Aniversario 201
COMPARTIR
TEMAS
Pues celebramos hoy el 201 aniversario de la Independencia de México. Aunque la ésta tardó 11 años en ocurrir después del Grito de Dolores, festejamos ese hecho, y así está bien. Más que ponernos a revisar con ánimo de anticuario las fechas y los héroes, creo que podemos vernos más de cerca y corregir esa idea de que aquí no hay nada que festejar.
Para quienes tienen edad suficiente, nos podemos regresar 30 años, al quinto Grito que encabezó José López Portillo, en 1981. Se empezaban a notar ya las grietas del faraónico experimento. En el año previo, el peso se había devaluado 70 centavos, cosa entonces muy infrecuente.
En el año siguiente, se devaluaría de 23.70 a 150 pesos por dólar, causando la mayor crisis económica de nuestra historia. Incomparable con la de 1995, no sólo por la magnitud de la devaluación (el peso perdió cerca del 90% de su valor), sino porque provocó casi una década de ajuste económico, la ruptura de las alianzas del régimen de la Revolución y, si no ha sido por Cantarell, hubiese representado una verdadera catástrofe.
Si en algún momento México puso en riesgo su independencia por cuestión económica, fue precisamente hace 30 años.
Para lectores más jóvenes, tal vez valga la pena recordar otro quinto Grito, el de Carlos Salinas, hace 18 años. Nunca ha habido un Presidente tan popular como lo era Salinas de Gortari en ese quinto Grito. Sin duda el general Cárdenas sesenta años antes, pero no sé si para su quinto Grito, en 1939, con la II Guerra Mundial encima, y con Avila Camacho como sucesor, era tan popular como en los días de la nacionalización de la industria petrolera.
Carlos Salinas, sin embargo, era el "matador de gigantes", el triunfador que había colocado a México en el primer mundo, el reconstructor del régimen, ya no revolucionario sino "liberal social". Pocos meses después, el derrumbe. 1994 es el peor año que vivió México, en materia de violencia política, desde que la Revolución se hizo gobierno.
El alzamiento zapatista en Chiapas, que no tuvo mayor impacto de fondo, sí modificó las percepciones, y cuando semanas después fue asesinado el candidato del PRI, Luis Donaldo Colosio, todo se transformó. La muerte del Cardenal Posadas, ocurrida años antes, de pronto tenía un sentido distinto, y la de José Francisco Ruiz Massieu, meses después, lo mismo. Todo era una vorágine de violencia política que más parecía un regreso a los años 20 que un ingreso al primer mundo. Para su sexto grito de Independencia, Salinas no era ya el Presidente popular, y tres meses después se había transformado en el villano favorito que desde entonces ha sido.
Y si de Gritos difíciles se trata, nada comparable al primero que le tocó a Ernesto Zedillo. Se le quebró la voz, como se había quebrado el sueño del primer mundo, la estabilidad y el sistema bancario, en los pocos meses de su gobierno. O tal vez valga la pena recordar el de 1984, el primero en que se alejó a la población de las paredes del Palacio Nacional, porque pocos meses antes, en la celebración del día del Trabajo, se lanzaron proyectiles, explosivos caseros, al balcón presidencial.
No es una historia exhaustiva, ni mucho menos. Son unas cuantas viñetas que espero ilustren las dificultades que ha atravesado México en las últimas tres décadas. Cuando, con demasiada facilidad, se habla de Estado fallido, o cosas parecidas, pensaría uno que los problemas actuales son de reciente aparición, o de magnitud inusitada. Pero no es así. Resulta que llevamos ya 30 años de complicaciones: porque el viejo régimen no supo transformarse, porque el petróleo impidió que enfrentáramos la responsabilidad en pleno, porque el proceso de transición llevó consigo esa violencia política y esa crisis que nos cerró las puertas, porque desde entonces ha faltado claridad, porque somos mezquinos, incapaces, o ambas cosas.
Pero aquí estamos, y no en malas condiciones. Otra vez, no tan malas como hace 30 o 18 años. Mejor que en cualquier año de la década de los 80, pero indudablemente en la inercia del deterioro natural del interregno. El próximo año, en el aniversario 202 de nuestra Independencia, habrá ya un nuevo Congreso. Creo que será el último de esta etapa, para bien o para mal. Esto último, la dirección del cambio, está en nuestras manos. A nadie podremos reclamar si no somos capaces de dirigir nuestro destino. Mientras lo hacemos, ¡viva México!
www.macario.com.mx
@macariomx