¡Qué la rorra, era un rorro!

Opinión
/ 15 junio 2015

Ay, si le digo que ésta mi discapacidad visual me mete en cada lío.

Y no estoy renegando, conste, bien sabe Dios que en la medida de lo posible trato de tomarme la vida con humor.

Pero quiero decirle que por culpa de mi ceguera suelo confundir gente, perderme en lugares, desconocer amigos y familiares que me saludan desde lejos, y veces de cerca, en la calle, etcétera, etcétera, etcétera.

Y cuando me mandan a entrevistar funcionarios a algún evento, mejor ni le cuento.

Mis colegas de la nota diaria, almas caritativas, tienen casi que llevarme de la mano a donde se encuentra tal personaje de la política o de la sociedad, para que yo pueda entrevistarlo.

Pero lo que pasó hace algunos días, el domingo de las elecciones, para ser exactos, no tuvo madre.

Me había yo quedado de ver con una señora de una asociación civil, ejemplo de bondad y de amor al prójimo, afuera de una casilla electoral.

La idea era fotografiarla enseñando el pulgar mancado de tinta indeleble y que me dijera en entrevista sus demandas a los futuros diputados.

Pues nada, que llegó la susodicha señora, pero no venía sola, la acompañaba una rubia, podríamos decir que, de menudas formas y Con cierto, tarde me percaté, timbre grave de voz.

Nos saludamos, la bondadosa señora de la asociación civil entró a votar y yo, junto con el fotógrafo Alejandro Tomatsu, me quedé donde estaba, platicando con la rubia.

A los pocos minutos salió la señora de la a.c., la entrevisté, luego vino lo de las fotos y hasta ahí todo iba bien.

La cosa fue a la despedida que me acerqué para darle un beso en la mejilla a mi entrevistada y luego a la rubia de gruesa voz.

Cuando las mujeres se hubieron marchado, el fotógrafo, entre serio y divertido, me soltó que tenía un notición:

Qué?, le pregunté desconcertado, ¡era vato!, dijo, ahora sí muerto de la risa, apoco no le oíste la voz?, ¿no te picó la barba, Peña?, me seguía diciendo, burlándose.

Yo me quedé perplejo, mudo del asombro.

Ya se imaginará que toda la mañana el señor Tomatsu me trajo de carrilla, que ya no me iba a ver igual y que quién sabe qué.

Ay, si le digo que ésta mi bendita ceguera, me hace dar cada metida de pata



jpena@vanguardia.com.mx

Reportero del Semanario Vanguardia. Ha incursionado en el género del reportaje, la crónica y el perfil, en el abordaje de distintos temas, sobre todo con un enfoque social. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de Coahuila

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