Enmendar la plana (o el Ave Fénix)

Opinión
/ 2 octubre 2015

El primer día de abril, en este espacio ("La pesadilla de la incertidumbre", se llamó la colaboración), se afirmó que el Gobierno del Estado viene implementando programas de regularización para la tenencia de la tierra con instancias jurídicamente inexistentes.

En diciembre de 2010, y en virtud de la Ley de Vivienda, se decretó la extinción  del Instituto Estatal de la Vivienda Popular (IEVP) y de la Comisión Estatal para la Regularización de la Tenencia de la Tierra Urbana y Rústica de Coahuila (CERTTURC). Pero como el orden no ha sido la característica de la administración pública en Coahuila en los últimos meses (años, dirán algunos), la modificación se olvidó y ambas instancias siguieron operando fuera de la ley.

El asunto no es menor: todo en lo que el IEVP y la CERTTURC se han involucrado, a nivel legal, tiene la fortaleza de un castillo de naipes; a nivel administrativo, se ha empleado dinero público en algo que no existe; a nivel político, la actual administración se ha equivocado pues careció de información oportuna y de servidores públicos que la cuidaran.  

Pero la vida sigue y quienes juegan dentro de esa cancha, en todo caso, estarán viendo ya cómo enmiendan la plana. Y aquí lo interesante.

Lo más sencillo, en términos de gestión pública, sería observar la Ley de Vivienda: ahí está, sin estrenar, desde diciembre de 2010. Esto implicaría (y, por lo mismo, es poco probable se haga) el bochornoso reconocimiento de la inexistencia del IEVP y la CERTTURC, del error, y la reposición de todo lo mal hecho. Este camino, creo, hablaría de la altura de quienes toman decisiones y se mandaría el poderoso mensaje de que, en verdad, se quieren hacer las cosas bien. Los errores se cometen, reconocerlo es de valientes.

Hay, sin embargo, otros caminos aparentemente más sencillos: revivir por decreto, cual Ave Fénix, al IEVP y a la CERTTURC. Pero, estando el piso tan parejo, ¿para qué tanto salto?

Tan solo por no aceptar el error, en fechas próximas, del Ejecutivo o de alguien del Legislativo podría surgir una iniciativa resucitadora del IEVP y la CERTTURC. Para evitar se ventile alguna discusión en el Congreso, pudiera incluso intentarse un Decreto directo del Ejecutivo (no sin una apretada argumentación que pudiera desmoronarse) justificándolo como ejercicio de aquella facultad reglamentaria por la que puede proveer de todo lo pertinente para una mejor administración. Así, sencillamente, un buen día aparecería el decreto en el Periódico Oficial, sin demasiadas miradas incómodas.

Pero mantener oficinas con sus nombres para simular que nada pasó, resuelve apenas la mitad del problema.

El asunto de fondo se encuentra en la completa vulnerabilidad en la que se ha colocado (por impericia e ignorancia) a todas las familias que han tenido su título de propiedad a partir de la CERTTURC. ¿Qué hacer con todas las escrituras expedidas en los últimos quince meses? Para decirlo rápido, no son más quepapel sin valor.

Aceptar el error y hacer las cosas de acuerdo con la Ley de Vivienda vigente (a fin de cuentas, ahí está la Ley), significaría un largo y tedioso camino de reposición de escrituras. Pero si lo que se quiere es no llamar la atención, para enmendar la plana, podría estarse pensando en validar, de un solo plumazo, lo que hasta hoy esta defectuoso: a ver si no se les ocurre experimentar novedosas figuras legales como, por mencionar un ejemplo, las acciones colectivas.

La regularización de la tierra no es cosa sencilla: una solución en el corto plazo, puede generar problemas más adelante. Son procedimientos complejos que avanzan a su propio ritmo. La regularización de la tierra, es un arte. Las soluciones masivas no aplican.  

Otro dato interesante podría encontrarse en quién, materialmente, arrastrará el lápiz para aliviar el entuerto. No vaya siendo que, a falta de confianza y fichas de valor al interior del Ejecutivo, la instrucción se haya dado a una instancia externa. Sería ilustrativo de los tiempos que se viven.

 Visto desde acá, lo más saludable para la administración estaría en aceptar el error que, por cierto, les fue heredado: recomponer el camino siguiendo los cauces legales. Lo demás (modificar una ley que no se ha observado; revivir organizaciones; querer reponer, experimentando, en una sola vez lo hecho en quince meses) es una cadena de errores que no soluciona el error previo.

 

@victorspena

www.victorspena.com


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