Celebremos la vida en Navidad
Estoy en el segundo piso de un hospital, mi hermano con discapacidad se cayó y no hay médicos que lo puedan operar, es víspera de la Navidad y mandamos amplios decretos para la salud de los enfermos.
Viendo la fecha te pones a pensar qué es lo verdadero y lo que legítimamente vale la pena. La salud, la bendita salud, en medio de pacientes de todo tipo reflexiono: agradecer siempre y desearles a todos una Feliz Navidad con salud; y ya con eso de lo demás nos encargamos nosotros. Celebremos la vida.
Ya estamos saboreando posadas, amigos, festejancias y uno que otro pide aún posada con los peregrinos y las velitas encendidas alrededor del pesebre y ¡ándale con los Santos Peregrinos! México, un país de tradiciones que se distingue por la buena mesa navideña. Cada región tiene sus saberes pero todo es una ceremonia alrededor de la mesa.
En CDMX cenábamos bacalao a la vizcaína, un platillo supremo que engrandece la unión de dos culturas. Claro, como buenos mexicanos, ya es un clásico de la cocina chilanga y a su servidora le queda como a los dioses aztecas con las barbas de Cortés.
Asimismo podríamos hablar de los romeritos en mole con camarón, este potaje único de los barrios urbanos. Romeritos porque se parece al romero, un quelite —del qué por cierto existe un libro de la UNAM de una gran investigación referente a estos seres verdes— lleno de magnesio y hierro que nace casi siempre cerca de donde hay agua. Lo perdí y ahora en la FIL lo conseguí en el stand de la Universidad por 65 varos. Un regalo sin duda.
Podrán criticar semejante batingo con nopales y papa galeana —que también ya casi no se ve , con eso de que ya la pintan, se les acabó la anilina, teniendo justamente cerca a Galeana, Nuevo León—. Ese revoltijo es una ricura. Ambos guisos hacen memorable el recalentado y si sumamos al pavoroso guajolote con relleno de carne, queda garantizada la juntada del día siguiente, con ese bolillo de los que llevaba Pedro Infante en su canasto en la película “Escuela de rateros”, pieza única, fina y distinguida, últimamente humillada por el inmonbrable panadero que osó decir que no tenemos cultura del pan. “Acá las tortas” como la película con Sara Garcia y Joaquin Pardave. Así las teleras, bolillos o birotes rellenos dan unidad, plática y buena mesa acompañada con una buena cerveza, clara de preferencia, una coronita bien “helodia” pues qué mejor.
Ahora bien, mi querido Saltillo, hablemos de algunas comiditas clásicas de esta temporada. Como el cabrito, qué importa si es asado, al pastor, al horno con finas hierbas o a la talla, así lo hace su servidora y ¿qué tiene?
Además de los tamales que generan este ritual alrededor de la mesa; las señoras se preparan desde días antes con la carne deshebrada en su chile colorado y que de ninguna forma le falte el comino. Como esos verdes de pollo con verdurita picada, únicos y que con un champurrado ¿quién te pegó este 24 de diciembre?
Y qué decir de la salsa de elote, un clásico. Ahora que si nos ponemos más guapos unos tamalitos de venado. Las carnes asadas que atraen a los renos y al hambriento Santa Claus.
El champurrado de nuez, la carnita asada, unos frijolitos cuartos, calientitos, con su buen cuerito y chiles en escabeche .
Podemos nombrar hoy en día un sin fin de platillos que enmarcan en cada ciudad las mesas navideñas. Tradiciones también muy universales como la ensalada de manzana versión “mexican curious”, unas con bombones, otras con uvas, otras con arándano y nuez y que no se acabe el gusto de combinar sabores. La pierna de cerdo adobada, el lomo relleno, el cuete mechado, chiles hojaldrados, también el caldo de almejas y cremas de diversos vegetales ponen la mesa de manteles llenos de Noche Buena.
Ahora bien, además del champurrado, el ponche, también está el vino y les dejo en la mesa unos cuantos vinos a elegir:
Guidova 30, un tinto de tres años de barrica y uno de guarda, además del Merlot mejor calificado de la Guía Peñin. Un lujo que vale la pena compartir y disfrutar.
Sol de Noche, de Bodegas del Viento, un clásico de esta bodega, digno de estar en las mesas navideñas. También Kurdo es una gran selección.
San Juan de la Vaquería, el vino de la casa de los saltillenses, un vino con historia, usted elija: verdejo, tinto o rosado .
Casa Madero, una variedad a su elección; desde sus grandes reservas, sus mono varietales y blends de distintas uvas. Un vino insignia de Coahuila para el mundo.
¡Cervezas! Vaya a La Huérfana, vale la pena elegir sus cervezas de invierno para tardes en familia y disfrutar la cena. Y para que no le dé frío sotoles como “La tradición de la familia”, con Dinosaurios y la Rosita Alvírez pioneros en Coahuila. El recluta el más premiado. También está Desierto Calavera y su mágica forma de transformación, aromas y pasión. Haciendo presencia siempre y Casa Sotol, pureza y finura, dentro la ciudad en una destiladora única, con un destilado muy apreciado y cristalino.
Hay más vinos, más cervezas, incluso Gin Tónic. Dessert Brew, Luna de Arteaga, Pibber y bueno, ¡que viva el talento local en esta Navidad”
De bodegas aún faltan muchas que nombrar y vinos qué mencionar como Hacienda Florida, Los Cedros, Parvada, Rivero Gonzálezy otras más.
Para cerrar esta nota ¿se le antoja un buñuelo? De viento o rodilla ¡qué maravilla! Con canela y piloncillo se nos calma el frío.
Gracias por este año maravilloso juntos, por compartir la mesa, los restaurantes, los sitios, las fondas, lo pequeño y lo grande, lo sublime y lo intenso.
¡Viva la cocina y Feliz Navidad!