Camisas blancas, manos coloradas
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Ramón Zorrilla Palacios
En cuestión de días -si no es que de horas-, el Procurador del Estado de México, Alberto Bazbaz Sacal, va a ser cesado. Lo corren no por su aparente ineptitud para resolver el homicidio de la niña Paulette Gebara Farah, sino porque se le desmoronó el muro que mantendría lejos del caso a su jefe.
El Gobernador mexiquense, Enrique Peña Nieto, es primo segundo de Alfredo del Mazo Maza, actual alcalde de Huixquilucan. Ambos son hijos de los primos y ex mandatarios estatales Enrique Peña del Mazo y Alfredo del Mazo González. Éste último incluso aspiró a la Presidencia en 1987.
Antes de ser presidente municipal, Del Mazo Maza ocupó la cartera de Turismo en el Gobierno del Estado, nombrado por su consanguíneo a pesar de que violaba la Ley de Responsabilidades para los Servidores Públicos, vigente en esa entidad, la cual prohíbe nombrar a parientes hasta el cuarto grado.
En el 2002, el primo fue objeto de una investigación tras recibir, en el 2000, una beca por 257 mil pesos de Petróleos Mexicanos para estudiar en Harvard sin contar con el perfil profesional para ello, y tampoco con la antigüedad requerida. La PGR integró la averiguación 09/DAFMJ/2002.
En un exclusivo sector de Huixquilucan vivía Paulette con sus padres y su hermana Lisette. A Arlette Farah, una de las tías de la menor fallecida, se le liga sentimentalmente con Del Mazo Maza, a quien en la capital, Toluca, se daba como seguro candidato a gobernador, el año entrante. Ahora tal vez ya no le vean futuro sus paisanos.
Quienes han seguido de cerca este truculento suceso han ido de pasmo en pasmo a causa de las aparentes pifias de Bazbaz, quien por momentos da la impresión de que sufre un serio retraso mental por la incoherencia con que se ha conducido. No existe, sin embargo, tal incapacidad; al contrario, el funcionario es muy inteligente, pero tan abyectamente institucional que las cosas se le salieron de control.
Ir de una teoría descabellada a otra más descabellada, cumplió el objetivo de confundir a la opinión pública para llegar sin mayores sobresaltos a la de la muerte accidental. De esta manera se le evitaría a los padres pisar la cárcel -¿favor al primo Alfredo?-, y el jefe Enrique quedaría a salvo para que continuara con su precampaña presidencial.
Con lo que no contaban los involucrados era con la presión social, manifestada en un incesante ir y venir de información a través de todas las vías cibernéticas. Esto hizo posible conocer que un pijama de Paulette apareció doblada en su cama, y días después vestía esa misma ropa cuando la encontraron muerta, y que Alfredo del Mazo Maza era "novio" de Arlette Farah, entre otras cosas.
A pesar de que todas las evidencias apuntaban (y apuntan) a los padres de la niña, y que Bazbaz lejos de retenerlos les levantó el arraigo, el mismo día del funeral el gobernador Peña Nieto salió en defensa de su procurador; pidió no caer en especulaciones y esperar el dictamen de los estudios científicos, mismos que son atendidos por la dependencia y el FBI.
La suerte del fiscal mexiquense cambio radicalmente cuando uno de los tantos voceros de Peña Nieto, el conductor de Televisa Joaquín López Dóriga, lo ridiculizó al hablar de sus inconsistencias en el manejo del caso Paulette. Ahí quedó sellado el destino de Bazbaz, por lo que es probable que a la brevedad posible se dé a conocer su fulminante despido.
Sin embargo, ni la destitución del procurador ni un posible carpetazo a este caso va a revertir el daño a las aspiraciones de Enrique Peña Nieto. De hecho, los cuestionamientos a su feneciente gobierno apenas comienzan, y su primo Alfredo les cayó del cielo a los partidos de oposición al Revolucionario Institucional.
Y si a eso se le añaden hechos como los de la violencia policiaca en San Salvador Atenco, el intento fallido de imponer un desarrollo turístico en Teotihuacan y la misteriosa muerte de la ex primera dama, Mónica Pretellini, la candidatura presidencial de Peña Nieto ya no se ve de mero trámite al interior del tricolor, y tampoco la nominación del primo en la gubernatura choricera.
Tal vez la verdad nunca llegue a conocerse, pero no es tan complicado ver que en los entretelones de la muerte de Paulette hay favoritismo político y un descuidado interés por salvaguardar la reputación del gobernador Peña Nieto. Para el grueso de los mexicanos el o los asesinos de la niña no son ajenos a ella.
Dice el dicho -y dice bien- que peca igual el que mata la vaca, como el que le agarra la pata. Si los panistas usan camisas azules y tienen las manos negras, a los priístas mexiquenses los pueden acusar de usar camisas blancas y tener las manos coloradas (de la sangre de Paulette).