De la Productividad a la Competitividad en el País

Opinión
/ 2 octubre 2015

El Ejecutivo Federal envió la Iniciativa de Decreto que expide la Ley para Impulsar el Incremento de la Productividad y Competitividad de la Economía Nacional

El pasado 2 de Octubre el Ejecutivo Federal envió a la Cámara de Diputados la Iniciativa de Decreto que expide la Ley para Impulsar el Incremento Sostenido de la Productividad y la Competitividad de la Economía Nacional. 

El objeto de tal iniciativa es coordinar las acciones del Estado para incentivar el obtener mayor niveles de eficiencia en las actividades económicas y con ello, incrementar el nivel de competitividad del País en los mercados internacionales.

Para entender el contenido de la iniciativa es necesario distinguir entre productividad y competitividad. Por productividad se entiende, en el aspecto técnico, lograr a lo largo del tiempo producir al menos lo mismo con una menor cantidad de insumos, por ejemplo un mayor rendimiento de una misma extensión de tierra en la actividad agrícola, el uso de una menor cantidad de insumos para lograr al menos la misma producción pecuaria, lograr un mayor producto por trabajador empleado en una fábrica o una mayor obtención de hierro, zinc, plata u oro o cualquier otro metal de una misma explotación minera, sea por localizar una veta más rica o por utilizar un proceso de refinación que requiera menos insumos. 

Todos ellos son algunos ejemplos de productividad a nivel de la empresa. Para ello se necesita que existan incentivos a la capacidad empresarial, y las facilidades para lograrlo. Es por ello que se necesita el acceso suficiente y oportuno al crédito de mediano y largo plazo, acceso al cambio tecnológico, las oportunidades en el mercado de una mayor demanda sea interna o del exterior, así como impedir una injustificada carga regulatoria sobre las actividades de los particulares.

Para lograr tales incentivos se requiere que exista un mecanismo de precios determinados por el mercado, de tal forma que los recursos, que inherentemente son escasos, se dirijan hacia aquellas actividades que ofrezcan un mayor rendimiento, una mayor productividad, es decir, que sean utilizados en una actividad económica cuyo retorno prometa ser mayor que su costo de oportunidad en la siguiente mejor alternativa de uso. 

Para ello requerimos mercados abiertos y competitivos, tal que los precios le indiquen a las empresas cuáles y dónde utilizar los insumos dependiendo de sus precios relativos en el mercado. Es por ello que necesitamos mercados en un entorno de competencia así como la apertura con los mercados internacionales, ambos son elementos fundamentales para elevar la productividad. 

¿Y la competitividad?

 Este término frecuentemente se utiliza incluyendo todo tipo de factores, cuando en realidad es la productividad de un País en determinados bienes o servicios pero considerando los costos relativos de producción. Un País puede elevar su productividad, pero si el precio de sus insumos es relativamente más elevado que en otros países, el resultado de tales ganancias en productividad puede verse más que compensado por el mayor costo de sus insumos y en su conjunto incluso perder competitividad. De forma semejante, no puede haber ganancias en productividad en sentido tecnológico, pero si el costo de los factores disminuye, aún en ausencia tales ganancias, puede aumentar su competitividad.  

David Ricardo, economista inglés de fines del siglo XVIII, escribió un ensayo en reacción a la expedición de las leyes del maíz por parte del parlamento británico para protección de sus agricultores, luego de la suspensión del comercio durante las guerras napoleónicas, debido a que al llegar éstas a su fin y restaurarse el comercio, el precio del maíz se derrumbó y aumentó el de las manufacturas. Ricardo declaró que la expedición de tales leyes era un error, desarrollando el concepto de ventaja comparativa para comprender la diferencia entre competitividad y productividad. 

La productividad tiene que ver con el concepto de ventaja absoluta, ser un País más productivo que otro, mientras que la competitividad tiene que ver con el concepto de ventaja comparativa, cuando las diferencias en productividad se ajustan por el costo de los factores de la producción. Un País no puede ser competitivo en todo, aunque sea más productivo en todo. La ventaja absoluta no es condición necesaria ni suficiente para tener ventaja competitiva en la producción de un mismo bien. 

La competitividad no sólo depende de la productividad relativa de una industria, sino también de los costos relativos de los insumos, incluyendo el trabajo o la tasa de interés, de un País con respecto a otro.

De lo anterior, las empresas, desde las micro, pequeñas y medianas empresas, determinan, considerando los precios de sus materias primas o insumos en el mercado, invertir en mejorar su eficiencia, adoptando, sea por imitación o por innovación, cambios que les significan el producir al menos lo mismo con una menor cantidad de insumos. Por ello es necesario que la consecución de la productividad se realice a nivel de cada empresa, desde el taller hasta la empresa agroindustrial o las fábricas ubicadas en una determinada región.

Los precios de los insumos los determina el mercado de tal forma que sean eficientemente utilizados, de ahí la importancia de tener competencia, tal que sus precios sean de mercado y no producto del ejercicio de poder sustancial por parte de algún oferente. 

La apertura comercial es el factor primero de política de competencia, toda vez que el tamaño de mercado se amplía y la concurrencia de competidores en el mercado doméstico se incrementa respecto a un Estado de economía cerrada. Por otro lado, la competencia se extiende a los insumos, por lo que las empresas pueden sustituir materias primas domésticas por importadas, lo cual es un incentivo a elevar la productividad y la competitividad de las empresas nacionales. 

Las Reformas Estructurales tienen por objeto el modificar el precio de los insumos, por ejemplo de la electricidad o disminuir la tasa de interés, es decir, inciden tanto en el componente de productividad del sector energético, al facilitar su cambio tecnológico, como en factor de costos de todas las actividades económicas en el País al mejorar los costos de insumos como lo es el crédito y la energía, para tener como consecuencia que en su conjunto se eleve la competitividad del País respecto a otros en el contexto internacional.

   rtovar@itam.mx



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