Hombres de hierro

Opinión
/ 2 octubre 2015

Guillermo Herrera Márquez

El calendario de la NFL es muy largo en materia de intensidad física para los jugadores, mientras que aquellos que amamos este deporte nos parece la época más rápida del año, por lo que deben ser muy cuidadosos junto con sus equipos en estos partidos de pretemporada, donde lo que menos existe es relajamiento y falta de intensidad.

Una lesión en esta fase de la campaña resulta muy grave para los jugadores ya que iniciar batallando cuando faltan al menos cinco meses de gran intensidad a tope.

Una lesión sin lugar a dudas que afecta no sólo parte física sino también la monetaria ya que los jugadores bien afectada su posibilidad de ganar bonos monetarios, los jugadores firman contratos donde se consideran bonos por partidos jugados, participación de jugadas y una serie de cláusulas que van de acuerdo y cotizadas por rendimiento dentro del terreno de juego, el dinero es preponderante al momento de acordar contratos.

En el año de 1995 Norman Boomer Esiason jugaba como quarterback para los Jets de Nueva York y había firmado un contrato modesto en el que dependía de los bonos para ganar buen dinero sin embargo al llegar a los últimos partidos de la campaña llegaba en buena racha y el entrenador Rich Kotite optó por dejarlo en la banca y así el equipo no debía pagarle bonos por resultados, la campaña había sido funesta con marca de 3-13 y no ganarían mucho si derrotaban a los Oilers y Saints en los últimos duelos de la campaña.

El futbol americano de la NFL es un negocio y los jugadores son visto como piezas invaluables que generan millones de dólares, en ocasiones el aspecto físico o de salud queda relegado a segundo término por parte de jugadores, entrenadores y gerencia y es por ello que deportistas lesionados entran al terreno de juego y arriesgan todo —incluso su salud— por trabajar.

Robert Griffin III, quarterback de los Redskins de Washington es un claro ejemplo de un jugador que es arriesgado de manera peligrosa por un partido, cuando en 2012 su entonces entrenador Mike Shanahan decidió meterlo a jugar sin estar en condiciones, ya que su rodilla había sido severamente dañada y jugo infiltrado para no sentir dolor, poniendo en riesgo no sólo su carrera sino su rodilla para su futuro.

Los partidos en televisión se ven espectaculares y divertidos sin embargo decenas de jugadores juegan infiltrados o anestesiados, sufren conmociones cerebrales que no reportan para no ser sacados del juego e incluso algunos juegan con brazos o dedos fracturados.

Recuerdo hace muchos años ver jugar al quarterback los Chargers de San Diego Dan Fouts quien en un segundo quarto de un partido se fracturo la nariz contra los Raiders de Oakland y regreso en el tercer cuarto para seguir jugando.

Los equipos no pueden darse el lujo de guardar a todos sus titulares en todos los partidos de postemporada, ya que necesitan tomar ritmo e intensidad para cuando inicia la campaña, donde se suelen hacer ajuste de sistemas que requieren practica dentro de partidos, aunque sean de pretemporada.

Para el día 3 o 4 de septiembre los equipos deberán dejar su roster en 53 jugadores para el inicio de campaña por lo que las próximas semanas veremos partidos muy intensos, muy físicos donde todos los jugadores quieren aparecer en la lista final, cueste lo que cueste.




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