La curva sigmoide

Opinión
/ 2 octubre 2015
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Las máquinas de escribir se inventaron a principios del siglo 19. Casi 200 años después, las computadoras y luego las laptops las han estado reemplazando. Ahora hasta las laptops peligran frente a las tablets.

Todos los inventos siguen esta misma suerte. Empiezan lentamente y luego, a medida que otras las usan, se empiezan a popularizar con mayor velocidad.

Este comportamiento se observa con mucha frencuencia en diferentes fenómenos. Todas las tecnologías siguen este ciclo fatalmente. Los primeros en comprar son los innovadores de corazón, luego vienen los copiones, y al final los que solo compran la tecnología que va de salida y a precios de remate.

Las enfermedades contagiosas siguen una tendencia igual. Al principio son unos cuantos infectados y avanza lentamente, pero agarran velocidad y, finalmente, se extinguen cuando ya no hay a quién infectar.

La ciencia se interesa en lo repetitivo. Y por eso estudia estos comportamientos. Al graficar el número de usuarios de un avance tecnológico en el tiempo se produce una curva en forma de S elongada. Es la curva sigmoide, una S estirada hacia arriba con las dos colitas aplanadas. Reflejan el crecimiento lento en la parte de abajo a la izquierda. Luego sube rápidamente el número de usuarios y se vuelve plana arriba a la derecha, indicando que ya no aumentan los usuarios.

Hay otros ejemplos: las organizaciones siguen un ciclo de vida similar, nacen crecen se desarrollan y perecen.

Lo que creo es que mucha gente no está consciente de que la organización burocrática resulta ser un invento como cualquier otro. Surgió con la revolución industrial y poco a poco está demostrando su obsolescencia. Está sujeta a esta misma ley universal que afecta a todas las tecnologías. Su final es tan inevitable como la acción de la Ley de Gravedad.

En Nuevo León acabamos de vivir una elección en la que la organización burocrática de los partidos quedó superada por una nueva tecnología de organización que apenas está despegando y demostrando su superioridad. Más efectiva y a menor costo. El Bronco gastó 9 millones de pesos contra casi 50 de cada uno de sus principales competidores, y les ganó a los dos sumados.

La organización por vía de las redes de internet permite actuar a los participantes con mayor libertad y esa flexibilidad permite una adaptabilidad que los partidos simplemente son incapaces de aplicar exitosamente.

En términos de la curva sigmoide, los partidos van de salida en la parte superior chata de la derecha y las redes sociales como instrumentos de organización social apenas están despegando en la parte inferior izquierda. Por supuesto que cada tecnología tiene su propia curva, pero nada desdice que los partidos van de salida y que las redes apenas arrancan, amén de que aún les falta la parte del gran despegue y crecimiento acelerado.

Puede ser que, con mucho trabajo, los dirigentes partidistas logren extender la curva durante algunos años más, pero las señales de su obsolescencia está por todos lados. No son eficientes, no rinden cuentas, no son transparentes, no realizan los valores de la modernidad.

La curva de la S también puede ayudar a explicar las oportunidades que enfrenta el nuevo gobierno de Jaime Rodríguez. Si en vez de tratar de hacer funcionar la burocracia decrépita y costosa, se organiza para introducir la modernidad, seguramente logrará reducir gastos (cosa que bastante se necesita) y obtendrá muchos mejores resultados.

Apostarle a las nuevas tecnologías sería una inversión muy rentable, porque el nuevo paradigma basado en sistemas tiene una larguísima vida por delante. El problema podría ser que no se aprecie la oportunidad. El hecho de que la campaña haya sido exitosa y basada en las nuevas tecnologías es un signo positivo y motivo de optimismo.

javierlivas@prodigy.net.mx

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