Si muero lejos de ti Vol. 1

Opinión
/ 2 octubre 2015

Tenga por favor la certeza y tranquilidad de que no ando viajando con dinero mal habido o el de sus impuestos

El pasado aniversario (el 437, según la versión aceptada oficialmente) de mi ciudad, Saltillo, fue probablemente el primero desde que nací en celebrarse mientras estoy ausente. Me queda claro que no van a detener los festejos por mí (sobres).

Estoy de viaje sólo porque se presentó la oportunidad (la disposición y las ganas las tenía bien puestas desde que me acuerdo). No viajo porque me sobre con qué, ni porque me ande escondiendo como político en el exilio, que en vez de dar la cara nos muestra con cinismo su trabajado abdomen.

Sucede que nunca antes había puesto un pie fuera de México (ni siquiera para hacer shopping en McAllen en Black Friday), hecho que me mantenía dentro de una amplia mayoría estadística.

Según Mitofsky, apenas el 15 por ciento de los mexicanos mayores de edad afirma haber viajado al extranjero (no cuentan los viajes psicotrópicos).

Ahora que canto qué lejos estoy del suelo donde he nacido quiero asegurarle que he observado y observaré en todo momento una conducta ejemplar. No porque en mi tierra procure con menos esmero ser un ciudadano limpio, cordial y tolerante, sino porque ya muy mal parados nos ha dejado nuestro turismo mundialista, que a donde quiera que va da la nota bochornosa.

Tenga por favor la certeza y tranquilidad de que no ando viajando con dinero mal habido o el de sus impuestos (como tanto funcionario y periodista chayotero), y también de que no le haré pasar vergüenzas a mis connacionales.

Ya si me arrestan en tierras extrañas es porque desconocía alguna disposición local o de plano por razones ideológicas, en cuyo caso sí les solicito que le llamen a Amnistía Internacional (porque nuestra Comisión Estatal de Derechos Humanos es uno de tantos malos chistes de nuestro Gobernador y me consta).

En fin, no le comento lo anterior para presumirle que ando de pata de perro (eso lo puedo hacer con fotos y todo desde féisbuc), sino para ir poniendo en orden algunas ideas que imagino, son inevitables para el viajero.

Como ya le he confiado a un par de personas cercanas, salir del País me hizo confirmar algo que siempre sospeché, que luego llegué a creer con una convicción parecida a la certidumbre y de lo cual únicamente me faltaba la comprobación empírica:

¡En México nos está viendo la cara!

 ¡Vaya! Interesante conclusión a la que llegó el columnista, podría decirme rezumando sarcasmo y agregar que no se necesita cruzar ninguna frontera para respaldar tal afirmación.

Pero sucede que sí. Y es que para la personalidad neurótica (mea culpa) no basta con un muy razonable 98 por ciento de certidumbre –¡no, señor! –. La certeza debe ser absoluta o de lo contrario el espíritu no encuentra sosiego.

-Muy bien, columnista. Díganos pues, por qué en México nos están viendo la cara.

-¡Uf! ¿Por dónde empezar?

-Si no puede, comience diciéndonos entonces quién nos está viendo la cara, columnista.

Eso ya está más fácil y es que cualquiera los tiene perfectamente identificados: Son el Gobierno y las Empresas Privadas

Se supone que la razón de ser de uno y otras, el fundamento de su existencia, el motivo por el que fueron creados es la gente a la que deberían estar consagrados.

Pero ocurre en cambio que sus prioridades, en orden de importancia, son: 1.- Un obsceno margen de rentabilidad para la gente de su élite (tanto gubernamental como empresarial). 2.- La pervivencia de su institución (pública o privada). 3.- La continuidad del statu quo.

Cuando su propósito supremo debería ser nuestra satisfacción, nuestra felicidad y calidad de vida (y en ello cifrar su existir), lo cierto es que en alcanzar los tres objetivos enlistados invierten la mayoría de sus esfuerzos y recursos.

Pero sucede que cumplir dichos puntos vitales no es igual de sencillo en un país del Primer Mundo que en otro en perpetuas vías de desarrollo, como México. ¿Verdad?

Lo siento, tengo un montón de cosas que hacer y no son las habituales. Continuamos en la siguiente entrega.

petatiux@hotmail.com




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