Block de Notas (90): Un fin de año apocalíptico
En este fin de año hay una coincidencia: el rojo de las esferas y el rojo sangre, el cual tiñe las calles y avenidas de todo México bajo la égida de los del partido guinda llamado Morena
Hay fines de año como este –y como siempre–, raros, calamitosos, apocalípticos. No todo es terciopelo, regalos en el árbol navideño y buenos deseos. En este fin de año hay una coincidencia: el rojo de las esferas y el rojo sangre, el cual tiñe las calles y avenidas de todo México bajo la égida de los del partido guinda llamado Morena, de su presidenta (es un decir) Claudia Sheinbaum y de su aún padrino Andrés Manuel López Obrador.
¿No debería estar hablando este escritor de las bondades de la llamada “mejor época del año”? No. Lo anterior se lo dejo a la prensa de espectáculos y del corazón. Damas y caballeros del jurado, lo siento mucho, pero quien esto escribe no puede andar reseñando abúlicos partidos de fútbol mexicano en esta columna, rumbo al Mundial, el cual y en corto tiempo va a distraer a todo mundo.
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Su servidor no puede volverse “especialista” en la franja de Gaza o la guerra fratricida en Ucrania, mientras en México arden las calles y los ajusticiamientos, y la violencia es un pan cotidiano, el cual se sirve frío y en un plato caliente. No, señores. En cristiano es lo siguiente: este escritor, como siempre, va a seguir dejando en letra de molde aquello lo cual se cuenta, se sabe, se parla y se intercambia como charla en la cafetería y en la fila de las tortillas.
No poca cosa a estas alturas de la vida cuando los celulares son inteligentes y los humanos dejaron de serlo. Callarse equivale a ceder terreno al crimen organizado, callarse equivale a sembrar un clima de terror y miedo solapado, el cual a nadie conviene. Pero, advierto, tampoco este escritor es juez ni verdugo. No voy a juzgar, como siempre, a los protagonistas ni mucho menos voy a señalar culpables; esa es labor de un juez o de un fiscal de la justicia mexicana.
Quien esto escribe sólo presentará los hechos, los cuales he investigado lo más posible, pidiendo aquí y allá los soportes documentales de cada caso, por lo demás, insisto, son del dominio público. Pero no deja de ser “curioso”, por decirlo como eufemismo: nos hemos vuelto ciegos, sordos y mudos ante lo visible, el terror visible, el cual toca la puerta a diario.
Este “Block de Notas”, dentro de “Contraesquina” y dentro de VANGUARDIA, ha sido de su agrado y acento por un motivo: usted lo ha nutrido con sus comentarios y apostillas. Siempre. Y hoy, justo hoy, se cumplen 90 entregas. Ya fin de año. Por lo cual he tomado una decisión, por lo pronto damos fin y mate a esa saga de textos, es decir, como aviso parroquial, a partir del próximo lunes estaré abordando de manera particular esa retorcida manera de ejercer la política a nivel federal. También abordaré la política comarcana y vecinal, sin olvidarnos de algo, lo verdaderamente fuerte y saludable: la cultura en general.
Nota 1: Los textos irán titulados, etiquetados y en su nombre usted ya sabrá los temas a tratar. Pero vaya, ¡caray!, todo aprieta en la vida de hoy. No hay paz, tranquilidad ni día vacío. Es justo lo contrario. Estamos abrumados por lo políticamente correcto y todo es materia inflamable. Se ha recrudecido, como ejemplo, eso llamado “equidad de género”, “paridad” y respeto a la “diferencia de sexos”. Ya no hay ellas y ellos, ahora es “elles”, ignoro su significado, pero así se autonombran estos neoentes humanos.
ESQUINA-BAJAN
Nota 2: Un rápido ejemplo al respecto; empiezo por lo primero o por el principio, para decirlo con Lewis Carroll. En mi época a las sirvientas se les decía así, sirvientas, o criadas. A las mujeres un tanto tiradas a ser varones se les decía o motejaba como “mujerunjos”, “tortillas”, “desviadas”, “marimachos” o, lo aceptado, lesbianas. Así de sencillo. Pero hoy el lenguaje hiere y duele... no así los decapitados a puños, los ajusticiados y las masacres cotidianas en este México de Morena.
Nota 3: Hay un texto (hay innumerables textos de la literatura universal) que merece ser quemado por las mujeres agrupadas bajo el lacónico y fiero “8M”, el cual ya se acerca en el calendario, ¡puf! El cuento se llama precisamente “Las Criadas”. Es del gran guatemalteco avecindado en México Augusto Monterroso. ¿Aún vive o está unido a la eternidad?
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Nota 4: Es un texto milimétrico, como todos los salidos de su pluma, y hace gala de una crítica y reflexión profunda y sardónica sobre esas mujeres empleadas en casa (al parecer hoy es necesario decirles “empleadas domésticas”), las criadas. Su genial texto inicia: “Amo a las sirvientas por irreales, porque se van, porque nos les gusta obedecer, porque encarnan los últimos vestigios del trabajo libre y la contratación voluntaria y no tienen seguro ni prestaciones...”.
Nota 5: Hay algo bueno en lo anterior: las mujeres no leen. Bueno, hoy ya nadie lee, sólo ven TikTok, y no es necesario ya ejercer algo antiguo llamado lectura. Un placer activo. Hoy el mal es uno sólo: la ignorancia. El mal ya no está afuera, sino adentro de nosotros. Como decía Baruch Spinoza en su “Ética”: el mal es el veneno, el cual tiene cada uno de nosotros en su cuerpo. Hoy las palabras duelen y hieren, y a uno lo pueden juzgar por ellas. Pero a nadie interesan... los 956 homicidios dolosos en Michoacán (en manos de criminales el 80 por ciento de su territorio), cifras de enero a octubre. Y a nadie interesan los 20 feminicidios en ese Estado gobernado por Morena.
LETRAS MINÚSCULAS
Este ya no es mi mundo. Así de sencillo. Y nada complicado.