Ya casi acabamos. Faltan como 5 kilómetros. No, menos, como 20

Opinión
/ 1 marzo 2024

Cada mañana, cuando el sol aún se encuentra en sus etapas de calentamiento y las aves dudan en romper su silencio nocturno, un grupo de valientes individuos sale a las calles para participar en una actividad que muchos de nosotros consideramos una tortura: correr. No es simplemente correr, es correr a las 6 de la mañana, un horario que parece más propio de aves madrugadoras que de seres humanos sensatos.

Estos intrépidos guerreros, conocidos como “runners mañaneros”, son seres tan especiales que desafían las leyes de la física al levantarse antes de que el reloj marque la hora del desayuno. ¿Qué los impulsa a tal hazaña? ¿Un amor inquebrantable por el deporte? ¿Un deseo irracional de esquivar los molestos rayos del sol? ¿O simplemente disfrutan burlarse del resto de nosotros mientras nos acomodamos en nuestras camas cálidas? ¿Acaso el sueño profundo y reparador no les es suficiente?

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Imagínense la escena: el sol aún no ha despertado, las calles están envueltas en un manto de oscuridad y, sin embargo, allí están, esas almas valientes, ajustándose sus licras brillantes y sus zapatillas deportivas que, con su precio, podrían financiar una pequeña economía. Parece que han decidido que la mejor manera de comenzar el día es sufriendo físicamente porque, ya sabemos, no hay mejor manera de despertar que sentir que nuestros pulmones están a punto de explotar.

A mí me hace mucho ruido su vestimenta. Y es que la vestimenta de estos corredores es digna de mención. Siempre me pregunto: ¿es realmente necesario que se vistan como si fueran participantes de una pasarela deportiva? Es como si cada día fueran a competir en una maratón de moda en lugar de una simple carrera: licras tan ajustadas que podrías contar cada músculo, camisetas que parecen pintadas y zapatillas que en su precio tienen más ceros que mi último recibo de nómina. ¿Corren para mantenerse en forma o para mantener a flote la industria de la moda deportiva?

Ah, y hablemos de la ubicación. Parques, calles, banquetas: ningún lugar es demasiado sagrado para estos atletas del amanecer. ¿Una pista de atletismo? ¡Demasiado obvio! ¿Una ruta pintoresca por el río? ¡Por favor, eso es para principiantes! Optan por explorar el territorio urbano, desafiando a conductores somnolientos y peatones sorprendidos. Porque nada dice “buenos días” como esquivar bicicletas y farolas en la oscuridad.

Y ahora, el acto en sí. No importa el clima, la hora o el día de la semana, siempre están ahí, trotando como si el mismísimo diablo los persiguiera. ¿Acaso correr temprano por la mañana les garantiza un boleto directo al paraíso del fitness? ¿Creen que sus órganos internos se están poniendo en forma a un ritmo acelerado mientras el resto de nosotros duerme pacíficamente?

Pero espere, no todo es negativo. Estos corredores matutinos son una fuente inagotable de entretenimiento para los observadores. La combinación de caras adormiladas, expresiones de esfuerzo extremo y esa extraña forma de saludarse entre ellos mientras corren en sentido contrario es digna de un espectáculo cómico. ¿Se saludan porque comparten la misma agonía matutina o simplemente para demostrar que están más en forma que el otro?

Ah, pero la joya de la corona es cuando, después de sus proezas físicas, se toman una foto sudorosa y sonriente con el amanecer de fondo. Como si el resto de nosotros estuviéramos perdiendo la oportunidad de capturar la magia de la madrugada mientras nos quedamos acurrucados en la cama.

Aunque la vida social de estos corredores mañaneros también es algo digno de admirarse. En lugar de compartir una taza de café con amigos, prefieren la soledad de la madrugada. ¿Charlar mientras disfrutas de un desayuno relajado? Eso es para los débiles. Ellos optan por una conversación interna profunda mientras corren, discutiendo sobre sus elecciones de vida y debatiendo si deberían o no comprar una enésima botella de agua reutilizable.

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Y por supuesto, no olvidemos la música. ¿Quién necesita una banda sonora motivadora cuando puedes escuchar tus propios jadeos y el rítmico golpeteo de tus zapatillas? El sonido embriagador de la ciudad despertando a tu alrededor mientras intentas recordar por qué decidiste correr tan temprano.

Pero, querido lector, detrás de todo el sarcasmo y la ironía se encuentra una verdad incuestionable. Estos corredores mañaneros están haciendo algo bien. Aunque sus elecciones puedan parecer cómicas y sus rutinas extravagantes, su compromiso con la salud física y mental es digno de respeto.

En un mundo donde la prisa es la norma y el tiempo propio es un lujo, estos corredores encuentran una manera de ponerse en primer lugar. Su disciplina, aunque puede parecer exagerada, refleja una determinación admirable. Se levantan mientras muchos aún sueñan, desafiando las excusas y demostrando que es posible priorizarse a uno mismo incluso en las horas más inverosímiles.

Entonces, mientras nos burlamos de sus elecciones de moda y sus horarios aparentemente ilógicos, tal vez deberíamos dar un paso atrás y reflexionar. ¿Qué excusas nos estamos contando a nosotros mismos para no cuidar de nuestra salud? ¿Cuántas veces dejamos que la comodidad nos impida alcanzar nuestras metas?

La risa puede ser una excelente medicina, pero la reflexión es la receta para el cambio. Así que, mientras disfrutamos de nuestro café en la tranquilidad de la mañana, recordemos que cada corredor mañanero es un recordatorio de que, a veces, el camino menos transitado (o corrido) puede llevar a los resultados más sorprendentes.

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Así que finalmente, aunque pueda parecer absurdo, la disciplina y la determinación de estos corredores matutinos son encomiables. Tal vez, en su esfuerzo por huir de la monotonía, están encontrando un sentido más profundo de conexión consigo mismos y con el mundo que los rodea.

¿Quién sabe? Tal vez, algún día, me encuentren trotando en las oscuras calles por la madrugada, con unas licras brillantes y una sonrisa sarcástica en el rostro. No es cierto, le aclaro de una vez, si me ven corriendo, córrale también, o es un incendio, un terremoto o un apocalipsis zombi, pero jamás me va a ver corriendo por mi propia voluntad.

Lo que sí es cierto es que debemos aplaudir la valentía y el compromiso de estas personas. Porque, al final del día (o al principio de él), la vida es un maratón, y cada uno de nosotros elige cómo quiere correrlo. Pero al fin y al cabo, esta es solamente mi siempre y nunca jamás humilde opinión. Y usted... ¿qué opina?

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