Pagar los platos rotos

Opinión
/ 2 octubre 2015

Entre más tiempo pasa, nuevos giros se le agregan a la historia.

Se dice que "a toro pasado" es más sencillo explicar lo hecho. En el caso de la administración de Humberto Moreira esto no parece así: entre más tiempo pasa, nuevos giros se le agregan a la historia. Lo del endeudamiento irregular, sumado a lo del endeudamiento oculto, parecen apenas los síntomas visibles de una enfermedad (rápida y silenciosamente progresiva) que terminó por tumbar a quien parecía invencible.

¿Qué sucedió? Un "Año de Hidalgo" multiplicado por millones de pesos. ¿Habrá sido tal el desorden, que todos pensaron que un hueco más no se notaría? Y así, hasta que las cifras no cuadraron, y nadie supo quién se había llevado qué.

Cuando en septiembre de 2011 se acordó el refinanciamiento de la deuda (la legal y la no legal), el asunto quedó en poco menos de 34 mil millones, en 23 nuevos créditos obtenidos de 9 bancos. La historia parecía terminar. Meses después, se recordará, allá en Monclova el entonces Secretario de Gobierno  (luego Secretario de Desarrollo Social, ahora Alcalde electo de Torreón) decía que era tiempo de "darle vuelta a la página de la deuda pública" (VANGUARDIA, 23 febrero de 2012).

Las aguas, sin embargo, nunca han estado tranquilas.

Esta misma semana reaparece, rodeado de cifras y movimientos financieros aparentemente inexplicables, el nombre del gobernador interino. Y enfatizo eso de "aparentemente inexplicables", porque en este País nadie es culpable hasta que se le demuestra lo contrario. situación que, cuando los casos suman muchos ceros a la derecha, además, nunca parece suceder. En fin.  

Pero, decía, contrario a lo que suele pensarse, en lo ocurrido con los tesoros coahuilenses el sexenio pasado el tiempo y la distancia nada aclaran. Por el contrario, la madeja crece.

Cuando todavía Gobernador, el ahora estudiante ibérico presumía una"ingeniería financiera" sin parangón. No ofrecía detalles para que nadie copiara la exitosa fórmula coahuilense. Pero, cuando hablaba, parecía tener todos los pelos de la burra en la mano. Ya cuando en las sumas y restas se bajó el cero y no se contuvo, resultó que había sido engañado por sus allegados.

Ahora que eso de que las cuentas no cuadran, es apenas una insistente idea de quien esto escribe. El actual Gobierno ha dicho en repetidas ocasiones que a ellos todo les resulta.  

Cuando, allá en Texas, se incautaron más de 2 millones de dólares al exsecretario ejecutivo del SATEC (el malo del cuento), por ejemplo, se dijo: "Revisamos las cuentas del Gobierno del Estado y, como se los hicimos saber a todos los medios, no existe evidencia que del Gobierno del Estado hayan salido esos recursos a una cuenta en particular". Son palabras del (ahora) Secretario de Finanzas (VANGUARDIA, 15 de marzo, 2013), ya se sabe: a quien en el desorden del sexenio pasado le falsificaron firmas.

Ahora bien, y si el dinero no es de Coahuila, ¿entonces?

Dicen hoy que el gobernador bisagra se hacía pasar por dueño de Cemex, que estuvo en el negocio de la compra venta de aeronaves de las que ahora nadie dice "esa boca es mía". ¿Sucedió esto? Y si así fue, ¿qué hay con la entrega-recepción? La administración del todavía Gobernador manifestó su conformidad con lo que le dieron. y deben seguir muy contentotes, porque desde el Ejecutivo no ha salido un solo dato que haga sospechar la detección de alguna anomalía.

Fuera de Coahuila, la PGR y las Cortes Texanas hacen largas listas de probables responsables, incautan bienes y cuentas, señalan enriquecimientos inexplicables. ¿Y dentro de Coahuila? Apachurrados, apenas susurran que dejarán caer todo el peso de una ley que ha resultado bastante ligera. ¿Dónde están los organismos controladores? La Auditoría del Estado ha trabajado con las herramientas que tiene, ¿pero el ICAI? Cuando en julio de este mismo año se notificaba por Diario Oficial del probable aseguramiento de  23 cuentas bancarias a nombre de cinco exfuncionarios coahuilenses, ¿dónde estaba la Procuraduría del Estado?

Otra terca idea que no me quito: si los que estuvieron en el tejemaneje de la mega deuda son los mismos que están despachando, no hay demasiados incentivos para buscar responsables. Al menos, claro, que haya alguien que se mueva y quiera salirse de la foto familiar.

O que, estando las aguas bravas, deba ofrecerse un sacrificio. Alguien para pagar los platos rotos.

@victorspena




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