¿Cómo vamos?

Opinión
/ 2 octubre 2015
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La encuesta publicada por El Universal y levantada por Buendía & Laredo (B&L) entre el 14 y el 18 de marzo arroja resultados interesantes (http://www.buendiaylaredo.com/). El candidato del PRI-PVEM aparece aventajando las preferencias "brutas" con 18.8 puntos a la candidata del PAN y con 25.6 al candidato del PRD-PT-MC. Esta ventaja crece si se elimina a los que no respondieron la pregunta: "Si hoy fueran las elecciones. ¿por quién votaría?" (15.8 puntos).

Esa diferencia parece difícil de remontar, pero aún no pueden formularse pronósticos. Seguramente las encuestas de abril y mayo darán resultados diferentes. Es prudente esperar, pues las definiciones ulteriores no dependen de "tendencias estadísticas", sino de cómo se perfilen las preferencias de los votantes, de las que las encuestas son apenas un guiño.

Llama la atención un dato que también reportan de modo similar otras casas encuestadoras: la tasa de rechazo a la encuesta. Aunque B&L la caracterizan como tasa de respuesta (53%), el restante 47% es de rechazo. Este porcentaje, sumado al casi 16% que no contestó la pregunta de por quién votaría hoy, sigue formando la mayoría del universo abordado, es decir, el 63% de las encuestas intentadas. Aunque no se puede suponer que tal subconjunto cambiará la colocación actual de los candidatos, tampoco puede suponerse lo contrario, es decir, que la confirmará. Es todavía prematuro afirmar que tal colocación en las preferencias sea definitiva. La preferencia neta a favor de PRI-PVEM sobre el universo encuestado es de 22%.

La identificación partidista da a pensar que esas tendencias podrían confirmarse si reflejaran a todo el universo. Entre noviembre y marzo la identificación con el PRI se ha mantenido prácticamente fija en 33, con el PAN ha caído a 18 y por el PRD ha subido a 12. Pero los que se consideran independientes aumentaron cuatro puntos, pasando de 31 a 35. Estos independientes deberían ser objeto de escrutinio mayor, pero el reporte no ofrece los datos de sus respuestas separadamente.

La encuesta incluye la pregunta sobre una segunda opción de voto, es decir, sobre la segunda preferencia. Los candidatos del PRI-PVEM y del PAN quedan parejos, pues ambos reciben 10 puntos como segunda preferencia. En un escenario muy cerrado entre ambos candidatos hacia el día de la elección, este dato parecería anticipar un posible empate técnico, es decir, un "final de fotografía", aunque esta posibilidad tendría que ser refrendada más adelante por encuestas y sondeos.

La percepción del ganador es abrumadora. El 75% de los que respondieron la encuesta piensa que "con lo que sabe o ha escuchado" el ganador será el candidato del PRI-PVEM, 21 puntos más que en la encuesta de febrero pasado. En la percepción de este subsegmento se ha instalado ya la idea de que ganará esa coalición. Parecería un efecto de bola de nieve. Sin embargo, hay que recordar que ese porcentaje lo es, como en todas las demás respuestas, solamente del total de los que respondieron la encuesta (53%), es decir, es 75% de 53%, o sea únicamente 40% de la muestra total.

Habrá que ver más adelante qué tanto se debe a efectos de publicidad y/o a preferencias efectivas, pero en todo caso es un grupo minoritario entre los que se intentó encuestar. A este respecto, la última pregunta, si bien fantasiosa es ilustrativa: si el presidente actual pudiera ser reelecto, sólo 20% de los que respondieron la encuesta votaría por él, intención que ha disminuido cinco puntos desde noviembre. La pregunta parece indicativa; sin embargo, en una situación de no reelección absoluta del presidente es poco relevante, pues a diferencia de las demás preguntas está completamente fuera del menú de opciones reales.

Pero en suma, lo más relevante de la encuesta es lo que no nos puede decir, lo que ocurre con casi todas las encuestas publicadas hasta ahora. En este caso, 63% del universo seleccionado para encuestar no manifiesta su preferencia por candidato a la Presidencia de la República. El 35% de las respuestas efectivas se declaran independientes y son el mayor número relativo. En ellos residirá la clave de la elección, pero sus preferencias se suelen manifestar más cerca de los comicios.

Además, si se produce un final de fotografía debe contarse la segunda vuelta natural que es el voto útil de los identificados con el candidato colocado en el tercer sitio. Como lo induce el pluralismo en un sistema binario, un sector de los posibles perdedores buscará ser ganador apostando a alguno de los candidatos punteros.

En resumen, podemos apreciar que la información no es suficiente para sacar conclusiones y que la incertidumbre sobre los resultados sigue siendo el dato más significativo a estas alturas. Así vamos.

@pacovaldesu

Director de la Facultad Latinoamericanade Ciencias Sociales (Flacso) sede México


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