Como el jocoque

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Cierto sujeto fue al consultorio de un doctor. Se quejaba de un constante dolor de cabeza. "¿Bebe usted?" -le preguntó el médico. "¡Beber! -exclamó con vehemencia el individuo-. ¡Me ofende usted, doctor! Jamás tomo una gota. Soy temperante, abstemio, medido y ponderado". Inquiere el facultativo: "¿Lleva una vida sexual desordenada?". "¿Vida sexual desordenada?" -se indigna el tipo-. ¡Me ofende usted, doctor! Soy continente, como Europa. Practico la castidad, la pureza, la honestidad, la abstinencia y el pudor". Vacila el galeno, y luego arriesga otra pregunta: Dígame entonces: ¿se desvela en juegos de azar con los amigos?". "¿Juegos de azar? -prorrumpe el visitante-. ¡Me ofende usted doctor" Eso es cosa para truhanes o tahures, y yo soy hombre honrado, recatado, virtuoso y con decoro". "Muy bien -determina el médico. Creo haber dado ya con el origen de su dolor de cabeza". "¿Cuál es, doctor?" -pregunta, ansioso, el hombre. Responde el facultativo: "Seguramente le aprieta la aureola de santo que trae en la cabeza"...
Decía una muchacha hablando de otra: "Rosibel es la chica más popular del pueblo. La mitad de los hombres quieren hacerle el amor, y la otra mitad ya se lo han hecho"...
Eran los tiempos del Salvaje Oeste. Un predicador se perdió en el vasto desierto de Arizona. Fenecía ya de hambre y sed cuando vio venir a un cowboy en su caballo. "Praise the Lord! -clamó el predicador-. ¡Qué gusto verte, hermano! ¡Estaba perdido!". Pregunta el hombre: "¿Hay alguna recompensa para quien lo encuentre?". "No, hermano" -contesta desconcertado el reverendo. Le dice el vaquero al tiempo que espoleaba a su cabalgadura: "Entonces, mister, sigue usted perdido"...
Antes el PAN ponía un examen a quienes aspiraban a formar parte de sus filas. La prueba se aplicaba después de un curso que duraba semanas, y aun meses. El escolapio debía aprender de memoria los principios del partido; conocer en sus detalles la biografía de Gómez Morín; recitar la historia de Acción Nacional; hablar de su fundación y de su actual fundición; exponer las principales tesis de sus dirigentes, desde el propio don Manuel hasta Cesarito Nava. Ahora, en cambio, los panistas se hacen como el jocoque: de la noche a la mañana. Algunos de sus actuales candidatos a gobernador se acostaron descartados del PRI y se levantaron abanderados del PAN. Signos son éstos de los actuales tiempos, en que las ideas y los valores son un molesto estorbo que impide avanzar en la política. Se me dirá que siempre ha sido así. Responderé que no, y evocaré los días en que el PAN era llamado "el partido de la gente decente", y cuando aun sus más enconados enemigos reconocían la acrisolada integridad de los panistas, hasta el punto en que pertencer a Acción Nacional era garantía segura de honestidad personal. Si don Manuel Gómez Morín viviera hoy, de seguro se revolvería en su tumba... Le pregunta el encuestador a don Algón: "¿Cuántos empleados hay en su empresa, divididos por sexo?". Replica él: "En mi empresa el sexo no divide a los empleados. Más bien los une"...
Un individuo vio en la puerta del templo el letrero "Iglesia del Amor Fraternal". Le preguntó al ministro: "¿Nada más de ése tienen?"...
Llegó un adolescente a la farmacia del barrio, y le pidió al encargado: "Déme un condón". El farmacéutico le entregó uno. Revisa el muchachillo la envoltura, y le devuelve el preservativo al hombre. Le dice: "Deme uno de tamaño más grande. Es para mí, no para mi papá"... FIN.