¿Michoacanazo o tehuacanazo?

Opinión
/ 2 octubre 2015

De manera insistente, el gobierno de Enrique Peña Nieto negó que las acciones emprendidas en Michoacán contra los Caballeros Templarios sean la misma estrategia seguida por el gobierno de Felipe Calderón, hace seis años. 

Los titulares de Gobernación y la PGR —Miguel Osorio y Jesús Murillo, respectivamente—, han dicho que la nueva estrategia en Michoacán no sólo no es pariente del llamado michoacanazo, sino que en el actual gobierno no se dan pasos en falso ni palos de ciego. Prueba de ello es que de los principales líderes de templarios, sólo resta por capturar a Servando González, alias La Tuta. 

Más aún, mientras la PGR decidió arraigar al secretario de Gobierno de Michoacán, Jesús Reyna —entre otros políticos con presuntos vínculos con los templarios—, el propio presidente Peña Nieto brindó su abierto respaldo al gobernador Fausto Vallejo, en lo que fue visto no sólo como un espaldarazo de solidaridad sino como una señal de que Vallejo está limpio. 

Sin embargo, el tiempo y nueva información —además del surgimiento de datos con mayor solidez sobre la forma en que llegó al gobierno estatal el señor Fausto Vallejo—, revelan indicios de que no todo está saliendo bien al gobierno federal en Michoacán. 

En primer lugar —y en medio del clásico albazo—, la madrugada de ayer domingo la PGR dejó en libertad al empresario del transporte michoacano y presunto socio de los templarios, José Trinidad Martínez Pasalagua. Resulta que Pasalagua fue acusado de participar en una presunta reunión con templarios, en donde Reyna habría pactado con la banda criminal el apoyo a la candidatura de Fausto Vallejo al gobierno estatal. 

La PGR hizo preso a Pasalagua para que rindiera declaración sobre las presunciones que pesaban en su contra. Sin embargo, cuando solicitó a un juez una orden de arraigo para el empresario, el juez de la causa respondió que no existían elementos de prueba. Por eso, a las tres de la mañana del domingo, el señor Pasalagua fue libertado. 

¿Qué pasó? ¿Por qué un juez no aceptó el arraigo del empresario presunto socio de templarios? ¿Será que se trata de un acto de corrupción en el sistema judicial mexicano —lo que no sería ninguna novedad, ya que por ejemplo el juez que echó abajo el michoacanazo de Calderón, está fugado—, o de plano la PGR se inventó las pruebas contra el transportista? 

En realidad no sabemos si asistimos a la moderna versión del michoacanazo o si de plano vivimos un peligroso retroceso a los tiempos del tehuacanazo. Lo que es seguro es que se trata del primer revés importante que sufre la PGR. Y es que resulta difícil imaginar que políticos con la trayectoria y el colmillo de los hidalguenses Miguel Osorio y Jesús Mirillo, la PGR haya cometido un error que sería de párvulos: detener sin pruebas. 

Pero no es el único caso. En donde existen indicios consistentes de que la justicia mexicana habría regresado al revolucionario y científico método del tehuacanazo, es en el caso del hombre detenido y que se habría declarado confeso de matar a Rafael Sánchez Morales (a) El Pollo; líder de autodefensas. El presunto autor material del crimen asegura que habría sido torturado y se habría declarado culpable para impedir la tortura. 

Está claro que la denuncia deberá ser aclarada a plenitud por el gobierno de Michoacán, por el comisionado Alfredo Castillo y por las autoridades federales. De lo contrario se confirmará la especie de que si con Calderón fue el michoacanazo, con Peña Nieto se pone en práctica el tehuacanazo. 

Pero una prueba contundente, irrebatible de que los templarios habrían metido la mano en la elección del priísta Fausto Vallejo —y que demostraría que el gobernador de Michoacán no estaría limpio como lo anunció Peña Nieto—, es el estudio del comportamiento electoral en la contienda de noviembre de 2011, en donde Fausto Vallejo ganó el gobierno a la panista Luisa María Calderón, con poco más de 2% del total de los votos. 

El estudio lo presentó Federico Berrueto el pasado sábado —en Milenio—, en donde revela que en esa elección estatal los votos se multiplicaron por tres en los municipios de Tierra Caliente en poder de los templarios: Cárdenas, Apatzingán, Zacapu y Zamora. Es decir, que Vallejo ganó el gobierno estatal gracias a los votos templarios. 

¿De verdad, nada de eso sabía Fausto Vallejo? ¿Qué tiene que decir de eso el líder del PRI? ¿Qué tanto sabían los líderes estatal y nacional del PRI en ese 2011? ¿Están limpios? Al tiempo. 

Ricardo Alemán 

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