Alto al exceso de velocidad en Saltillo
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Un dato interesante que ofrece la revista de Relatos e Historias en México, en su edición de enero de este año, señala que hacia mediados del siglo 19 París tenía una población de poco más de 800 mil habitantes.
Un número muy próximo al que actualmente tenemos en Saltillo, contando con 879 mil 958 habitantes hasta el año 2020.
Los problemas de esta capital de Coahuila y su zona conurbada se multiplicaron en todos los órdenes, sobre todo en los últimos años, al verse también el crecimiento de su población, el incremento del parque vehicular y todo lo que de ello deriva.
Problemas de orden social, temas de salud, de desempleo, de inseguridad, propiciados por un crecimiento que a partir de ciertos momentos de su historia se empezó a volver incontrolable. De las casas que se acercaron demasiado a la sierra, de pronto fueron sus habitantes los que señalaban la presencia de osos en sus nuevas áreas. Cómo no, si era el hábitat natural de los osos negros que transitaban de manera natural por sus zonas.
Los voraces incendios que han terminado con extensas zonas de bosque son también producto de una falta de previsión, de cuidado, de protección de esos lugares que indolentes, irresponsables, criminales y visitantes se apropiaron de ellos. Se ha hecho necesaria la participación de brigadas de ciudadanos para ayudar a las autoridades a apagar los fuegos y de una mayor insistencia en el cuidado de nuestras sierras y bosques, áreas naturales que surten de agua a la población.
El crecimiento descomunal −los permisos de los sucesivos ayuntamientos de la capital, de los municipios y de la federación− ha hecho que las sierras hayan sido horadadas para dar lugar a zonas residenciales que también vinieron a constituirse como parte del paisaje urbano.
Crecimiento desmedido que también se extendió al número de vehículos circulando por la ciudad. Camiones de transporte cuyos conductores consideran que circulan en vías sin autos a la vista y lo hacen a violentas y criminales velocidades.
Nuestro periódico Vanguardia da noticia de que, en promedio, cada día en lo que va de este año 2023 se han suscitado tres accidentes automovilísticos. Una responsabilidad que debiera ser compartida, entre las autoridades y los ciudadanos, y que no se está cumpliendo efectivamente a cabalidad.
Circulo cada día el Periférico Luis Echeverría, y dependiendo de la hora, unos minutos de diferencia, hacen que muchísimos automovilistas incrementen a más de 70 kilómetros por hora la velocidad con que manejan. A mucho más del límite permitido.
Adicionalmente a esto, zonas donde se acumula el agua, exista o no lluvia, como en áreas de pasos viales deprimidos, propician accidentes que si no llegan a ser mortales es porque muchos de quienes por ahí transitan ya se la saben que está en esas condiciones.
Una ciudad capital como esta que habitamos merece una mejor educación vial, que no la hay porque no ha habido la voluntad suficiente, y el valor suficiente, para enfrentar a los automovilistas que se molestan porque se les va a aplicar una multa al excederse en velocidad, y a los concesionarios de transporte público y dueños de camiones de Transporte privado de personal.
Aquí, las acciones en materia de tráfico mayormente tienen lugar cuando los accidentes ya han ocurrido. La prevención y vigilancia siguen sin ser trabajadas. A ver hasta cuándo.
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