Sacerdote logra la tregua entre Ardillos y Tlacos, aunque no sabe por cuánto tiempo

Noticias
/ 20 febrero 2024

La actividad se reactivó el miércoles 14 de febrero, cuando la mayoría de taxis y colectivos volvieron a trabajar

A principios de febrero la capital de Guerrero estuvo 10 días paralizada. Siete choferes de transporte público fueron asesinados y cinco unidades resultaron quemadas. Las clases se suspendieron y los negocios cerraron.

La actividad se reactivó el miércoles 14 de febrero, cuando la mayoría de taxis y colectivos volvieron a trabajar, algunos comercios reabrieron y la ciudad recuperó algo de su cotidianidad.

TE PUEDE INTERESAR: Por no pagar extorsiones al crimen organizado, iglesias de Chiapas se ven obligadas a cerrar

Desde entonces no se ha registrado ningún hecho de violencia. ¿Qué ocurrió para que volviera la tranquilidad a Chilpancingo?

El sacerdote José Filiberto Velázquez Florencio, director del Centro de Defensa de los Derechos de las Víctimas de la Violencia, asegura que fue el artífice de una tregua entre las organizaciones criminales “Los Ardillos” y “Los Tlacos”.

Aclara que ambos grupos aceptaron firmar la tregua para proteger sus propios negocios.

El 13 de febrero se concretó la tregua. El líder de “Los Ardillos”, Celso Ortega Jiménez, y el de “Los Tlacos”, Onésimo Marquina Chapa, hablaron por teléfono.

El sacerdote Filiberto explica que él facilitó la llamada, intercambió los números telefónicos.

Dice que desde hace dos semanas comenzó a sondear si era posible realizar un encuentro entre ambos líderes criminales.

“No sé si un ángel o un diablo me sopló en el oído: ‘ya conoces a los dos que están en conflicto, ¿por qué no los reconcilias?’, cuenta el sacerdote.

“Esta tregua presenta un precedente y ‘La Familia Michoacana’ y ‘Los Tlacos’ también pueden llegar a acuerdos. La duración va a depender de que dejen de arreglar sus asuntos con las armas, poniéndose de acuerdo y no necesariamente utilizando la violencia. Lo que nosotros estamos haciendo es desarmar el conflicto.

El padre Velázquez Florencio reconoce que para llegar a la paz falta mucho, pero hay alternativas, como el desarme de estos grupos y reincorporarlos a la actividad económica lícita, pero eso no es fácil.

COMENTARIOS

Selección de los editores