Blindaje económico
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La historia económica mundial nos proporciona ejemplos fascinantes de cómo el mundo fue capaz de salir avante ante circunstancias adversas y adaptarse a contracorriente.
Las lecciones que nos deja la historia de la primera mitad del siglo 20 son realmente asombrosas cuando dimensionamos cómo el mundo tuvo que hacer frente a dos guerras mundiales; la peor crisis económica y financiera que hasta ese entonces se había visto, así como a la epidemia de la gripe española de 1918.
Guardando toda proporción, los últimos 10 años hemos atravesado por una serie de situaciones que han puesto a la economía mundial de cabeza, aderezadas con otros sucesos que, hacia el interior de algunos países, se han encargado de hacer más agudos sus propios gobernantes.
Primero, la retórica proteccionista de Donald Trump, que colocó en un impasse a las negociaciones y acuerdos comerciales mundiales y regionales; luego, la pandemia que derivó en una crisis económica sin precedentes, para luego seguir con conflictos geopolíticos y militares de orden global, que agravaron las dificultades en las cadenas de suministro, poniendo en severo riesgo la estabilidad de la economía mundial.
No obstante, hemos podido percibir claramente que, si bien es cierto, dichos shocks se han materializado en la economía mexicana, de ninguna forma han sido tan letales como lo fueron en otros momentos de crisis económicas. Cierto que estos últimos 10 años han sido complicados, pero la economía nacional ha sabido sortear los golpes.
Es justo reconocer y hacer evidente el éxito de cuatro blindajes institucionales que han sido claves en este proceso y dejar claro cuáles si son obra de la actual administración y cuáles no lo son, incluso a pesar de que el propio Gobierno hace todo tipo de esfuerzos por dinamitarlos.
Primero. La autonomía del Banco de México, que asegura un manejo profesional e independiente en la política monetaria, consiguiendo así un efectivo control de la inflación y la salud del sistema bancario. Esto es un éxito conseguido desde años atrás.
Segundo. El régimen flexible de tipo de cambio que funge como un estabilizador automático en los mercados financieros y en la economía real y que amortigua los impactos de los shocks económicos. Este punto tiene que ver directamente con el papel del Banco de México.
Tercero. El marco institucional del T-MEC -antes TLCAN-, que además de dar salida a las exportaciones nacionales, provee un marco normativo que brinda confianza a los inversionistas y empresas extranjeras... a pesar de que el gobierno se encargue justamente de lo contrario.
Cuarto. La postura conservadora en términos fiscales en el manejo de la deuda pública, la cual si bien es cierto es algo que ya venía de gobiernos anteriores, sí es justo reconocerle a esta administración que ha respetado esta tradición.
Este es el blindaje institucional que ha funcionado con éxito. Veamos qué tanto aguantará para lo que viene.
Economista y catedrático de la Facultad de Economía de la UAdeC