Lo agarraron dormido. Temen que cante El Chapo

Opinión
/ 2 octubre 2015

El operativo se llevó a cabo poco antes de las seis de la mañana. Un comando especial de la Marina Armada llegó sigilosamente a tres departamentos del conjunto Miramar —con vista al mar—, del Nuevo Mazatlán, en donde fue detenido Joaquín Loera El Chapo Guzmán.

En la detención no participaron fuerzas municipales, tampoco estatales y mucho menos los policías federales y tampoco los militares y marinos que de manera permanente están comisionados al estado de Sinaloa. En realidad se trató de una operación secreta, en donde además no se produjo un solo disparo, no se molestó a los vecinos y muy pocas personas se percataron de la captura.

El operativo es parte del que se llevó a cabo desde el pasado viernes 13 de febrero en Culiacán —de manera especial en los poblados de Culiacancito y Altata—, y en el que hasta el momento ha sido detenida una veintena de personas que trabajaban directamente bajo las órdenes de El Chapo Guzmán y de Ismael El Mayo Zambada, y en el que fueron asegurados medio centenar de automóviles, asegurados ranchos, casas, departamentos y armas.

Una fuente oficial reveló que el operativo donde se logró la detención de El Chapo Guzmán fue tan efectivo que lo agarraron durmiendo. Y es que según la misma fuente, el grupo que hizo la captura llegó directamente al lugar; tres departamentos contiguos del conjunto Miramar, en donde se encontraron restos de que la noche anterior se había organizado una fiesta, en los días previos al Carnaval de Mazatlán.

Cuando llegó el operativo, iba por delante un informante y por eso no se hizo un solo disparo, tampoco hubo resistencia de ninguno de los detenidos en el lugar, uno de ellos El Chapo, dijo la fuente.

 

Peña, los cuernos de la luna

La detención del poderoso jefe de la industria global de producción, trasiego y venta de mariguana le dio la vuelta al mundo en pocos minutos y fue uno de los más potentes Trending Topics de los países desarrollados, además de que fue la nota más leída en las páginas electrónicas de los principales diarios del orbe.

Todo lo anterior sin incluir que la captura de El Chapo Guzmán llevó a los cuernos de la luna al gobierno de Enrique Peña Nieto, cuya gestión ha sido aplaudida —también en todo el mundo—, sobre todo por las reformas estructurales. Sin embargo, en foros como el de Davos, las reformas resultaron deslucidas a causa de la violencia que se han registrado en México y la impunidad con la que actúan bandas criminales como la del barón de la mariguana: El Chapo Guzmán.

Pero al tiempo que se daba a conocer el éxito que significa para el gobierno del Presidente mexicano la captura de El Chapo, una pregunta asaltó las redes sociales. ¿Por qué en el gobierno de Enrique Peña Nieto sí fue posible detener a El Chapo, mientras que los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón no lo consiguieron?

¿Por qué el sonoro éxito que significa la detención de El Chapo, cuando las instituciones del Estado mexicano son las mismas, si la cooperación entre México y Estados Unidos es igual que en los gobiernos anteriores y, sobre todo, si México mantiene la misma lucha contra el crimen organizado? Se pueden ensayar todas las respuestas imaginables. Sin embargo, creemos que se pueden resumir en tres las respuestas.

 

Gobierno eficaz; si saben hacerlo

1.-Que el de Enrique Peña Nieto es un gobierno eficaz. ¿Y eso que quiere decir? Casi nada, que el Presidente mexicano colocó a los mejores hombres en las secretarías de Gobernación, Marina, Defesa y la PGR, quienes más que trabajar para su imagen y para cosechar medallas en lo individual, trabajan para un objetivo común; el gobierno de Peña Nieto.

Y esa efectividad no solo ha sido posible en la detención limpia de El Chapo, sino en la contención y el abatimiento de la violencia y el crimen en Michoacán y en quitar todos los obstáculos para aprobar las reformas estructurales.

2.- Que el gobierno de Peña Nieto es un gobierno con orden. ¿Y eso con qué se come? Resulta que —contra lo que ocurrió con Felipe Calderón, cuya prioridad sería el combate al crimen—, en la gestión de Peña Nieto sí existe una coordinación vertical en donde el virtual jefe de gabinete para la seguridad y la gobernabilidad es precisamente el eficaz Miguel Ángel Osorio, el mismo tiene bajo su feudo al Cisen, que creó las condiciones para que se aprobaran las reformas constitucionales y encabeza el rescate de Michoacán. El mismo que supervisó personalmente el operativo del comando especial de la Marina que logró detener a El Chapo.

3.- Que Peña Nieto si mantiene los hilos del gobierno. ¿Y cómo debemos entender eso? Durante las administraciones de Vicente Fox y de Felipe Calderón —con más de una veintena de gobiernos en manos del PRI—, los gobiernos estatales poco o nada colaboraban con el gobierno federal para la lucha contra el crimen. Más aún, la voz popular —que pocas veces se equivoca—, insistía en que no pocas estructuras de gobiernos estatales favorecían la impunidad de capos de la droga como El Chapo.

Pero esa es apenas una parte. Para nadie es un secreto que las policías estatales eran —y en su mayoría siguen siendo—, el brazo protector de jefes mafiosos como El Chapo. Y si a la ecuación le sumamos un gobierno federal del PAN, gobiernos estatales del PRI alejados del gobierno federal y policías corruptas, el resultado es la total ineficacia.

Sin embargo, hoy las cosas son distintas. Todos saben que aquel gobierno estatal —sobre todos los más de 20 en manos del PRI—, que se atreva a obstaculizar los intereses y objetivos del gobierno federal se enfrentará a la furia del gobierno de Peña Nieto.

Por eso, los gobiernos estatales no sólo no se meten en los operativos federales sino que hacen todo por evitar las potenciales filtraciones. Eso ha permitido la eficacia en la lucha contra el crimen organizado y, en especial, en la captura de El Chapo. Es decir, el centralismo despótico da resultados.

 

Pájaro de cuenta listo para cantar

Al final de cuentas nadie con dos dedos de frente puede negar el mérito del gobierno federal por la captura del criminal más buscado del mundo. En efecto, cayó El Chapo en una operación ejemplar. Ahora lo más importante es que Joaquín Guzmán, alias El Chapo, está vivo y listo para cantar fuerte. ¿A cuantos políticos, empresarios y gobernantes puede implicar con su canto? ¿Cuántos estarán temblando por el canto de El Chapo? ¿Cuántos estarán deseando que estuviera muerto? Al tiempo.




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