Con un agradecimiento a los narcos y criminales

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"El narcotráfico y el crimen organizado consiguieron lo que no pudieron lograr los movimientos guerrilleros, los conflictos políticos y los grandes disturbios de la segunda mitad del siglo XX", escribió el sábado Juan Gabriel Valencia. "Las fuerzas armadas pudieron obligar al Ejecutivo federal a tomar decisiones y a que el Poder Legislativo incurriera en los costos históricos de una legislación cuyos beneficios están aún en la entraña del tiempo".
Parece que así será. Manlio Fabio Beltrones, líder de los senadores del PRI, confirmó ayer que en la semana "aprobaremos la reforma a la Ley de Seguridad Nacional". De no ocurrir algo extraordinario, el Congreso le entregará al Ejército Mexicano la reforma solicitada de palabra en febrero de 2009. El Ejército fue claro de principio a fin. Pidió un marco legal que le diera garantías en la lucha contra los criminales, y una definición renovada de los conceptos de seguridad nacional, riesgo, amenaza, seguridad interior y defensa exterior.
Más allá de que en septiembre deberán discutir a cambio el fuero militar, el alto mando estaría satisfecho con el dictamen aprobado el jueves en comisiones del Senado, cuyo espíritu Beltrones sintetiza así: "Permitirá replantear la estrategia de combate al crimen organizado sobre la base del respeto a los derechos humanos y la seguridad jurídica para las fuerzas armadas".
Quedan en el aire varias preguntas sobre cómo se terminarán dirimiendo los puntos más polémicos. Pero por lo pronto parece que la generación del no dotará por fin al país de un instrumento de gran valor jurídico, político, social, cultural.
Y eso, coincido con Juan Gabriel, habrá sido posible gracias a la brutalidad de los Zetas et al.