Los aspirantes: 1; Hilda Flores Escalera

Opinión
/ 30 marzo 2016

Afuera del Comité Municipal del PRI, dos grupos antagónicos se daban a puñetazo limpio. La calle Xicoténcatl, entre Corona y Álvarez, era un campo de batalla y adentro no eran diferente, volaban sillas además de golpes; en medio de la reyerta, guarecida bajo un escritorio, estaba la dirigente del Revolucionario Institucional en Saltillo, Hilda Flores Escalera.

La turba que pretendió ingresar al Comité Municipal simpatizaba con el secretario de Gobierno, Raúl Sifuentes, mientras que el grupo en poder del Comité Municipal trabajaba a favor de Humberto Moreira Valdés, alcalde de Saltillo. Se libró ese día una batalla que era parte de la guerra por la Gubernatura, la manzana de la discordia era el dominio de los comités seccionales.

Desde la Alcaldía, Humberto Moreira se apoderó poco a poco de los seccionales, pero desde el Palacio de Gobierno Raúl Sifuentes ordenó al PRI una renovación de los comités. En Saltillo el grupo Moreira llevaba mano; Flores Escalera trabajaba para ellos.

Era el 2004, penúltimo año del sexenio de Enrique Martínez y Martínez. Para entonces, Hilda Flores Escalera era Diputada local y gracias a la asesoría del periodista Óscar Wong apostó todo por el profesor y no se equivocó. Sus servicios fueron recompensados, de 2005 a 2008 fue Secretaria de Turismo; luego regresó al Congreso del Estado, más tarde fue Diputada federal y actualmente es Senadora.

Hilda tuvo la oportunidad de mostrar su lealtad al moreirismo y su disciplina partidista en enero de 2010 cuando, a unos días de tomar posesión, pidió licencia como Diputada federal para que asumiera el cargo su suplente, adivine usted quién: Noé Garza Flores. Era el tiempo de la simulación en el que para cumplir las cuotas de género se nombraban candidatas mujeres pero finalmente llegaban hombres a ocupar los cargos. Así, en esa oportunidad, la licenciada en Administración Pública mostró su lealtad con el partido, pero le dio la espalda a la lucha de género de las mujeres.

A partir de la renovación de los seccionales priístas Flores Escalera hizo su carrera a la sombra del moreirismo. Era un soldado más, una pieza en el tablero, un alfil no muy valorado. Hoy, la dama quiere salir de una vez por todas de abajo del escritorio en que se metió en el 2004, aspira a ser candidata del PRI al Gobierno del Estado.

Y sus aspiraciones son muy legítimas. Es loable que las mujeres ocupen cada vez más espacios, compitan y lleguen a los cargos de mayor importancia; sin embargo, sus posibilidades son casi nulas. No tiene el visto bueno del Gobernador, por primera vez desde hace 11 años jugaría fuera de la férula del moreirismo. Hilda tampoco es tan conocida o popular, a diferencia de otros aspirantes, y su estrategia de posicionamiento parece débil hasta el momento.

Los hechos expuestos aquí difícilmente los encontrarán en la biografía oficial o el currículum de la aspirante, pero dibujan de cuerpo completo la figura política de Hilda, cuya principal mácula y debilidad es su filiación con un régimen que desangró las finanzas estatales.

Solo un dato más para el anecdotario: a otro aspirante priísta a la Gubernatura se le atribuye haber mandado camiones desde otro municipio para tomar las instalaciones del Comité Municipal en las que se escondía Hilda Flores bajo un escritorio, se trata de Miguel Riquelme, alcalde de Torreón.

*El presenta artículo expone mi punto de vista, no la opinión del Gobierno Municipal en el que laboro.

columnaacropolis@gmail.com

Twitter: @bebefuerza

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