A ver, póngame atención que la cosa es seria

Opinión
/ 8 marzo 2024

Es increíble cómo las personas inventan palabras sólo para poder etiquetar a otros de la manera en que ellos quieren. Recientemente, me acaban de decir algo que no me lo esperaba; resulta que soy algo distraído, un poquito nada más, y la verdad eso no es cierto, ¡en absoluto! ¡Soy bastante distraído!

Y es que la concentración no es más que ese mágico acto de enfocar la mente en una tarea específica, como tratar de entender el manual de instrucciones de un electrodoméstico o intentar recordar dónde dejaste las llaves del coche por quinta vez en la semana.

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Es ese elusivo unicornio mental, donde la habilidad de centrar la atención en una tarea específica, ignorando de manera espectacular todas las distracciones que el mundo moderno tiene la osadía de lanzarnos, debe ser el único objetivo. Pero, ¿quién necesita concentrarse cuando hay memes en Internet, notificaciones en el teléfono y la constante tentación de revisar el refrigerador por décima vez en una hora?

Claro, algunos aseguran que la concentración es clave para alcanzar metas, completar proyectos y, en teoría, ser más productivos. Pero, sinceramente, ¿necesitamos eso cuando podemos pasar horas mirando videos de gatos haciendo acrobacias imposibles?

Muchos afirman alcanzar este estado mental, mientras que el resto de las personas nos perdemos en el interminable laberinto de las redes sociales y las distracciones. Dicen aquellos que poseen esta habilidad que son capaces de lograr cosas asombrosas, como completar tareas en tiempo récord y recordar dónde dejaron las llaves del auto. Sin embargo, para el común de los mortales, la concentración parece ser tan esquiva como un unicornio bailando salsa en el espacio.

Y es que hoy en día la concentración es tan sobrevalorada que la gente hasta se siente orgullosa de decir cosas como: “Oh, estuve tan concentrado hoy que ni siquiera noté el paso del tiempo”. ¡Felicidades, eres un superhéroe de la concentración! Mientras tanto, el resto de nosotros está tratando de recordar si apagó la estufa antes de salir de casa.

También podemos decir que es esa cosa que nos dicen que debemos tener en el trabajo, como si fuera tan fácil como encender un interruptor. “Sólo concéntrate, Juan, es sólo un reporte de 250 páginas que debes entregar mañana”. ¡Oh, claro, sólo eso! Deberían poner “ser un ninja de la concentración” en los requisitos del trabajo.

Pero hablemos de los momentos en los que estamos tan concentrados que ni siquiera notamos lo que sucede a nuestro alrededor. ¿Qué mejor manera de perderse la vida que estar tan inmerso en los pensamientos que no escuchas cuando alguien te habla? Claro, puedes ganar la medalla de oro en la competición de concentración, pero también perderás amigos y oportunidades de socializar. ¡Prioridades!

Hoy en día, muchos hablan de este estado mágico mental (yo lo llamo puñeta mental), como si se tratara de un mito, ese mito que algunos insisten en perseguir como si fuera el Santo Grial del siglo 21. Se nos dice una y otra vez que debemos evitar las distracciones, cerrar pestañas innecesarias y apagar las notificaciones del teléfono. Pero, ¿dónde está la diversión en eso?

Pero, ¿quién puede culparnos? Después de todo, la concentración es una habilidad sobrevalorada. ¿Para qué concentrarse en la tarea a mano cuando hay memes frescos esperando ser descubiertos? ¿Acaso la verdadera felicidad no reside en la capacidad de perderse en el maravilloso mundo de las distracciones?

Pero no todo está perdido. Algunos genios han descubierto la fórmula secreta para la concentración extrema: la cafeína. Sí, esa bebida milagrosa que convierte a las personas normales en superhéroes de la atención. Por supuesto, nadie nos menciona que después de unas horas, nos vamos a encontrar en un estado de nerviosismo tan elevado que nuestro corazón va a tener más ritmo que la mejor de las cumbias.

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Pero permítame compartir una sabia reflexión: quizás, sólo quizás, la concentración no sea el enemigo. Tal vez, en medio de la vorágine de distracciones, haya un atisbo de satisfacción al lograr completar una tarea sin interrupciones. Como el proverbio chino dice: “Aquel que puede concentrarse en una tarea a la vez evita volverse loco y vivir menos apendejado”.

Abracemos el caos con una sonrisa irónica, pero no subestimemos el poder de la concentración. Después de todo, entre memes y distracciones, quizás haya un rincón para la verdadera realización. O tal vez no, ¿quién puede concentrarse en estas cosas de todos modos?

Así que, mis muy queridos lectores, la próxima vez que alguien le diga que debe concentrarse, simplemente sonría y piense en cuánto más interesante sería el mundo si todos fuéramos un poco más distraídos. La concentración es muy necesaria, pero está sobrevalorada, la verdadera diversión está en el caos de la mente errante. Pero al fin y al cabo, esta es solamente mi siempre y nunca jamás humilde opinión. Y usted... ¿qué opina?

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