Polarización impulsada por AMLO le está pasando factura, observa Federico Berrueto
De acuerdo con el politólogo, hay un agotamiento de la polarización que está afectando a todos, incluso al Presidente que la promueve y la utiliza como recurso de gobierno
La polarización usada por el presidente Andrés Manuel López Obrador está cobrando elevadas facturas, incluso a él mismo y a su gobierno, señala el columnista y politólogo Federico Berrueto.
“López Obrador utilizó el enojo social para ganar el poder y, posteriormente, para hacer de su proyecto político una expresión hegemónica, avasallante de la pluralidad y de desdén a la legalidad”, recuerda el articulista.
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Ahora, frente al contexto electoral, la polarización que alentó −con un fin político− para sumarla al descontento que ya existía no le da para acrecentar su base social y menos le garantiza un resultado como el obtenido en el 2018, año en que arrasó en esas elecciones.
“La propaganda y el maniqueísmo dan para mantener una base social de adherentes, no para acrecentarla y tampoco garantizan que el resultado electoral se proyecte como ocurrió en la elección de 2018”, refiere Federico Berrueto.
Para el analista político, el agotamiento de la polarización también está asociado con el ciclo sexenal, la agenda del gobierno, así como la llegada de un mayor pluralismo parlamentario y en gobiernos locales.
Berrueto explica que Morena ayudó (primero) a AMLO a mantenerse en la elección presidencial y (luego) a “cohesionar a la coalición gobernante en torno al presidente”.
El problema, observa el politólogo, es que Morena como partido no se institucionalizó y por ello habrá división y la fragmentación una vez que el tabasqueño termine su sexenio.
“La cuestión es que él se va y Morena no se institucionalizó; por lo mismo, sobre el partido se cierne la división y la fragmentación una vez que concluya su encargo”, refiere.
AMLO usó el desencanto, creado por el régimen que le antecedió y causado por la exclusión, para sumar simpatizantes a su proyecto y ganar poder hasta las elecciones en las que arrasó.
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Pero la polarización impulsada por el Presidente no terminó ahí, sino que creció cuando llegó a Palacio Nacional, desde donde cada mañanera lanza un discurso para dividir y ataca a quienes considera sus enemigos.
López Obrador arremete por igual contra políticos opositores, órganos independientes, como el INE, periodistas y medios de comunicación, así como contra poderes que ejercen como contrapeso, como el Poder Judicial.
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Es precisamente a ese poder al que últimamente ha tenido en la mira amagando con una reforma, que no ha pasado del discurso porque asegura debe venir desde adentro. En especial, el ataque lo mantiene contra la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, quien ha optado por no caer en la confrontación.
AGENDA GUBERNAMENTAL
El agotamiento de la polarización también pasa por la nueva agenda del gobierno en temas como: cambios urgentes en materia migratoria, una reforma hacendaria, un cambio de estrategia en el combate al crimen organizado, así como una economía más incluyente.
Entre otras consecuencias de la polarización, añade Berrueto, se encuentra el plan de continuidad presidencial de López Obrador, para el que no hay posibilidad.
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“El poder Presidencial es indivisible, es institucional y no admite cesión de autoridad. Por ello un problema para el nuevo gobierno, especialmente si gana Morena la elección, será qué hacer con el expresidente”, explica el analista.
