Mirador

Opinión
/ 2 octubre 2015

Pimo le dicen, porque él a todos les dice pimo. Quiere decir "primo", pero no puede: dice "pimo".

Es inocente, dicen los vecinos para no decir que es débil de cabeza. Va y viene por las calles del pueblo con una carretilla que nunca deja de la mano. Le ha puesto placas viejas de automóvil por adelante y por atrás. "Pa' estar dentro de la ley", explica.

Se pasa el día Pimo yendo y viniendo con su carretilla. No lleva nunca nada en ella. Los lugareños le preguntan una y otra vez lo mismo, para oír la misma respuesta una y otra vez.

-Pimo: ¿para qué traes esa carretilla?

-Pa' no andar a pata.

Pimo vive en su mundo, y la gente dice de él que es débil de cabeza. Todos vivimos en nuestro mundo, cada quien con su propia locura, y nadie dice de nosotros que somos débiles de cabeza.

¡Hasta mañana!...

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