Agenda saturada (9)
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No hay tregua ni reposo. Ha pasado Semana Santa, días de recogimiento, oración y reposo; días de ayuno, contemplación y rezar diario nuestro pequeño breviario. Días en teoría y sólo en teoría, para estar en familia y actualizar charla y personajes. No más. Eso fue en tiempos pretéritos (apenas años atrás); lo de hoy, lo de esta Semana Santa ha sido el mismo retrato diario de los últimos años: la brutalidad de los humanos, la sevicia, actos bestiales cometidos en contra de féminas (lo peor, niños y niñas y no, ya no nos asustamos con ello), violencia sin fin, robo, rapiña, caravanas de migrantes, hambre en la calle (la carestía de la vida debido a eso llamado inflación), todo esto aderezado con dos factores más: la tozudez de Andrés Manuel López Obrador y sus múltiples distractores (conferencias “mañaneras” les dice), y claro, la pandemia del virus chino la cual no, no se va.
La agenda está más saturada que nunca. En lo personal y se lo digo con todas las letras: estoy cansado. Tal vez el término adecuado sea el fastidio. La temporada de invierno no me supo a nada. Fue apenas un soplo de aliento un tanto fresco en la ventana, pero nada más. Nunca del todo se fue el demencial calor, hoy ha vuelto de nuevo renovado: muerte por fuego. Y con el calor han llegado de nuevo los bichos. Marabunta, plagas de ellos, celajes de agrio viento el cual “alza nubes de insectos muertos”. Enmiendo la plana de Alfonsina Storni: muertos y vivos. Más vivos que nunca los malditos.
Abomino del calor, los bichos y el sudor escurriendo en mis brazos y rostro. No puedo concentrar en lo mío: escribir y leer. Con el calor demencial de más de 34 grados diarios, nadie puede pensar. Hace falta el otoño e inviernos rudos, ese “tiempo sombrío” el cual pone el “corazón a soñar”, según versos de Jaime Sabines. Y ese otoño e invierno ya seco en el calendario, a mí en lo personal me hace harta falta. Como en aquel viejo chiste norteño, el cual lo mismo aplica en Monclova, Piedras Negras, Torreón o Monterrey: llega a dichas ciudades un foráneo. Éste al estar agobiado por el demencial calor, pregunta a un nativo: ¿oiga, y aquí cuando llegan las otras estaciones del año, el cambio de clima? A lo cual le responde: “Mire mi amigo, aquí sólo hay dos estaciones: la del calor y la de autobuses.”
O el otro chiste el cual e igual, está a punto de retratarnos también a los saltillenses: llega un ciudadano al infierno, el cual por sus méritos sobre la tierra, fue aceptado de inmediato. Pero, éste se paseaba de un lado a otro, de un fuego a otro, de fogata en fogata con los brazos sobre su pecho y frotándose para entrar en calor.
Cuando Belcebú lo ve así de apurado le dice: “ora tú, de dónde eres, porque al parecer tienes frío hijo”. A lo cual el ciudadano le espeta: “Era de Torreón, era lagunero”. Belcebú, riéndose a carcajada abierta grita a sus vasallos: “Jaja, tráiganle a éste lagunero una cobija para que se caliente...” Regiomontanos o laguneros a 25 grados por lo general dicen hace “fresco” y tienen frío. Así las cosas. Cuando el clima demencial aprieta, no queda ni hay tiempo para reflexionar, sólo para “tomar una cerveza a la hora del calor”, nos dice Jaime Sabines. El poeta sabe de lo que hablaba: era de Chiapas.
Esquina-bajan
Punto uno: me siguen llegando muchos ecos, preguntas y comentarios sobre la saga de textos de los “7 Pecados Capitales” pergeñados en este espacio de VANGUARDIA por su servidor. Gracias por todos sus envíos. Lo mismo Carlos Alberto Arredondo, Gerardo Blanco Guerra, Javier Salinas o el maestro Antonio de Galicia y Rivera, me recordaron un buen libro de Fernando Savater titulado así mismo: “Los siete Pecados Capitales”. Les contestaba que tenía la ficha, pero no el libro; es decir, era un libro por comprar y leer. Un proyecto de vida en mi vida.
Punto dos: pues no señores. Sí lo tengo, lo encontré apilado bajo otros libros. Pero, su lomo estaba invertido, por lo cual sólo veía sus hojas, no el título del volumen. Justo cuando mandé para su edición los últimos dos pecados, fue cuando lo encontré y claro, lo leí en dos días. 160 páginas de buenas ideas y buena prosa del maestro Savater. Por cierto, este proyecto de libro primero fue una serie de televisión, o un programa largo. Imagino debe de estar disponible en Internet. Si usted quiere buscarlo ojalá lo encuentre. Yo leí el libro y me ha gustado enormidades. Aquí lo glosaremos.
Punto tres: la agenda está saturada de todos los temas posibles. Hay de todo y para todos. Tomamos un día cualquiera: martes 19 de abril. Se anuncia la llegada de una empresa china a Derramadero. Invertirá por el orden de los 12 millones de dólares en su inicio. Dará empleo directo a alrededor de 600 personas. Es decir: a saturar la vía de acceso y congestionar el ya de por sí congestionado sur de la ciudad (más de 2 mil 374 unidades de transporte de personal los cuales dejan su secuela de contaminación).
Punto cuatro: ¿a quiénes van a dar empleos? ¿A coahuilenses? Claro que no. Van a llegar, como todos los días, oleadas de tabasqueños, oaxaqueños, poblanos, tlaxcaltecas... El problema es que los políticos no leen. Es aquella vieja tesis de los especialistas del MIT en el libro “Los límites del crecimiento” La Región Sureste (Saltillo a la cabeza) ya no puede ni debe crecer. Lo que se busca o debería de tenerse es eso llamado calidad de vida.
Letras minúsculas
Asignatura pendiente en el gobierno del lagunero Miguel Ángel Riquelme.