Los Legionarios ¿de Cristo?

Opinión
/ 2 octubre 2015
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Fue la Compañía de Jesús la que emprendió la educación con el propósito de combatir los avances de la Reforma luterana. Luego fueron las demás congregaciones que terminaron por dedicarse a la industria pedagógica. En su momento, no faltó quien criticara duramente a la Orden de Íñigo de Loyola calificando a la educación jesuítica como una pedagogía profundamente anticristiana.

Ya podemos imaginar lo que esos críticos opinarían hoy de los Legionarios de Cristo, de la sombra siniestra de su fundador y su cuestionable preferencia por los ricos y poderosos que son el centro y razón de su existencia.

Seguramente citarían la parábola del joven rico. Además señalarían a los legionarios de ser unos  modernos saduceos, la clase elitista que discriminaba a los propios fariseos, que ya es mucho decir.

Así las cosas, resulta que los jóvenes del Instituto Cumbres de la Ciudad de México, difundieron un video promocional de su graduación de bachilleres donde hacen gala de misoginia y de una insultante ostentación de poder y riqueza, con bellas modelos lavándoles los pies, que los miman, acicalan, que les bailan, los persiguen y acosan en la calle, en su limosina y hasta en su propia cama. Mujeres que al fin de cuentas son humilladas y desechadas por estos chavos de la citada legión.

Y no es que uno sea el referente de la conducta socialmente aceptable, tampoco se cuestiona el glamoroso lujo del que disfrutan estos júniores sofisticados, lo único cuestionable es que ésta elite se asuma a sí misma como la milicia de Cristo, como parte de su reino.

Porque según vemos, al igual que muchos de nosotros, estos jóvenes no tienen muy clara la idea del espíritu del cristianismo, no son precisamente los bienaventurados a los que Jesucristo se refiere en el Sermón de la Montaña y, según su actuación en el video, están muy lejos de ser los escogidos helenizados o la juventud platonizada de un colegio tan exclusivo y elitista.

Zafios y frívolos, no son jóvenes en el buen sentido que se le puede dar a la palabra, más bien son carne del psiquiátrico, gamberros insolentes que se sienten fascinantes y que, aún así, se atreven a ostentarse como seguidores del Cristo, de aquel Hijo del Hombre que no tenía ni siquiera dónde recostar su cabeza.

Todo esto, cuando estaba por conmemorarse el Día Mundial contra la Esclavitud Infantil, un evento donde Alfonso Navarrete Prida, secretario del Trabajo, reconoció que en México aun existen dos millones 500 mil niñas y niños que son jornaleros, víctimas de la trata de personas, de la explotación laboral y sexual.

De igual forma, hay que tomar en cuenta que aún hay niños que bajan a laborar a las minas de carbón y que siguen muriendo cuando explota el gas grisú, como sucedía en Coahuila no hace mucho tiempo. Y, precisamente, por respeto a esos niños mineros es que los legionarios del Cumbres no deberían hacer ostentación de tanta riqueza que tienen en este mundo, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan en medio de la noche, como enseñó el Cristo, o ¿Acaso ya se olvidaron del escándalo Maciel?


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