A noventa días de terminar el primer año del gobierno de Manolo Jiménez
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Es cierto, faltan tres meses, sin embargo las mediciones siempre son buenas, pues ayudan a comprobar si el trabajo que se va desarrollando es conducido por buen camino y se palpen resultados que fueron proyectados.
Hace unos cuantos días, el gobernador del estado le hizo ajustes a su equipo de trabajo, designando algunos subsecretarios ubicados en las distintas regiones cuya división conforma nuestro estado. Esos nombramientos pertenecen al segundo círculo de la estructura administrativa y pienso que fueron escogidos tomando en cuenta una forma cualitativa y no cuantitativa cuya designación, considero, se dio en época tardía, pues es de suponerse que el trabajo oficial se refuerce de manera que se logre una sinergia con los que componen el primer círculo, con el objetivo de que desde el principio del sexenio las labores del gobierno adquieran la pujanza necesaria y que unidas trabajen en los diferentes municipios bajo la creación de polos de desarrollo que engloben a Coahuila con signos de progreso.
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En el primer año de labores es sano realizar evaluaciones relativas al desempeño y corregir lo que proceda, sobre todo al trabajo de los miembros del primer círculo, ya que esas acciones le darán al Ejecutivo el ímpetu adecuado para que lidere al gobierno, no solo que lo conduzca.
La auscultación de la tarea gubernamental debe arrojar la calificación correspondiente para la toma de decisiones con el fin de que el gabinete represente la posición de un bloque bien cohesionado, para que los planes y programas que se emprendan lleguen a su consecución como respuesta a la solución de las demandas sociales.
En estos primeros meses de inicio de gestión, es cierto, se empezó con una fuerza incontenible sorteando problemas, sobre todo los económicos derivados del peso de una deuda impune, además de los famosos recortes impulsados por un gobierno cuyas decisiones son tomadas por un Presidente de la República que actúa bajo el influjo del antojo, de las improvisaciones y de las ocurrencias, escenario que deja poco espacio para maniobrar. Aun así, la nave va siendo conducida en términos más que aceptables que va esquivando aguas de tormenta. Efectivamente va para adelante, como dice el eslogan del gobierno.
La estructura del gobierno debe ser sostenida firmemente sumando amarres colaterales, de manera que soporten posibles embates de grupos fácticos y políticos, y que en un momento dado puedan crear problemas que recaigan en señales de debilidad y minen el liderazgo.
La fortaleza de su actuación gubernamental debe sustentarse con la aportación honesta y la capacidad operativa que a los titulares de las secretarías les corresponde demostrar, que sin ser figuras de aparador cumplan con el perfil adecuado que les demanda el cargo, ejercicio que llevaría al gobierno por caminos de éxito, pues de lo contrario el trabajo podría presentar características desafortunadas al favorecer que los asuntos que se ventilen produzcan riesgos de invalidez.
Los manuales de organización de las dependencias oficiales señalan las características de los perfiles que deben ser cumplidos por todos los burócratas, incluyendo a los secretarios del gabinete, con el fin de que el trabajo que desarrollen demuestre el conocimiento en la materia y conduzca a la solución de lo que les sea planteado. Asimismo, cuando los representantes de los medios acudan a realizar entrevistas que éstas transcurran sin dificultades de entendimiento, principalmente por el público, hablando el mismo idioma y no como si se estuviera en la torre de babel.
Este es el primer paso de los seis que habrá de recorrer Manolo Jiménez para cumplir con el Plan Estatal de Desarrollo y que se basó en las demandas que la sociedad le pidió durante su campaña política.
Se lo digo EN SERIO.
franciscoaguirreperales@gmail.com
@aguirreperalesf