Dulces para los adultos

Opinión
/ 2 octubre 2015

Es de mal gusto cuando los adultos manipulan con un dulce a los niños para plegarlos a su voluntad. Todavía más bajo me parece cuando los muy listillos hacen igual para engañar a otros adultos. Merecen desprecio por su doble soberbia y, como castigo, habrían de padecer prolongada desnudez en medio de la plaza pública.

Fueron engañifas endulzadas las que los legisladores nos recetaron este año para que la ciudadanía diera por buena su Reforma Política: reelección de representantes controlada por los dirigentes políticos, candidaturas independientes tan difíciles de lograr como el registro de un nuevo partido y una consulta popular ciudadana prácticamente imposible de ocurrir.

La trampa viene en la letra chiquita -en la reglamentación- de cada tema. Nos tomaron el pelo, incluso a quienes ya lo habíamos perdido antes. Para botón de muestra vale la pena criticar a la recién normada consulta popular. Es grande la cantidad de candados puestos para hacerla inviable cuando sea una solicitud ciudadana.

En estas fechas navideñas quiero hacerlo explicito: si un día prospera en México una iniciativa de consulta popular, en materia energética o cualquier otra, prometo recuperar mi fe en los milagros. Mientras tanto, tengan de vuelta sus dulces y sus mentiras. Mi deseo para quienes hacen las leyes es que en estas fiestas se los guarden donde mejor les lleve su imaginación (que es poca).

Ricardo Raphael
(El autor es analista político)





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