Diario de un nihilista

Opinión
/ 2 octubre 2015

"Nadie me moverá de mi jaima (tienda)", dijo Mohammar Gadafi, refiriéndose a los aviones de Estados Unidos y de la OTAN que bombardean el cielo de Libia, supuestamente para proteger la vida de los civiles de ese país, pero causando un buen número de bajas precisamente entre los civiles. Bien pudo repetir el dictador el conocido proverbio árabe: "Me sentaré a la puerta de mi tienda hasta ver pasar el cadáver de mi enemigo". Aunque en este caso serían dos enemigos: el presidenzuelo de Francia Sarkozy, cuya campaña asegura Gadafi haber financiado, y Barack Obama, cuyo enorme cadáver en todo caso no cabría en las callejuelas de Trípoli.
A estas alturas de la Historia, sin embargo, ni la OTAN ni López Dóriga recuerdan o han comprendido que Libia es tres países: Tripolitania, Cirenaica y Fez o Fezzania. Que es un conglomerado de tribus dispersas y enemigas, cuyo único factor en común es la religión islámica, merced a la cual los libios se sienten hermanos de los egipcios, de los palestinos, de los iraquíes, aunque entre ellos se asesinen como abeles y caínes. Que la oposición a Gadafi, casi desde el principio, no estaba compuesta por civiles, sino por hombres armados y en estado de beligerancia. Que desde finales de la Segunda Guerra Mundial, finalmente, el rey Idris de Libia (1951-1969) y luego Gadafi (1969-2011) han intentado consolidar una nación en torno a factores sociales, geográficos y económicos, y no lo han conseguido.  
Menos aún lo conseguirán con los aviones de Estados Unidos, Inglaterra, Francia e Italia sobrevolando su territorio. Es inexplicable el apoyo de Obama a este acto de barbarie europea. Si Francia no quiso acudir a la guerra de Irak, donde se peleaban intereses de Inglaterra, ¿por qué mete la mano una vez más en el norte de Africa, donde los árabes suelen deshacérsela a pedradas? Obama, por su parte, ni siquiera defiende los grandes intereses norteamericanos -la riqueza petrolera de Libia no es significativa-, sino que curiosamente sirve, en esta ocasión, como mayordomo haitiano a las ambiciones de una minúscula y cadavérica aristocracia gala, que supone todavía que Francia tiene un papel, así sea de tercera clase, en la historia mundial.
Por su parte, Mohammar Gadafi es un personaje tan defendible como Saddam Hussein y Fidel Castro. Sin embargo, el PRD anda tan ocupado en ajustar su inmoral alianza con el PAN en el Edomex, que no tiene tiempo, ni cara, para sostener sus viejas lealtades en materia de política internacional. Después de todo, Gadafi sólo intentaba, exitosamente, recuperar el control y la integridad de un territorio que gobierna desde hace 40 años, ni mayor ni más próspero que el estado de Sonora, cuando toda Europa, encabezada por el país más poderoso del mundo, se le vino encima, cometiendo desde el aire crímenes de lesa humanidad para defender a una banda de rebeldes armados.

Diccionario portátil. SANTO GRIAL: la palabra grial parece ser una adaptación francesa del término latino gradalis que implica la idea de un plato, escudilla o bandeja con viandas que es llevado a la mesa en diferentes momentos (gradus) de una comida.

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