Clanes, tribus y reforma migratoria
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El Congreso de Estados Unidos entra en receso esta semana y regresa después del Día del Trabajo, el 2 de septiembre.
Por: John Bailey
Eso significa que los senadores y representantes pasarán cinco semanas en sus estados y distritos, presumiblemente escuchando a sus electores. Por lo tanto, este es un buen momento para evaluar la probabilidad de una reforma migratoria este año.
En primer lugar, ¿dónde está la reforma migratoria? El Senado, controlado por los demócratas, aprobó una amplia reforma migratoria en junio con una mayoría impresionante, de 68 a 32. Los senadores son conscientes de la importancia del voto hispano, ya que compiten electoralmente en estados donde un pequeño margen puede significar la victoria o la derrota. Los representantes, por su parte, compiten en distritos electorales mucho más pequeños, de los que fueron rediseñados después del censo de 2010. Los republicanos, con 234 de los 435 escaños, controlan la Cámara de Representantes y sólo un pequeño número de ellos tienen las comunidades hispanas importantes.
Los republicanos en la Cámara enfrentarán un conflicto muy tribal. Cerca de 50 de los 234 republicanos están afiliados al Tea Party, tribu de los ultraconservadores. Mientras que el Tea Party está unido en favor de un gobierno pequeño y de austeridad fiscal, existen tensiones entre los clanes. Algunos son conservadores sociales que se oponen, por ejemplo, al aborto. Otros son libertarios, que apoyan, por ejemplo, el matrimonio gay. Unos abogan por una fuerte defensa nacional; otros se muestran escépticos sobre el tamaño del presupuesto de defensa.
John Boehner, el líder de los republicanos en la Cámara de Representantes se enfrenta a una dura realidad. Él no permitirá ningún voto en la Cámara que no cuente con el apoyo mayoritario de su bancada. Si el Tea Party se une en oposición a una medida, puede obtener suficiente apoyo de otros clanes republicanos para bloquear la mayoría o al menos poner en aprietos Boehner. Esto significa que el Tea Party puede aplicar presión más allá del número de votos de que dispone y con su influencia conducir buena parte del conflicto entre el presidente Obama y el Congreso.
Hasta el momento, la bancada republicana en la Cámara rechaza la propuesta de inmigración del Senado y no tiene interés en negociar un acuerdo con éste. La Cámara está considerando entonces buscar pedazos más pequeños de la reforma, tales como la seguridad fronteriza y los controles internos. Es posible que haya apoyo para ampliar el número de visas para los trabajadores agrícolas y del sector de alta tecnología. Pero el tema que más enciende la pasión del Tea Party es su oposición a que se establezca una ruta hacia la regularización de residentes indocumentados. Parte de su oposición es una cuestión de principios. Los que violaron la ley para entrar en el país no deben ser regularizados. Pero otra parte es por pragmatismo. ¿Por qué habría de regularizar a un bloque de residentes dispuestos a apoyar al Partido Demócrata?
Por lo tanto, la reforma migratoria está en el limbo. Esto, al margen de mirar el calendario legislativo. Cuando el Congreso vuelva a reunirse después del 2 de septiembre, las grandes batallas estarán sobre el presupuesto (sólo 4 de los 11 proyectos de ley de este año se han aprobado) y la deuda. Algunos de los clanes de la tribu del Tea Party están más que dispuestos a bloquear al gobierno, antes que aprobar algunos proyectos de ley o de elevar el techo de deuda.