Ya no hay pistoleros
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El pistolero en la lucha libre solía ser aquel que presumía del valor, la personalidad y calidad suficientes para definir una lucha a su favor en el momento que le diera la gana, pasando sobre el más pintado.
También eran capaces de lesionar sin medir consecuencias, se ganaban así la fama de pistolear a sus rivales y terminaban con enemigos hasta que tampoco tenían trabajo.
La historia remite a nombres como el de Gory Guerrero, Dick Medrano, El Desarmador; El Espectro I, El Mulato, El Leopardo, Blue Demon, Leo López y Dr. Wagner, quien no dejaba pasar al novato que lo quisiera hacer ver mal.
Alfonso Dantés y Brazo de Plata, sobre quien cuentan alguna vez noqueó a Canek en los vestidores del Toreo; El Sicodélico, a quien todos le daban la vuelta.
Otros más fueron El Signo, Solar, Ringo Mendoza, Rafael Salamanca y Luis Mariscal, quien no se ganó de a gratis el mote de El Tigre.
La dinastía de los Villanos tampoco se queda fuera, todos estrellas que construyeron sus carreras al estilo recio, sin achicarse.
Los pistoleros eran solicitados en las arenas chicas ante estrellas locales que ya se sentían por encima de sus colegas; eran humillados para que pusieran los pies en la tierra y se metieran al gimnasio.
LA Park, Último Guerrero y Negro Casas desempeñaron ese rol, pero es un estilo que ha ido desapareciendo porque el respeto entre colegas es nulo. Hoy los chavos se hablan de tú con sus mayores en la calle, en los vestidores; no hay respeto, los tratan sin reconocimiento.
Hay varios que necesitan a uno que otro pistolero para morder el polvo y pensarse mejor lo que harán en su futuro. Hoy las carreras son meteóricas y pocos de los que llegan al estrellato sufren las penalidades que como novato deberían pasar.
Y las empresas tampoco provocan que eso cambie. Es más cómodo mantener intocables a sus figuras, no vaya a ser que un verdadero luchador descubra sus carencias.
¡Buenas luchas!
Correo: gabriel.cruz@eluniversal.com.mx
