Descubrí que mi esposo ve y guarda pornografía en su computadora.

Opinión
/ 2 octubre 2015

QUERIDA ANA:

Cuando dos amigas me dijeron que sus esposos veían pornografía por internet, yo interiormente me reí, porque estaba segura de que a mi esposo no le interesaba eso. Pero hace cosa de dos meses se descompuso mi computadora y usé la de él y me llevé la sorpresa de ver cuánta pornografía había guardado en sus carpetas. Lo que es peor, había bajado perfiles de mujeres disponibles y se registró en un servicio como "casado pero buscando".

Ana, tenemos dos hijas pequeñas, ellas ni siquiera sabrían cómo entrar a ver esas cosas que ve su papá, pero me horrorizaron esas fantasías sexuales de mi marido hasta por mis hijas. Cuando lo confronté, inmediatamente se disculpó y borró todas las carpetas censurables. También aceptó ver a una terapeuta de la que habíamos escuchado en alguna ocasión.

Sin embargo, cuando la terapeuta pidió verme, descubrí que él no le había dicho nada acerca de la pornografía. Le había dicho solamente que estaba "deprimido". Pero Ana, cuando yo me deprimo tomo una taza de chocolate. No arriesgo mis valores morales ni expongo mi matrimonio. No le dije nada a la terapeuta acerca de las fantasías de mi marido porque pensé que a mí no me tocaba decírselo. Sin embargo, estoy confundida por su comportamiento y no estoy segura si debo seguir al lado de mi esposo. Pensaba que él y yo teníamos valores similares, pero ya no confío en mis instintos.
Por favor dígame qué hago. Le doy las gracias anticipadas por ello.

FANTASIAS

QUERIDA FANTASIAS:

Algunas fantasías siguen siendo fantasías siempre. Nunca se llevan a cabo. Sin embargo, hace bien en ser precavida.

Es un punto bueno para su esposo que esté viendo a la terapeuta, pero al omitir parte importante del problema, no está ayudando mucho a su matrimonio.

Le sugiero que solicite terapia unida para que la terapeuta esté en posibilidad de escuchar ambos lados de la historia.

ANA

QUERIDA ANA:

Trabajo en una biblioteca pública que no es muy grande, pero que tiene muchos libros para niños y también los niños pueden usar las computadoras. Estoy perdiendo la paciencia por una situación muy especial. No me voy a quejar del desorden que muchos hacen, de los gritos y carreras, es de otra cosa.

Algunos padres que desde luego jamás pensarían en dejar a sus niños de siete u ocho años solos en un centro comercial o en un super mercado, llevan a sus niños a la biblioteca y se ponen a leer y dejan a sus niños libres por todo el edificio sin ninguna supervisión, y hasta los han dejado solos mientras ellos o ellas van de compras o hacen alguna diligencia.

A esos padres descuidados quisiera gritarles ¡La biblioteca pública no es un lugar seguro para dejar a sus hijos solos! Las bibliotecas son edificios públicos y cualquier persona puede entrar. Pueden entrar secuestradores, maniáticos sexuales, o molestadores. Y usted sabe que en estos tiempos hay más de esas gentes de lo que podemos imaginar y desear.

Los niños pueden ser víctimas fáciles de todas esas personas y los padres tranquilamente se salen y los dejan. ¡Qué bárbaros!

Nosotros los bibliotecarios tenemos mucho trabajo que hacer, y es un trabajo tan absorbente que nos puede hacer que no nos fijemos en lo que pasa a nuestro alrededor, por eso puede suceder que no nos demos cuenta de que un niño puede ser molestado o secuestrado. No somos niñeras o niñeros y aunque nos preocupemos profundamente por la seguridad de los niños, pueden suceder desgracias.

Gracias Ana por ayudarme a divulgar este mensaje. Su columna es muy leída y sé que llegará a mucha gente.

BIBLIOTECARIA PREOCUPADA

QUERIDA BIBLIOTECARIA PREOCUPADA:

Con gusto paso su importante mensaje. Y me parece tan difícil imaginar a padres tan irresponsables que lleven a un niño a un lugar público y lo dejen solo. Y habiendo dicho eso, si yo fuera la Bibliotecaria Preocupada, me pondría en contacto con la policía local para informarles que un niño ha sido abandonado en la biblioteca pública. ¿Le parece buena idea?

ANA

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