¿Anular la elección judicial?

En los próximos días y semanas, la presidenta Claudia Sheinbaum enfrentará presiones diversas para alentar la anulación de la elección judicial de este domingo, las más cuestionadas en las últimas tres décadas que marcan el breve camino que México ha recorrido a fin de fortalecer su democracia.

Las razones legales para una anulación abundarían: abrumadoras violaciones a la normatividad electoral; intrusión de partidos y facciones políticas de toda especie; candidaturas inelegibles o ligadas al crimen organizado...

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Echar mano de las razones geopolíticas evitaría una ruptura con nuestros principales aliados. Las de política interna podrían aconsejar a la Presidenta no entregar el Poder Judicial y su rama electoral a facciones de la 4T contrapuestas a ella. Evitar un manotazo, incluso en esta hora, haría recordar el principio de que el poder, cuando no se usa, se puede volcar en contra de quien lo ostenta.

“He decidido no pelearme con Andrés por ninguna de sus reformas”, confió Sheinbaum Pardo a varios de sus colaboradores cercanos tras ser electa en junio de 2024, y también cuando en septiembre siguiente el expresidente López Obrador usó el último mes en el cargo para imponerle al Congreso aprobar su “Plan C”, que en materia del Poder Judicial supuso una revancha personal contra ministros, magistrados y jueces federales que obstaculizaron varios de sus programas más controvertidos.

Sin embargo, desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, hace menos de cinco meses, todos los escenarios se trastornaron, no sólo para la administración Sheinbaum, sino para el bloque gobernante −la llamada 4T−, por la creciente debilidad económica, el reordenamiento mundial y la volátil interlocución con el presidente norteamericano.

¿Cuál será la agenda que porte el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, cuando visite “en las próximas semanas” México, como lo anunció recientemente? Son escasísimos los antecedentes históricos de la presencia aquí de un funcionario de ese rango. ¿Vendrá para tomarse fotografías o para arrancar compromisos? ¿Cómo cuáles?

Es probable que Rubio ponga sobre la mesa el tema de la revocación de visas a figuras clave de la 4T, que se prevé se multiplique en las próximas semanas. Hay noticias extraoficiales de que ya ocurrió con los hijos de dos gobernadores morenistas norteños. Y una lista cada vez más validada incluye a altos funcionarios de Nayarit, Colima, Michoacán, San Luis Potosí, Morelos, Tabasco y Quintana Roo. Consecuentes causas en su contra tendrían el potencial de dinamitar al oficialismo.

Diarios globales que recogen voces de élites internacionales coincidieron apenas la última semana en criticar la reforma judicial como una ruta hacia la regresión autoritaria y la corrupción, que aislará a México de un mundo con el que guarda enorme dependencia en materia de inversiones, comercio y en la búsqueda de un espacio en la recomposición planetaria. Tal fue el caso del londinense Financial Times, por lo que toca a Europa, y The Washington Post, hoy más que nunca cercano a la Casa Blanca.

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¿Cómo reaccionará el mundo al anunciarse que la presidenta de la Corte será, por ejemplo, Lenia Batres, con mediocre formación en leyes, cuya nula experiencia judicial es la mofa de sus actuales compañeros ministros, e incapaz incluso de armar un equipo de colaboradores profesionales?

El frente interno presenta retos igual de enormes no sólo en lo económico, sino en el político. Está a la vista la ambición de actores clave de la propia 4T que le disputan ya espacios a Palacio rumbo a la sucesión de 2030, lo que incluye a Andrés Jr. López Beltrán, ahora en control de Morena; a Ricardo Monreal, líder parlamentario en la Cámara de Diputados, e incluso a Marcelo Ebrard, empoderado por una doble negociación con el equipo Trump: en lo comercial y en lo diplomático, ante la difuminación del canciller formal, Juan Ramón de la Fuente.