¿Marcelo es inocente?

Opinión
/ 2 octubre 2015

La respuesta a la anterior pregunta no admite titubeos ni equivocaciones. En efecto, podrán decir misa, podrán encontrar a los chivos expiatorios que quieran, pero lo cierto es que el único responsable del fracaso en la Línea 12 del Metro se llama Marcelo Ebrard. ¿Y por qué se puede aventurar que Marcelo es el único responsable de la fallida Línea Dorada?

La respuesta es elemental; porque en la práctica, en el gobierno de Marcelo no se movía una hoja de su administración sin el aval, el consenso y el palomeo del propio exjefe de Gobierno; porque en la gestión de Ebrard nadie se mandaba solo, sea Enrique Horcasitas Manjarrez, sea Francisco Bojórquez —los dos responsables directos del Metro—, o cualquiera otro de los colaboradores de Marcelo

Y si tienen dudas, basta escuchar a todo aquel que haya trabajado con Marcelo Ebrard para sabe que el exjefe de Gobierno no preguntaba, tampoco escuchaba. Es decir, Marcelo ordenaba y la realidad se tenía que amoldar a sus caprichos. Son ampliamente conocidas las versiones de responsables directos de la construcción del Metro que aseguran que le advirtieron a Marcelo sobre el riesgo de tal o cual decisión y que, como respuesta, obtuvieron un: ¡Ya dije cómo se hace!.

Por eso tiene tintes de burla a los ciudadanos y de engaño a la sociedad la inhabilitación y posible acción penal contra una treintena de subordinados de Marcelo Ebrard —auténticos chivos expiatorios, en tanto que por pertenecer a Morena nadie dice nada contra Francisco Bojórquez, otro implicado hasta el fondo del problema—, mientras que el exjefe de Gobierno parece que será perdonado y seguirá como si nada. ¿De verdad es inocente Marcelo?

Por lo pronto, no pocos de los que han sido señalados como presuntos culpables trabajan en una acción mediática contra el e jefe de Gobierno, ya que consideran injusto y arbitrario que ellos deban pagar los platos rotos, cuando todos los involucrados saben que sólo Marcelo y nadie más es culpable del fracaso de la L12 del Metro, cuya construcción costó 22 mil millones de pesos, además de los 18 mil millones que se pagaron por la renta de trenes durante 15 años y que, según no pocos especialistas, debieron ser comprados a precios mucho más baratos.

Peor aún, dicen que si Marcelo es declarado inocente, sería como reconocer que en los seis años de su gestión no gobernó, no estuvo atento de su obra cumbre y no entendió de lo que se trataba. Por eso plantean las siguientes interrogantes. ¿De verdad es creíble que Marcelo Ebrard es inocente del cochinero en que se convirtió la Línea Dorada del Metro? ¿De verdad no estaba enterado de las presuntas corruptelas y las irregularidades que hicieron inviable la Línea 12 del Metro? ¿De verdad Marcelo nunca se enteró de los sobreprecios, del engaño en la renta de los trenes; de las fallas que hicieron imposible el funcionamiento de la obra más importante en su gobierno?

El sentido común dice que no, que Marcelo no es inocente, que sí conocía de las corruptelas e irregularidades, que conoció el sobreprecio de los trenes y que sí le dijeron que era mejor y más barata la compra que la renta; que era mejor utilizar trenes con ruedas neumáticas que las de acero. ¿Y si tiene culpa y sabía todo lo que estaba mal, por qué Marcelo Ebrard no es parte de los 33 funcionarios y exfuncionarios inhabilitados, entre ellos Enrique Horcasitas; Juan Carlos Mercado, Moisés Guerrero y Reina María Basilio, todos ellos inhabilitados por entre 15 y 34 años.

Lo cierto es que el escándalo es monumental, imperdonable y nada justifica que por razones políticas, de amistad o gratitud, la autoridad del Distrito Federal haga circo maroma y teatro para exhibir a chivos expiatorios por el escandaloso fraude en que terminó la L12, mientras que Marcelo Ebrard está listo para seguir su vida política como si nada. Lo cierto es que en un país democrático, en el que se respete la ley, Marcelo habría sido inhabilitado de por vida.

Pero también es cierto que el escándalo por las fallas técnicas que inhabilitaron la L12 es apenas la punta de la madeja. ¿Por qué? Porque falta la parte dura; la montaña de corruptelas que —según los mismos señalados como culpables—, permitieron que los integrantes del grupo de Marcelo Ebrard se llenaran los bolsillos de dinero producto de corruptelas por toda la obra que se realizó en el Distrito Federal.




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