Que el PRI salga a la calle
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El maltrato infligido a los ciudadanos por los opositores de la llamada reforma educativa es el preludio de lo que viene.
Destaca del Primer Informe del presidente Peña Nieto la ratificación de su compromiso reformador. No es cosa menor si se valora que lo hizo a la defensiva, replegado en Los Pinos; posición a la que lo llevaron sus operadores que no supieron anticipar el primer asalto de los enemigos de su programa renovador.
El maltrato infligido a los ciudadanos por los opositores de la llamada reforma educativa es el preludio de lo que viene. Las contrariedades por la remodelación del país van a aumentar. Nos espera un otoño borrascoso por la premura presidencial : "tenemos 120 días para que el 2013 sea recordado como un año de grandes transformaciones". Una blitzkrieg reformista a la que corresponderá una furiosa contraofensiva antigubernamental. Será una batalla de vida o muerte para la administración pues en las reformas energética y fiscal cifra su destino, aunque antes tendrá que cruzar la aduana del cambio político-electoral para darle viabilidad constitucional a las primeras. El 31 de diciembre podremos hacer el balance.
Para lograrlo el gobierno tiene que pasar a la ofensiva. Se equivocan quienes plantean un dilema en términos de transigencia o represión ante los inconformes. Se dijo que un gobierno fuerte es tolerante. Es verdad. Pero este no es un asunto de fuerza pública, es cuestión de fuerza política. Es necesario que el PRI se comporte como tal y salga a demostrar el respaldo popular a las reformas peñistas. Tiene que exhibir públicamente que son reales los votos a favor del programa de cambios que ofreció su candidato. Es probable que el PRI no tenga fe en las convicciones de quienes los apoyaron en las urnas a cambio de tarjetas Monex y Soriana, lo que explicaría la soledad del Presidente, arrinconado en la residencia oficial, confiado en el pacto cupular, en la operación política de sus colaboradores, en los genios de la maniobra legislativa y en la propaganda televisiva.
El problema es que oficialismo cedió los espacios públicos a sus opositores radicales y así atentó contra la profundidad de los cambios, porque lo obligaron a reducir los alcances de sus iniciativas. Tenía razón César Camacho cuando propuso sacar al PRI a la calle para darle sustento popular a las reformas .No lo dejaron o no encontraron ningún fervor entre su militancia. Cubrieron el expediente con un pobre evento a puerta cerrada.
Esta es una lucha política de la mayor importancia y para que el cuatrimestre haga historia el PRI tiene que enseñar músculo en las plazas públicas. "Debemos apoyar al Congreso" pidió el titular del Ejecutivo. Bien. Su partido tiene el mayor número de escaños y curules; sugiero que cada diputado y senador del PRI movilice a las masas que los eligieron. Agregó: "Debemos construir un amplio consenso político y social que las hagan realidad". Correcto. Les aconsejo que despierten a sus correligionarios que ocupan la mayoría de las gubernaturas de los estados, ¡que se despeinen en este esfuerzo! Las organizaciones corporativas del partidazo deben ser promotoras de las reformas entre sus afiliados. Una lambiscona felicitación al señor Presidente no sirve. Palmadas sin respaldo es engaño. Se requiere acción no declaración.
No le toca al Pacto por México hacer ese trabajo. El PAN acompaña con seriedad propositiva y responsabilidad parlamentaria las reformas, no debe ir más lejos ni tampoco solapar simulaciones. El PRD no sabe si va con Cárdenas o viene con López Obrador, al final todos se unirán contra la modernización económica. A quienes se les ocurrió la brillante idea de resucitar a Lázaro-Cuauhtémoc son aprendices de brujo y ya les salió el tiro por la culata.
Que se imponga la lógica de las cosas. Las elecciones del 2012 año arrojaron un resultado y asignaron responsabilidades. Que cada quién cumpla con la suya.
Por Luis Felipe Bravo Mena
Twitter: @LF_BravoMena