Las elecciones presidenciales del próximo domingo en Argentina se convirtieron en una extensión de la lucha ideológica mexicana. Los expresidentes Felipe Calderón y Vicente Fox suscribieron un desplegado junto con exmandatarios conservadores de América Latina y España en apoyo a Javier Milei, el polémico candidato libertario de extrema derecha que está desafiando al oficialismo. Su apoyo fue un manjar para el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien los criticó por el respaldo a quien llamó “un facho”, una forma coloquial de llamar al fascismo. Pero la división ideológica de los presidentes mexicanos no se detiene ahí, por lo que toca, al menos, a López Obrador. Su injerencia en Argentina va mucho más allá de las palabras.
En agosto pasado, luego de que en las primarias Milei obtuvo 30.1 por ciento de los votos, separándose por casi 10 puntos de Sergio Massa, el candidato oficialista y ministro de Economía, López Obrador se preocupó de que en las elecciones presidenciales el movimiento peronista tuviera que abandonar la Casa Rosada. Por ello, trascendió en fuentes del Gobierno, una emisaria viajó a Buenos Aires para hablar con el presidente argentino Alberto Fernández, a quien le llevó la propuesta de enviar recursos y aportar asesoría política para que Massa derrotara a Milei, que en ese momento, al sumar los votos del resto de los candidatos de oposición, parecía muy difícil.
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La discusión en Palacio Nacional fue sobre quién sería el enlace con el gobierno de Fernández y, por tanto, con la campaña de Massa. La decisión del Presidente fue que su hijo José Ramón López fuera el responsable de esta operación secreta del Gobierno mexicano. Se desconoce el alcance de la operación política que se realizó y quiénes fueron los que la llevaron a cabo, así como tampoco se sabe el monto de los recursos enviados a Argentina.
López Obrador tiene con el presidente Fernández una relación única, fuera de Cuba, en América Latina. No sólo ha sido fraterna, sino que el mexicano ha invertido capital político propio para ayudarle al argentino. En su primera reunión presencial con el presidente Joe Biden en la Casa Blanca en noviembre de 2021, comentaron con sorpresa en aquel momento funcionarios estadounidense, López Obrador invirtió una tercera parte del tiempo de la reunión para abogar por Fernández y pedirle a su par que recibiera al argentino. Y en junio dijo que firmaría una carta para Biden, junto con otros presidentes latinoamericanos, para pedirle que ayudara a Argentina a salir de la crisis financiera que vive.
López Obrador ve reflejado en Argentina problemas superados por México. Parte de su discurso recurrente es contra el Fondo Monetario Internacional (FMI), al que acusa, junto con Estados Unidos, de ser causante director de la crisis. “El Fondo Monetario autorizó por consigna de políticos de Estados Unidos créditos que de antemano sabía que no se iban a poder pagar”, ha dicho. Los expertos tienen otros datos, y ubican la crisis en el manejo económico de Cristina Fernández de Kirchner cuando fue presidenta, acciones temerarias como dejar de pagar deuda, así como la falta de continuidad en la política económica y haber corrido un déficit fiscal el gobierno de Fernández, sin tener los recursos para compensarlo.
La victoriosa irrupción de Milei en las primarias fue atribuida a los jóvenes y a todos quienes estaban indignados por la situación económica del país, que históricamente ha sido uno de los más ricos en América Latina y que ahora tiene una pobreza de 40 por ciento −la pobreza extrema es de 18 por ciento−, una inflación de 142 por ciento en octubre, que esfuma los salarios, y una devaluación dramática frente al dólar.
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López Obrador reaccionó con una propuesta de rescate para Fernández, a fin de evitar la victoria del autoritario Milei que, en el pensamiento equivocado del mexicano, respondía al expresidente Mauricio Macri, que había sido apoyado por sus adversarios en México. Su pensamiento funcionaba con una especie de silogismo político, pero actuó en consecuencia.
No hay certeza de dónde salieron los recursos que se enviaron a Argentina, pero existe la sospecha en algunas altas esferas del Gobierno de que salieron del programa Jóvenes Construyendo el Futuro. Ese programa social fue administrado por la entonces secretaria de Trabajo, Luisa María Alcalde, cuya gestión tiene 29 denuncias ante la Secretaría de la Función Pública (SFP) por la cantidad de irregularidades. La Auditoría Superior de la Federación (ASF) encontró malos manejos por 170 millones de pesos, que incluyeron a beneficiarios que ya habían muerto, duplicidad de becas y funcionarios públicos dentro del padrón.
Alcalde fue nombrada en junio secretaria de Gobernación, unos dos meses antes de que ganara Milei las primarias, y ya se está trabajando en un plan para blindarla de sanciones administrativas o eventualmente acusaciones penales. La sospecha de que los recursos pudieron haber salido de la Secretaría del Trabajo no la señalarían directamente a ella −no coinciden los tiempos−, pero tampoco se descarta que el dinero sí saliera de Jóvenes Construyendo el Futuro, porque existe la presunción de que varios programas sociales están inflados para ir acumulando dinero político con fines electorales.
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La preocupación de que Massa pierda la elección es compartida por varios sectores a partir de los datos de las encuestas. Un agregador de 10 encuestas elaborado por el periódico bonaerense La Nación, dan a Milei ganador en seis de ellas, aunque en ninguna, incluidas las cuatro que gana Massa, dan el triunfo por más de cuatro puntos porcentuales, y todas muestran un porcentaje de indecisos de un dígito. Las encuestas, sin embargo, no alcanzaron a medir el debate presidencial del domingo pasado, donde, según narró Pablo Hiriart, enviado de El Financiero, Milei naufragó al mostrarse como un adversario que no pudo mencionar el principal problema de los argentinos, la inflación −pese a ser economista−, contra Massa, que se vio como un político preparado, paternal y tolerante.
López Obrador no se ha referido a Massa en ningún momento, ni tampoco ha apelado al voto argentino por el peronismo. Aunque ha interferido en el proceso electoral en la arena pública, se contiene. Secretamente, sin embargo, se metió con todo, de manera personal.
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