El PRI Pierde Opciones/Decisiones que Desnudan

Opinión
/ 2 octubre 2015

Si avistamos la perspectiva general del país y la contrastamos con la que se observa en algunas entidades, nos daremos cuenta de las agudas diferencias en cuanto a los objetivos generales, la participación ciudadana y, sobre todo, las posiciones partidistas de distinto calibre.

Si, por ejemplo, el PRI domina las apuestas en la órbita nacional, en los estados que renovarán gobiernos y en el Distrito Federal, según los indicios iniciales, este mismo partido pinta bastos acaso por una deficiente selección de candidatos -la misma piedra con la que tropezaron en 2010 bajo la férula de Beatriz Paredes Rangel-, derivada de las consignas de los gobernadores en ejercicio y de sus apretados grupos elitistas.

Es tan señalado el asunto, y de consecuencias todavía poco calculables, que estimamos la posibilidad de sendas derrotas de este partido en los horizontes regionales aun cuando Enrique Peña Nieto pueda obtener una victoria nacional con la amplitud señalada en las encuestas recientes cuando ya van tres semanas de campaña y nada parece alterar el pulso de una ciudadanía bastante distraída y escéptica. La repetición de postulados y promesas anquilosadas ha adormecido a los futuros electores, acaso más interesados en la campaña francesa o en la estadounidense, pese a las señales en pro de la reelección de Barack Obama, que en lo referido a los postulantes del PRI, la del PAN y el del PRD. El otro no pasa del nivel de comparsa.

Si examinamos la geopolítica nacional podremos apreciar que en las seis entidades con elecciones de gobernador, el PRI disputa la hegemonía, es cierto, pero marcha atrás en las tendencias en observación en cada una de ellas. Por ejemplo, lucha contra el PAN en Jalisco, Guanajuato, Yucatán y Morelos, pero parecen mejor posicionados los aspirantes panistas, sobre todo donde han sabido crecer estructuralmente, reemplazando al viejo PRI hasta en los vicios con versiones corregidas y aumentadas de la corrupción y la alquimia comicial; y en Tabasco y Chiapas, la izquierda parece aventajar, con buen margen, a los indecisos suspirantes priístas.

Si a ello sumamos el caso del Distrito Federal, en donde la repetidora priísta Beatriz Paredes -contendiente por segunda vez para este cargo-, sólo alcanza a señalar la "inflación" del padrón electoral como anuncio de turbulencias futuras, tendremos un horizonte bastante oscuro para el partido otrora invencible y que se jacta de contar con el "mejor hombre" -no hablan de mujeres-, para la Presidencia. Como si tal fuese suficiente para gobernar al país sin los tropiezos del sectarismo faccioso y los chantajes conducentes de las dirigencias negociadoras.

Para decirlo de una vez, si Peña gana los comicios federales, podría no contar con suficiente respaldo en las Cámaras y además entraría a la Presidencia con las derrotas a cuestas de sus correligionarios en siete puntos clave de la geografía nacional, incluyendo el centro neurálgico de la República, la ciudad de México en donde difícilmente se podrá arrebatar al PRD la jefatura del gobierno con un candidato fuerte, Miguel Mancera, paseándose como solía hacer en el Estadio Universitario cada que jugaban los Pumas en plena exhibición de deportivismo demagógico. Y, mientras tanto, los otros partidos duermen en sus laureles.

¿Por qué el PRI no se animó a contar con un aspirante de mayor presencia y fortaleza, digamos Manlio Fabio Beltrones, para intentar la cuesta arriba?¿Y el PAN acaso no contaba con cuadros suficientes para no requerir inventarse el liderazgo de Isabel Miranda quien pasó de fustigadora del gobierno, tras el secuestro y asesinato de su hijo, a la de solicitante de votos... para ese mismo gobierno que ha sido negligente, torpe y oficioso en el manejo de las afrentas infringidas a la ciudadanía a causa de la incontrolable violencia y la exaltación de las mafias dominantes? Quien pueda responder a estas interrogantes acaso pueda entender por qué el PRD, pese a gobernar la ciudad de México desde 1997, todavía es favorita para mantener el control en la compleja urbe, una de las más problemáticas del mundo.

En realidad ya nadie sabe cuáles son las intenciones de fondo. ¿Cómo entender la postulación de Bartlett por una izquierda amnésica en Puebla?¿O el extraño comportamiento de Beltrones que, replegándose, sirve a los intereses del continuismo abiertamente?¿O la actitud misteriosa de Calderón quien sólo en apariencia apoya a "su" candidata cuando sólo busca cubrirse las espaldas a futuro? Pues todo ello está en escena como si se tratara de una representación más de la gran parodia mexicana con millones de personas ahítas y francamente aburridas de las cantaletas repetitivas.

Precisamente por eso, escribimos hace unos días sobre la trascendencia de realizar debates en donde los aspirantes se confronten y no repitan los habituales lugares comunes sobre bienestar, progreso y soberanía que han sido banderas perdidas en otros y otras en plena eclosión de demagogia; debates, sí, en los que podamos darnos cuenta de cuáles son las señales verdaderas de cada perfil, el pasado de los contendientes -no exentos de polémicas sobre crímenes imprudenciales o negligencias criminales, como queramos llamarles-, y las intenciones ocultas que resguardan a los cercanos colaboradores de unos y otra. Si la opinión pública resolviera estos rompecabezas acudiría a las urnas sin tantos mareos ni dudas sobre las personas a elegir para el cargo ejecutivo de mayor trascendencia en el país. Pero no. La realidad es otra y lo sabemos: la demagogia triunfa donde los pueblos son incapaces de informarse.

Esta misma razón es la que priva entre los ciudadanos de la República y los que lo son también de algunos de los estados en pugna gubernamental. ¿Habremos alcanzado todos un grado de madurez tan amplio como para poder razonar cada sufragio y votar por distintas opciones de acuerdo a los perfiles de los candidatos nacionales y/o estatales?¿O sencillamente somos rehenes de las propagandas mediáticas, impregnadas de inducciones desde el poder? Por desgracia, me inclino a creer más en esta segunda opción. Las pruebas están demasiado a la vista.

En 2000, el fenómeno Fox hizo posible la vindicación panista en la mayor parte del país... aunque el partido en el poder no supiera crecer estructuralmente en estos doce años; ahora, el PRI, en donde se presume priva la "cultura del poder", tampoco ha hecho cábalas sobre la tre3menda distorsión de contar con un candidato fuerte a la Presidencia, hasta este momento, y aspirantes muy vulnerables para los gobiernos estatales. Es, por decirlo de alguna manera, bastante contradictorio y exhibición fehaciente d la descomposición política que se inicia en cada una de las dirigencias partidistas. Esperemos, en fin, los resultados.

Debate

En Guanajuato y Jalisco corre la voz de que el "nuevo" PAN -que ya ha gobernado en sendas entidades desde hace casi cuatro lustros- actúa como el "viejo" PRI, el de la alquimia y las imposiciones; y viceversa.

No les falta razón si observamos la manera cómo seleccionaron a sus candidatos a gobernador con arcaicos modelos que no pueden, de modo alguno, considerarse democráticos. Esto es: el apoyo de los mandatarios estatales fue definitivo para los abanderados del PAN, Miguel Márquez Márquez en la cuna de la Independencia -incluso contra la corriente presidencialista a favor del ingenuo doctor José Angel Córdova Villalobos, el señor de la influenza, no influencia por favor-, y Fernando Guzmán Pérez Peláez, uno de los más convencidos en que el crimen contra el Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo fue obra de la mafia de Los Pinos y, en concreto, de algunos personajes claves de la época, incluyendo a los masones.

En Yucatán, por otra parte, la gobernadora que pasará como "la sobrina" del extinto cacique, la priísta Ivonne Ortega, se dio el lujo de heredar, cuando menos la candidatura priísta, a su fiel secretario de gobierno, Rolando Zapata Bello, quien fuera igualmente servidor del difunto Cervera que sigue pegado como calcomanía al espíritu avasallado de la clase política yucateca. Una verdadera vergüenza. Contra él contenderá el panista Joaquín "Huacho" Díaz Mena, ex alcalde de la ribereña San Felipe -donde se pescan langostas a mano-, y de creciente liderazgo natural. Esto es, lo contrario a lo observado en las dos entidades citadas en principio.

Pareciera que el PRI, en cada uno de estos casos, asumiera una actitud displicente creyendo que basta con Peña Nieto para ganar en todos los sitios. Nada más alejado de la realidad porque incluso en el Estado de México, como están dándose las cosas, no sería sorprendente que la oposición sacara buena tajada en las alcaldías y el Congreso para dolor del aspirante presidencial; ni con aspirinas se le quitaría el malestar. La Anécdota

Hay decisiones o actitudes políticas que desnudan a los grandes protagonistas. Porejemplo, ¿cómo creerle a López Obrador cuando habla contra la mafia del salinismo, con todo y su ponencia sobre la "república amorosa" si está rodeado de ex salinismo y ahora comienza a cooptar a elementos de más atrás, desahuciados políticamente como el tabasqueño-poblano, Manuel Bartlett Díaz, represor por antonomasia de izquierdistas en la época del difunto De la Madrid y ahora incorporado al grupo que más dañó?

¿Y es lógico que Enrique Peña Nieto haya metido las manos a favor de un personaje ajeno, no priísta sino militante del Verde Ecologista, Manuel Velasco Coello, a la hora de determinar al aspirante del PRI al gobierno de Chiapas?

No hablamos de méritos sino de incongruencias. Y son éstas las que desnudan.
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LA MAQUINARIA DE LAS REDES SOCIALES VA A TODO VAPOR. Y YA FALTAN DIEZ SEMANAS PARA LA JORNADA ELECTORAL.
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