Jaime Zapata y Disneylandia

Opinión
/ 2 octubre 2015

Janet Napolitano, Secretaria de Seguridad Interna de Estados Unidos, afirmó la semana pasada que el gobierno de su país se encontraba "triste y ultrajado" por el asesinato de su agente Jaime Zapata. A reserva de entrar a fondo en el tema, bien valdría la pena comparar los sentimientos que invaden el alma de la señora Napolitano con la "tristeza" que deben haber experimentado los 28 millones de iraquíes que fueron bombardeados por la temida Air Force a pesar de las incontestables evidencias de que en Iraq no existían bombas nucleares ni químicas. Lo anterior para ya ni hablar de la "tristeza" que deben seguir experimentando los 32 millones de afganos que siguen padeciendo la invasión de EU. Si Napolitano quisiera que siguiéramos hablando de "tristeza" bien podríamos preguntarle a las familias de 5 millones de vietnamitas asesinados durante una "guerra" injusta y arbitraria en la que no se deben olvidar los catastróficos daños ambientales. Aduce que el gobierno de EU se encuentra "ultrajado" sin tomar en cuenta los ultrajes que comete a diario la "migra" en contra de mexicanos que cruzan la frontera en busca de un bienestar que lamentablemente no les podemos proporcionar. ¿Napolitano no se siente ultrajada por los asesinatos de su patrulla fronteriza contra los mexicanos? Si a cada compatriota que masacra dicha patrulla lo enterráramos los mexicanos con honores de héroe, como a Zapata, pasaríamos la vida en ceremonias luctuosas.
Cuando el gobierno de EU interna agentes en México para ayudarnos a combatir el narcotráfico, lo cual en un principio podría entenderse como un atentado en contra de nuestra soberanía, debe comprender que están entrando en un infierno provocado por una mayoría aplastante de consumidores de narcóticos en los Estados Unidos, sólo que éstos últimos viven en el Nirvana mientras inhalan cocaína o se inyectan heroína, en tanto que en México padecemos todas las consecuencias de los vicios de los yanquis, como la muerte de soldados, de policías, de agentes secretos, de la población civil, así como la destrucción y el abandono de pueblos y ciudades sin olvidar el daño que ocasiona el narcotráfico a la inversión extranjera, al comercio, al turismo, a la industria y a la economía en general. Mientras los yanquis se enervan y huyen de este mundo oliendo o inyectándose sustancias tóxicas, nosotros aquí, nos hundimos en el infierno, en buena parte por culpa suya.
¿Qué esperaba Jaime Zapata cuando se le acreditó como agente de servicios migratorios y aduanales? ¿Esperaba pasar unos días felices en Disneylandia cuando todo el poder del Estado mexicano no ha podido controlar los cárteles de las drogas ni los pavorosos crímenes que a diario se cometen en nuestro país? Zapata vino a enfrentarse con carniceros, con asesinos de la peor ralea, con despiadados sicarios, verdaderos detritus humanos, auténticas ratas vomitivas que no conocen la piedad ni temen absolutamente a nada. ¿Esperaba acaso encontrarse con Mickey Mouse? Zapata se inmiscuyó en una guerra sin cuartel ante lo cual Napolitano declaró: "Si nos matan gente y trasladan la violencia de este lado no nos vamos a quedar cruzados de brazos". Pero si los narcotraficantes mexicanos atacaron a agentes norteamericanos en territorio nacional, es decir, la violencia no se está trasladando a Estados Unidos, por un lado, pero por el otro, ¿qué quiere decir con aquello de que "no nos vamos a quedar cruzados de brazos? ¿Insinúa Napolitano otra intervención armada estadounidense como la de 1846 o la de 1914? ¿Se referirá al objetivo encubierto de Estados Unidos orientado a permitir la introducción de su ejército en territorio nacional para apoderarse de nuestros pozos petroleros, tal cual hicieron en Kuwait y en Iraq? ¿No es un pretexto genial el del narcotráfico para provocar una invasión a gran escala con ese propósito? En México mueren a diario heroicos soldados, distinguidos marinos y policías patriotas convencidos de la necesidad de luchar en contra de los cárteles de maleantes y, sin embargo, siendo igualmente vidas humanas no se lucra políticamente con el desquiciamiento que EU provoca al ser México un gigantesco puente para pasar narcóticos al otro lado de la frontera.
Deseará Obama que México le asigne protección a cada agente de la DEA, de la CIA, del FBI o del ICE, internados en nuestro país, además del personal de la embajada y consulados o sea, una brigada de 5 soldados y 5 marinos por diplomático o agente camuflado cuando ni siquiera nosotros podemos aplastar a estos rufianes, envenenadores de nuestra sociedad? ¿Por qué Obama no piensa que las armas con las que mataron a Zapata, de alto poder, se pueden adquirir impunemente en cualquier "mall" de los Estados Unidos y, sin embargo, nadie limita esta terrible realidad. Tal vez lo mejor sería, dado que Obama redujo el presupuesto del plan Mérida, que se crearan corredores por los que los capos pudieran introducir libremente los narcóticos a EU a cambio de recuperar la paz y el crecimiento en nuestro país, para que Obama se las entienda con estos hampones en su frontera o en el interior del país sin que nosotros tengamos que hacer las veces de filtro. Allá ellos con sus consumidores. Lo anterior no me produce ninguna "tristeza".
    

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