Desiciones (sic.)
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La Secretaría de Educación Pública anunció los 117 errores en los libros y decidió no volverlos a imprimir, dos razones principalmente: un presupuesto limitado y la falta de tiempo.
En esta ola de citar a políticos de inicios del siglo XX valdría la pena agregar al debate nacional un poco más de Vasconcelos y dejar a Cárdenas de lado. Sobretodo si el próximo lunes, 26 millones de alumnos de preescolar, primaria y secundaria recibirán 233 millones de libros con errores ortográficos.
Cito a José Vasconcelos: "todos los esfuerzos para la enseñanza de la lectura resultan inútiles si no se difunde después el libro. De suerte que poblaciones enteras regresarán al analfabetismo, así hayan aprendido a leer en la escuela, si no encuentran en el libro el incentivo de su aprendizaje". Qué incentivo encontrarán los estudiantes si, según un reportaje de la periodista Lilian Hernández, en los libros de texto abundan dedazos, se confunden colores y escriben "ocaciona", "desiciones", "contrarestan", "fisicomotrices" y, a manera de tragedia anunciada, la palabra "escolar" también está mal escrita: se imprimió "escola".
La Secretaría de Educación Pública anunció los 117 errores en los libros y decidió no volverlos a imprimir, dos razones principalmente: un presupuesto limitado y la falta de tiempo. Prefirieron entregar libros de texto con errores que quedarse en blanco. A partir de esta semana comienzan a repartir un folleto para uso exclusivo de los profesores donde estos orientarán a los estudiantes y señalarán las pifias ortográficas. Buena salida para una Secretaría que se escudó en la tradición del "así estaba cuando llegué". Errores del Calderonismo que evidencian la crisis de educación en México, la poca atención y la prioridad en la que estaba el futuro de generaciones estudiantiles.
El problema fue que a nadie al interior de la Secretaría le sorprendió. Los errores se tenían localizados desde 2010: el investigador Raúl Alva, integrante de los Consejos Consultivos Interinstitucionales encargados de revisar los textos, identificó los errores y pidió que no fueran entregados; tres años después nos damos cuenta que su petición fue ignorada.
Emilio Chuayffet firmó un convenio para que la Academia Mexicana de la Lengua corrija los errores y no vuelva a suceder, la pregunta es ¿por qué no revisaban antes los libros? La Academia, con casi 140 años de edad, a buena hora se integra a las filas de los libros de texto gratuitos en México.
¿No les gusta Vasconcelos? A los interesados les dejo otra cita, ahora de Jaime Torres Bodet: "de nada vale enseñar a leer ni crear escuelas ni fomentar la educación fundamental de las masas si los que acaban de aprender no pueden procurarse textos o, más aún, si no se les ofrece y proporciona material de calidad para el ejercicio de la lectura".
Cuestión de "desiciones" (sic.), secretario Chuayffet. Lástima que los estudiantes mexicanos no puedan citar sus libros palabra por palabra, como diría el señor Presidente.