Aristegui, Lydia Cacho, Priscila, un año después

Opinión
/ 2 octubre 2015

El 8 de mayo del año pasado, poco después de las diez de la mañana, Lydia Cacho tuiteó: Cuauhtémoc Gutiérrez ya tiene defensor oficial: es Ciro Gómez Leyva una vergüenza total.

Horas antes, Carmen Aristegui había abierto fuego en su programa de radio en MVS. Me acusaba de servir a los peores intereses con información de baja ralea. Sus redes sociales me quemaban en leña verde. ¿Qué había, qué habíamos hecho?

Temprano por la mañana de ese jueves 8 difundimos en Radio Fórmula la declaración ministerial de Priscila Martínez, la supuesta enganchadora en la supuesta red de prostitución de Cuauhtémoc, el defenestrado líder del PRI en el DF.

Había corrido más de un mes desde la transmisión en MVS de aquella nota elaborada con voces anónimas y truqueadas para hacer pedazos a Cuauhtémoc, objetivo cumplido para entonces. Nosotros preguntábamos por qué ninguna de esas voces testificaba en el ministerio público para señalar en forma directa a quien en el programa de Aristegui llamaban depredador sexual.

A grandes rasgos, Priscila narraba en la declaración ministerial cómo le pagaron 60 billetes de 500 pesos para inventar la historia de la red de prostitución. Eran las primeras palabras expresadas por alguien con nombre y apellido. Eso no importaba en el mundo de Aristegui, Cacho y amigos. Virtuosos para descalificar y pontificar desde su pretendida y pavorrealesca superioridad moral, me llenaban, nos llenaban de lodo. No tolerarían la evidencia de que su reportaje de investigación era, en realidad, un montaje.

Ocurrieron muchas cosas en estos 365 días, entre ellas el fundamental trabajo de Aristegui y equipo sobre la casa de Angélica Rivera en Las Lomas. Pero en cuanto a Cuauhtémoc Gutiérrez, la información no se movió un milímetro. Lo anónimo, anónimo quedó. Las acusaciones penales no llegaron. Las sanciones al exlíder del PRI capitalino fueron políticas y la destrucción de su imagen.

A falta de datos sólidos, persistieron en la tarea de linchar a Cuauhtémoc, en uno de los casos de mayor racismo y clasismo que recuerde. Una infamia.

Pero como de aquel lado jamás se equivocan, no se disculparon. Qué vergüenza. En esa historia fueron y siguen siendo una vergüenza.

Lo dije hace un año. Lo repito hoy.

MENOS DE 140

Alerta en el PRI. El queretano Roberto Loyola baja en las encuestas y patina al defenderse en los medios.

Ciro Gómez Leyva


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