Adiós al cubrebocas, ¿adiós a la pandemia?
COMPARTIR
Un elemento omnipresente en nuestra realidad cotidiana ha sido, durante los últimos dos años y medio, el cubrebocas, un aditamento que, de acuerdo con múltiples voces expertas, se convirtió por largo tiempo en uno de los mecanismos más eficaces para evitar contagios y muertes a raíz de la pandemia provocada por el SARS-CoV-2.
Hasta ayer, cuando en Coahuila se determinó que su uso ya no será obligatorio sino opcional, incluso en lugares cerrados, aunque persistirán algunas excepciones como los casos de personas que padezcan infecciones respiratorias, pacientes que reciban tratamiento inmunosupresor y todos los mayores de 60 años cuando asistan a sitios cerrados y mal ventilados.
También se exceptúan de la medida las personas que no hayan recibido la vacuna contra la COVID-19 o no estén completamente vacunados, así como los trabajadores de la salud durante la atención de los pacientes y en asilos.
En los espacios de trabajo, de acuerdo con lo informado ayer, las empresas estarán en libertad de definir si mantienen el uso de las mascarillas en sus instalaciones o no.
La decisión, como ha ocurrido en muchos otros lugares del mundo, se ha tomado debido a que, de acuerdo con todos los datos epidemiológicos, la incidencia de casos ha mantenido una tendencia descendente. Por otra parte, al menos hasta ahora, los casos de infección han demostrado que, entre personas vacunadas, los síntomas que provoca la enfermedad son leves.
¿Significa esto que la pandemia ha terminado? La Organización Mundial de la Salud ha señalado en los últimos días que “nunca ha estado más cerca el fin de la pandemia” como ahora, pero se ha reservado la emisión de un anuncio como el realizado por el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, el fin de semana anterior, en el prestigiado programa televisivo 60 Minutos.
Algunas voces plantean también que antes de realizar la declaratoria del fin de la pandemia convendría quizá esperar que pase el invierno cuando el clima podría favorecer un nuevo brote de contagios u otras variantes del virus pudieran aparecer en el horizonte.
Parece claro, sin embargo, que el inmenso número de personas que ya se han vacunado apoyará por fin el surgimiento de la denominada “inmunidad de rebaño” y, tal como ocurrió con la pandemia de la denominada “influenza española” el siglo pasado, nuestra especie logrará pasar a la etapa en la cual convivamos normalmente con este virus.
Conviene, desde luego, no olvidar que los virus causantes de enfermedades respiratorias han sido, históricamente, el gran
verdugo de la humanidad y por ello es necesario aquilatar las lecciones −dolorosas− que nos ha dejado este largo y traumático
episodio.
En este sentido, vale la pena tener claro que el cubrebocas, aun cuando ya no sea obligatorio, debe considerarse siempre un aliado sumamente útil en la tarea de proteger la salud colectiva, un compromiso que todos debemos asumir en forma permanente.