Monsanto, Bayer y Syngenta buscan controlar alimentos en México y el mundo: académicos
Monsanto ha asegurado que los transgénicos son capaces de alimentar al mundo entero e impulsar la seguridad alimentaria. La realidad, es que después de más de 20 años de cultivos transgénicos y alrededor de 30 años de ensayos, 795 millones de personas en el mundo sufren hambre y el 98 por ciento de quienes viven con desnutrición se encuentran en países en desarrollo y cada 10 minutos muere un niño por esta causa, señaló Emmanuel González-Ortega, investigador en el Instituto de Ecología de la UNAM, durante el foro “El maíz en México: Amenazas y alternativas”
Por Ivette Lira para SinEmbargo
Ciudad de México.- A lo largo de los años, las empresas productoras de semillas transgénicas han intentado convencer al mundo entero de los múltiples beneficios que supuestamente poseen sus productos, sin embargo, la evidencia científica ha demostrado que son más los perjuicios tanto para el medio ambiente, como para la salud de los habitantes del planeta.
Durante el foro “El maíz en México: Amenazas y alternativas” celebrado esta mañana en el Museo Nacional de las Culturas en la capital del país, el doctor Emmanuel González-Ortega, investigador en el Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aseguró que el cultivo de organismos genéticamente modificados (OGM) en definitiva no son “la solución” a los problemas del mundo, como han hecho creer empresas como la trasnacional Monsanto.
De acuerdo con la organización internacional Greenpeace, un transgénico “es un ser vivo creado artificialmente con una técnica que permite insertar a una planta o a un animal genes de virus, bacterias, vegetales, animales e incluso de humanos” y ejemplifica que los biotecnólogos pueden tomar el gen de una bacteria e insertarla en el maíz para crear un organismo vivo nuevo, a fin de producir una sustancia insecticida o insertarle un gen para brindarle resistencia a herbicidas.
El investigador en la máxima casa de estudios destacó que las grandes empresas como Monsanto, Bayer, Syngenta, Pioneer y Dow Agroscience, son quienes se benefician de dichos cultivos, ya que, señala Greenpeace en su página oficial, al desarrollar los OGM “tratan de controlar los granos básicos que alimentan a la humanidad como maíz, soya, canola, algodón, sorgo, arroz y trigo”.
González-Ortega indicó que en 1983 se comenzó a trabajar en la primera planta genéticamente modificada. Para 1986 se liberó tabaco transgénico en Francia y Estados Unidos. Pero fue hasta 1994 cuando se comercializó el primer cultivo OGM en el país vecino del norte, conocido como Tomate Falvr-Savr.
Las promesas de los cultivos transgénicos, dijo el científico, fueron principalmente en el sentido de dotar de alimento a todo el planeta, en prevenir el cambio climático y en la seguridad para la salud y el cuidado del medio ambiente, no obstante, subrayó que dichos beneficios no se han demostrado, a diferencia de los daños que se han revelado en distintos estudios de la ciencia.
MONSANTO Y LA REALIDAD
La empresa Monsanto ha asegurado que los transgénicos son capaces de alimentar al mundo entero e impulsar la seguridad alimentaria.
La realidad, remarcó el académico, es que después de más de 20 años de cultivos transgénicos y alrededor de 30 años de ensayos, 795 millones de personas en el mundo sufren hambre y el 98 por ciento de quienes viven con desnutrición se encuentran en países en desarrollo y cada 10 minutos muere un niño por esta causa.
Monsanto se ha jactado de decir que los OGM previenen el cambio climático: “Ofrecen soluciones generadas por el cambio climático mundial y por la necesidad de cultivos que usen agua eficientemente y soporten plagas”.
No obstante, González cuestionó: “¿Dónde están los cultivos tolerantes a sequía, sanidad y uso eficiente del agua? En Estados Unidos, Argentina y Brasil”. Dichos cultivos, “aceleran el cambio climático como lo han demostrado diversos artículos científicos”, agregó.
La misma trasnacional ha presumido que los transgénicos son seguros para los humanos y para el medio ambiente. “No ha habido un solo caso documentado de que los OGM sean riesgosos para los humanos y el medio ambiente”, ha asegurado Monsanto.
Sin embargo, González recordó que distintos reportes han demostrado la inestabilidad y los efectos de la inserción de transgenes en la planta, uno de ellos en 1993, antes de la primera liberación comercial.
En 2015, comentó se destapó que los “cultivos estrella” de Monsanto, denominados LK603, son tolerantes al glifosato (considerado cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud) y produce tóxicos.
Asimismo, acusó que los cultivos han provocado la muerte masiva de abejas en comunidades de apicultores de Campeche después del asperjado de herbicidas cerca de las colmenas.
Y destacó que además ocasionan daños potenciales a la salud humana por exposición a proteínas transgénicas y herbicidas. Informó que a partir de la liberación de OGM se ha disparado el aumento de enfermedades como cáncer, obesidad, autismo y diabetes.