¿Adiós a la buena música?

Quiero que amarres tu perro / que no me vaya a morder / esta noche voy contigo / tu viejo te quiere ver / deja la ventana abierta / pa’ que me pueda meter.
Nunca he estado de acuerdo con aquellos que afirman que todo tiempo pasado fue mejor. Ahora hay quien dice que los jóvenes no tienen valores, que no se conoce el respeto y que viven inmersos en terribles vicios. Es cierto que en la actualidad hay mariguanos, delincuentes y pervertidos sexuales, pero personas así existen desde que mi tatatatatatatatatatatatatarabuelo todavía no nacía.
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Muchas cosas han cambiado y qué bueno. Ahora los jóvenes tienen algunas costumbres que en otros tiempos hubieran sido escandalosas. Tutean a sus padres y no son reprendidos por ellos. Bromean y a cambio reciben su cariño.
Ahora el papel del sexo femenino dentro de la sociedad es muy distinto y qué bueno que así sea. Antes las oportunidades para las mujeres eran muy reducidas: o eran enfermeras, maestras o secretarias comerciales. No había destacadas empresarias, licenciadas, doctoras, taxistas, policías, ni mucho menos presidentas.
Yo nací en la era de la información. Crecí en una casa con televisión a control remoto en donde veíamos canales de los lugares más remotos del mundo; siendo niño conocí lo que era una computadora y más tarde perdía horas navegando en la web.
Doy gracias a Dios por haber nacido en este tiempo, en el que cada vez más me siento como se sentía mi papá ante la llegada de una nueva tecnología. Soy completamente feliz en este mundo loco, en este mundo de contrastes, en este mundo repleto de nuevos adelantos, en este mundo donde todavía sufrimos por el actuar de gobernantes anacrónicos como López Obrador o Trump.
No creo que en otra época hubiese sido más dichoso, sin embargo, estoy convencido que en un aspecto los tiempos pasados sí eran mejores: en el de las composiciones musicales.
Esta noche cena Pancho / no te la vas a acabar / ya se me cuecen las habas / en tus brazos quiero estar / te dejaré relinchando / te lo voy a demostrar.
Antes las letras de las canciones eran verdaderos poemas. Ahora pocos se fijan en lo que dicen, pues el ritmo y la melodía dominan sobre lo demás. Al morir Armando Manzanero, murió quizás uno de los últimos compositores de canciones bellas.
Hace 35 años Luis Miguel tuvo el acierto de grabar un disco con boleros. Dicha grabación fue todo un éxito e impuso récord de ventas. ¿Pero a qué se debió ese éxito? La respuesta es muy sencilla: a la bella letra de las canciones. Recuerdo que muchos amigos míos estaban convencidos que esa era música nueva y hasta se reían cuando les decía que Los Panchos habían interpretado algunos de los boleros incluidos en el álbum “Romances”.
Gran parte de las canciones actuales son desechables, sobre todo de cantautores como Bad Bunny, Peso Pluma, Maluma o Karol G. La música de antes tenía la enorme virtud de ser inmortal. La de ahora raya más bien en lo inmoral.
De toditas mis viejas / tú serás la mera buena / si tu marido se enoja / yo te quitaré las penas / conmigo andarás descalza / pero con la panza llena.
Es triste la situación actual de la composición musical. Antes una canción era suficiente para embriagar a quien la escuchara con un desfile interminable de sonidos agradables y bellas frases. Ahora una canción es un desfile interminable de disonancias y de palabras que degradan al espíritu humano.
Lo que usted leyó en letra cursiva, son algunas estrofas de la canción “El perro de tu marido”, grabada por Los Huracanes del Norte hace años. Es triste, pero esa canción la escuchó mucho más gente de la que pueda escuchar ahora la música de Agustín Lara o de María Grever.
Escribo este artículo profundamente encabritado por el premio Oscar a la mejor canción original que la Academia le otorgó a los compositores de “El Mal”, uno de los temas principales de la cinta “Emilia Pérez”. Y digo que estoy contrariado porque los compositores son dos franceses que no hablan español, que no conocen la situación real de nuestro país, además de que no existe ni verso ni rima atractivos. Dicho premio no augura nada positivo en el panorama musical a nivel mundial cuando se reproducen canciones como “El perro de tu marido”, o se premia a musicales como “Emilia Pérez”.
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