Camorra estudiantil de Alfonso Yáñez ‘Charreola’ en la UAdeC
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Camorra significa mafia, disputa, bronca, pendencia, riña, trifulca, pelotera, zipizape. Y “Charreola” es la deformación de la palabra charro que en política se emplea como adjetivo despectivo del líder venal, traicionero y corrupto. Ambas ideas son parte de una burda intentona de trastocar el ámbito universitario y socavar la autoridad del nuevo rector de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC), Octavio Pimentel Martínez. Asimismo desafiar y “calar” al gobernador Manolo Jiménez Salinas por parte de un resentido mediocre que aspira a malevo y que lo único que está logrando es envilecer la vida estudiantil.
¿Mediocre que aspira a malevo? Claro, ese es Alfonso Yáñez Arreola que pretende jugar al Maquiavelo. Pero es obvio que no tiene capacidad para lo grande, ni siquiera en la maldad, porque el sabotaje que intentó en la elección del actual rector no fue más que una burda traición. Un incidente menor con el que “Charreola” quiso imitar ese gran golpe de mediados del siglo pasado conocido como el “Charrazo”, con el que Jesús Díaz de León traicionó, mediante una denuncia penal −como en este caso− a Valentín Campa, un verdadero líder que acabó preso en Lecumberri.
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Pero siempre hay Judas que no saben colgarse y ese es el caso que nos ocupa con el pequeño berrinche de un ególatra rodeado de lambiscones, de los efebos que lleva a los desayunaderos para manipularlos a su antojo y una de sarta de ganapanes de la educación, lepra de Jurisprudencia que encabeza un matrimonio nefasto, delictivo, parásitos chupatintas que quisieron manipular la denuncia penal para dañar un proyecto, para presionar por más prebendas, para desafiar la paz que en Coahuila mantiene el gobernador Manolo Jiménez Salinas.
Charreola es quinta columna de la Cuarta Transformación al interior de la UAdeC. Un desafío al Gobierno de Coahuila. No se trata de un movimiento estudiantil, sino de la ambición desmedida de don Poncho, arriesgando a la Universidad para que la 4T la lleve al peor momento de la UNAM, semillero de los Batres, Imaz, Sheinbaum, Ordorika, Gatell, Carrasco y otros obradoristas que trocaron a este país en un baño de sangre.
Cuando la camorra se enquista en una Universidad ya no hay modo de extirparla. El mejor ejemplo de ello es el colectivo de fósiles malandros que por más de veinte años han vivido hacinados en bartolinas dentro del Auditorio Justo Sierra de la UNAM. Recinto que ahora se llama “Che Guevara” y donde proliferan drogas, fritangas y cochambre. Convulsión de asco en la facultad de Filosofía. Una sensación de náusea que precede al vómito. Y eso es lo que pretenden Yáñez Charreola y su camorra dentro de la UAdeC.
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Si la camorra estudiantil quiere una buena causa para protestar, que lean la convocatoria para elegir a la mesa directiva de la sociedad de alumnos en Jurisprudencia. Este columnista que no es abogado ni sabe de leyes ya detectó el capricho de Charreola en dicha invitación: en el primer requisito hay una ambigüedad que puede ser excluyente. El Cuarto requisito dice que no pude ser presidente ningún alumno de primero a cuarto semestre.
El quinto estipula que no puede ser vicepresidente ningún alumno de primero a tercer semestre. Con dichos candados y trampas mejor paramos aquí. Asimismo, las feministas de una facultad donde el 62 por ciento son mujeres y 38 por ciento son hombres, podrán protestar el lenguaje excluyente. Vamos a ver si Charreola no vuelve a echar abajo esta elección.