguna condena.
“Me llamo Reina, tengo 8 años, mi maestro abusó de mí y cuando por fin hablé, dijeron que yo mentía. Dejé la escuela, él continua”, dice una de las denuncias.
En las imágenes difundidas se puede ver a las niñas cubiertas de la cara con sus rebozos, en el entorno verde y alejado de las grandes ciudades donde viven, y donde, según sus denuncias en redes sociales, la mano de la justicia no les llega, incluso, no impide que sean “vendidas” en una forma moderna de esclavitud.
“Me vendieron con un señor, me violó y embarazó, cuando escapé, la autoridad me regresó con él”, denuncia Petra.
Montaña de Guerrero con altos índices de marginación
La Montaña de Guerrero es una de las siete regiones que forman parte de la entidad localizada al sur de México. Se trata de una zona con altos índices de marginación donde si les va bien, las menores van a la primaria y si no, nunca aprenden a leer y escribir.
El abuso desde la infancia es algo “común” no penalizado y como las niñas lo relatan, sucede a todos los niveles desde el entorno familiar.
Julia de 15 años, por ejemplo, denuncia que su padre abusó de ella, pero su familia la obligó a perdonarlo, mientras Victoria de 14, debe buscar a escondidas un método de planificación para evitar quedar embarazada de su agresor, con quien dice, convive todos los días.
Las pequeñas niñas y adolescentes, quienes cumplen ser indígenas, vivir en la pobreza y ser mujeres, sufren de abusos sin que nadie interceda por ellas para hacerles justicia, aunque denuncien.
“Soy Martina tengo 13 años, mi tío me violó, denuncié y el MP (Ministerio Público) no me creyó”, señala otra menor.